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Un recorrido por el Museo Alemán de Aduanas en Hamburgo

Marc von Lüpke-Schwarz 6 de agosto de 2013

La mayoría de los alemanes ve a los agentes de aduana solo después de haber pasado sus vacaciones en el extranjero. Pero los aduaneros hacen mucho más que controlar viajeros. Así lo muestra el Museo Alemán de Aduanas.

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El Museo de la Aduana Alemana en Hamburgo.
El Museo de la Aduana Alemana en Hamburgo.Imagen: DW/M.v. Lüpke

En Alemania, el verano significa vacaciones. Mientras que millones de alemanes descansan, los funcionarios de la aduana alemana trabajan. El objetivo: controlar que los vacacionistas no ingresen artículos ilegales a la Unión Europea. “¿Tiene algo que declarar?” es una pregunta frecuente para muchos turistas.

Pero la aduana alemana tiene muchas más tareas. También se encarga de la lucha contra el trabajo ilegal, es decir, cuando las empresas contratan trabajadores no declarados y por ende evaden las principales contribuciones fiscales. Además, estos funcionarios también se encargan de luchar contra el tráfico de drogas, el contrabando de armas y el avance del crimen organizado. “Nuestro trabajo es muy extenso”, dice el agente de aduanas Lutz Hannemann.

En Hamburgo existe la posibilidad de conocer mejor el trabajo de los agentes aduaneros. El Museo Alemán de Aduanas, cuyo servicio de visitas está a cargo de Lutz Hannemann, posee una moderna exposición permanente en la que los visitantes pueden no solo descubrir la historia centenaria de este órgano estatal, sino que también pueden experimentar cómo este organismo cumple su misión. Los visitantes reciben también consejos útiles sobre cómo evitar posibles inconvenientes tras su regreso de vacaciones.

Controles aduaneros para proteger a las especies en peligro

Muchos de los mejores recuerdos de vacaciones se encuentran en la maleta: una pulsera o un coral, tal vez un cinturón nuevo o un par de botas. Después, hay que pasar el control aduanero. La aduana alemana tiene como misión vigilar el cumplimiento de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés). Este y otros acuerdos intentan evitar la explotación de especies animales y vegetales en peligro. A veces, el turismo se convierte directamente en una amenaza para la naturaleza.

Muchos artículos pueden ser confiscados por no respetar convenios de protección de la naturaleza. DW/Marc v. Lüpke
Muchos artículos pueden ser confiscados por no respetar convenios de protección de la naturaleza.Imagen: DW/M.v. Lüpke

Un cinturón puede salir muy caro; por ejemplo, si es de piel de cocodrilo o caimán. Ambas especies están protegidas. “Ese artículo sin duda será confiscado”, dice Lutz Hannemann. Este tipo de productos muestra claramente que se debe tener cuidado al comprar recuerdos en el extranjero. Quien quiera ir a lo seguro deberá obtener un certificado de autorización otorgado por la CITES. Esto confirmará que la piel con la que se fabricó el cinturón proviene de un criadero y no del medio natural.

Luchar contra la piratería

Pero existe otra “trampa para los turistas”: cuando compran productos más baratos en el extranjero. Hemos hecho muchas exposiciones sobre este tema en el Museo de la Aduana. Quien haya comprado unos codiciados tenis deportivos a un muy buen precio, seguramente habrá sido víctima de fraude.

Controles aduaneros

Las copias piratas de un artículo, vendidas a un precio más accesible, pueden ser muy atractivas: un bolso o incluso juguetes. Sin embargo, pueden causar problemas durante un control aduanero. “La gente puede quedar asombrada por el precio, pero la verdad es que le saldrá más caro”, dice Lutz Hannemann. Los funcionarios de aduanas se verán obligados a confiscar el objeto no auténtico. Además, los turistas pueden verse obligados a pagar una multa. No importa si el visitante trae un animal o una marca pirata, “lo ilegal es ilegal y eso es bastante claro”, explica Hannemann.

A final de cuentas, estas medidas favorecen a la economía y al cliente. Se estima que un 8% de los productos comercializados en el mundo son falsificados. De acuerdo con las estimaciones, esto representaría una pérdida de mil millones de dólares para los fabricantes. Sin embargo, el consumidor puede beneficiarse de la ayuda brindada por los funcionarios de aduanas. Muchas veces, los productos de baja calidad contienen sustancias nocivas. “Dado que son falsificados cada vez más los medicamentos y alimentos, se recomienda tomar precauciones. Hacer un buen negocio no siempre es bueno, la gente no sabe realmente lo que hay dentro de un producto ni cómo ha sido procesado. Por ejemplo, si se compra un licor de contrabando a un buen precio, quizás este pueda ocasionar una intoxicación severa”, advierte Hannemann.

Lugares originales para esconder las drogas

Después de una visita al Museo de Aduanas, los ciudadanos comunes pueden estar más tranquilos. Ya no tendrán problemas con la aduana, pues sabrán qué comprar y qué no. La situación de las personas que actúan con fines criminales y que trafican con armas, drogas o incluso cigarros será distinta.

La carrocería de un automóvil puede ser usada para esconder droga, dinero o cigarros de contrabando.
La carrocería de un automóvil puede ser usada para esconder droga, dinero o cigarros de contrabando.Imagen: DW/M.v. Lüpke

La carrocería seccionada de un viejo automóvil muestra a los visitantes muchas técnicas populares para esconder cosas de forma ilegal. En el tanque, por ejemplo, es usual esconder dinero; en el asiento trasero, drogas y en la llanta de repuesto, cigarros.

Un equipo para guardar palos de golf resultaría inofensivo, si no fuera porque en lugar de ser utilizado para guardar equipo deportivo, contiene drogas. La cocaína estaba escondida en las bolas. El contrabandista fue reconocido por el agente aduanero pues, en pleno invierno, había preguntado por el campo de golf más cercano.

Autor: Marc von Lüpke-Schwarz / Israel Ayala

Editor: Pablo Kummetz