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Cumbre Trump - Kim: expectación ante posibles avances

Wesley Rahn
27 de febrero de 2019

Donald Trump y el líder norcoreano, Kim Jong Un, se reúnen en Hanoi en un segundo encuentro con una agenda que incluye temas como desnuclearización, las sanciones y el posible fin de la guerra de Corea.

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Singapur Gipfel Kim Jong Un Donald Trump
Imagen: Reuters/J. Ernst

En Hanói está todo preparado para la cumbre entre Donald Trump y Kim Jong Un. Durante la reunión se espera que ambos discutan de temas como la desnuclearización de la península de Corea y el posible fin a la guerra de Corea. Tras la última cumbre de junio de 2018 en Singapur, se dieron algunos pasos, pero aparte de una declaración no vinculante para la desnuclearización, Corea del Norte no redujo su programa de armamento nuclear.

Los expertos coinciden en que la cumbre de Hanói debería servir para crear un marco de cara a futuras negociaciones, para que, finalmente, Estados Unidos reclame avances en esa desnuclearización. En ese sentido, las expectativas son altas y van más allá del valor simbólico de Singapur. "Las notas de la primera cumbre fueron buenas y ambos líderes consideraron que sería beneficioso organizar una segunda reunión”, dijo Scott A. Snyder, director del Programa de Políticas de Estados Unidos y Corea en el Consejo de Relaciones Exteriores de EE. UU.

Según Snyder, la mejora de las relaciones entre ambos líderes todavía no se ha traducido en acciones. "Trump se jacta de la química del liderazgo, pero eso no se ha reproducido a nivel institucional”, explicó a DW. Snyder considera que estas cumbres son efectivas para impulsar las negociaciones. A medida que estas avanzan, también está en juego la efectividad de las sanciones "máxima presión” de Trump. Con el tiempo, EE. UU. podría suavizarlas, mientras Corea del Norte sigue buscando formas para evitarlas, pero continuar con la presión de esa sanciones podría interferir en el proceso de distensión. Actualmente, dichas sanciones impiden las exportaciones norcoreanas y limitan cualquier tipo de cooperación económica internacional con el régimen de Pyongyang. Para levantarlas, Washington exige el fin del programa nuclear en Corea. 

Infografik North Korea's missile ranges

Expectativas más moderadas

Aunque las cumbres y el acercamiento entre las dos Coreas hayan sido un gran paso después de la retorica de "fuego y furia” de 2017 entre Pyongyang y Washington, las armas nucleares y el arsenal norcoreano continúan siendo una amenaza para EE.UU. y sus aliados regionales Corea del Sur y Japón. Estados Unidos exije con la comunidad internacional una "desnuclearización completa y verificable” para aliviar las sanciones, pero desde Pyongyang no se ven intenciones de deshacerse de sus armas 

"Esperar que Corea del Norte renuncie simple y rápidamente a su programa de armas en un contexto político de desconfianza como el actual no sería realista”, explicó Jenny Tow, editora de 38 North, sitio web de investigación y análisis sobre Corea del Norte. "Corea del Norte fue bastante firme a la hora de expresar la voluntad política de trabajar hacia la desnuclearización a medida que la relación con Estados Unidos vaya cambiando”, dijo a DW.  "Todas las negociaciones comienzan con este tipo de demandas máximas”, añadió: "Creo que en los últimos siete meses hubo una curva de aprendizaje sobre lo que no funcionará y lo que podría ser más efectivo”.

Diferencias en cuanto a desnuclearización

En la cumbre de Singapur se publicó una declaración conjunta que fue criticada por un lenguaje poco claro en los detalles. En ella, Kim Jong Un prometió un "compromiso inquebrantable” con la "desnuclearización total” de la península de Corea. Según Snyder, implementarla en las negociaciones sería difícil, pero el experto cree que la cumbre de Hanói podría ser una oportunidad para iniciar un proceso viable para las dos partes. Sin embargo, Snyder apunta a las diferencias entre Washington y Pyongyang sobre el significado de "desnuclearización”.

"Corea del Norte define la desnuclearización de una forma más amplia que EE.UU.”, explica a DW Kelsey Davenport, directora de política de no proliferación de la Asociación de Control de Armas de Washington. "Estados Unidos se enfoca en el desmantelamiento verificable de armas nucleares, misiles y medios de producción. Por su parte, Pyongyang se enfoca en eliminar la amenaza nuclear a su alrededor”, agregó. La máxima prioridad de Kim Jong Un es la seguridad de su régimen. "Sin embargo, la amenaza de un error de cálculo, que derivase en un conflicto o escalada entre EE.UU y Corea del Norte, es significativa”, concluyó.

Aunque el programa nuclear de Corea del Norte esté bajo el más estricto secreto, Pyongyang demostró repetidas vece que podía llegar con sus misiles a objetivos en Corea del Sur, Japón, Rusia y China. "Es difícil estimar el tamaño y alcance de su programa por el secreto y la incertidumbre que rodea las instalaciones”, dice la experta. La Asociación de Control de Armas estima que Corea de Norte cuenta con material suficiente como para armar 50 cabezas, aunque sería posible que solo haya conseguido ensamblar entre 10 y 20. "Ese numero seguirá creciendo si no hay compromiso verificable de Pyongyang de parar la producción”, explicó Davenport, que también abre la puerta a las dudas sobre su eficiacia: "Aunque esté probada la existencia de misiles de largo alcance, esos sistemas se han probado tan pocas veces que la fiabilidad y la precisión serían cuestionables”, añadió.

Durante el último año, Corea del Norte ofreció cerrar las instalaciones de pruebas de misiles y el Centro de Investigación Científica Nuclear de Yongbyon. Este centro cuenta con un reactor y una planta de plutonio, y está considerado como una de las piezas claves en la producción nuclear de Pyongyang. "Restablecer un régimen de inspectores en Yongbyon sería un buen primer paso. Pero no sería satisfactorio si al final resulta ser el último paso”, explicó Snyder.

Infografik Chronologie von Nordkoreas Atomtests

¿Fin de la guerra de Corea?

Previamente a la cumbre de Hanói, también se habló sobre el fin oficial de la guerra de Corea, que terminaría con un armisticio y no con un tratado de paz. Técnicamente, EE.UU. y Corea del Norte están en guerra desde 1953. "La posibilidad está ahí”, explico esta semana Kim Eui –Kyeom, portavoz del presidente de Corea del Sur, Moon Jae-In.

Moon es un firme defensor de una declaración que termine formalmente la guerra. "Creo que puede suceder y que los norcoreanos lo esperan”, dijo Town: "Se dijo que era uno de los temas que Trump prometió en Singapur”. El experto añadió que esa declaración no tendría legitimidad jurídica. Por lo tanto, a Estados Unidos le sería más fácil aprobar eso que un tratado de paz. "La ventaja sería que supondría una manifestación tangible de un cambio en las relaciones de ambos países”, dijo Town. Y Pyongyang podría utilizarla para mostrar los avances a escala nacional.

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Wesley Rahn (JAG/CP)