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Discrepancias entre Berlín y Washington

Jefferson Chase | Rupert Wiederwald
26 de abril de 2018

Alemania y Estados Unidos siguen siendo estrechos aliados. Pero desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca hay cada vez más discrepancias. Un listado de los principales puntos de fricción.

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Bundeskanzlerin Merkel mit US-Präsident Trump
Imagen: AFP/Getty Images/M. Kappeler

Irán

Alemania es un gran defensor del acuerdo con Irán sobre su programa nuclear. En virtud de dicho acuerdo, de 2015, Teherán se compromete a restringir sus ambiciones atómicas. Como contrapartida, se atenuaron las sanciones impuestas en su contra por la ONU, la Unión Europea y Estados Unidos. Berlín ve el acuerdo como un garante de que Irán no desarrollará armas nucleares.

Donald Trump tiene una visión diferente. A su juicio, el suscrito con Irán es "el peor acuerdo de todos los tiempos”. El presidente estadounidense acusa a Teherán de no respetar lo pactado y se resiste a certificar el acuerdo, lo que debería ocurrir cada 120 días.

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Comercio mundial

Para Trump, el abultado déficit de Estados Unidos en su comercio con Alemania es la prueba de que las relaciones comerciales bilaterales no son equitativas. A partir del 1 de mayo, el jefe de la Casa Blanca podría aplicar aranceles a la importación  de acero europeo. Trump se ha quejado especialmente de las exportaciones alemanas de automóviles a Estados Unidos.

La política proteccionista de Washington ha echado por tierra las negociaciones sobre un Tratado de Libre Comercio Transatlántico (TTIP).

Alemania aboga por el libre comercio mundial y quisiera revivir el TTIP. Berlín argumenta que los aranceles europeos para productos estadounidenses son en promedio incluso algo inferiores a los aplicados en Estados Unidos a productos del Viejo Continente. No obstante, el Gobierno alemán está dispuesto a renegociar los acuerdos arancelarios de 1994 con Estados Unidos.

Gasto alemán de defensa

Alemania es el miembro de la OTAN que más críticas ha recibido de Trump por sus bajos gastos militares. Según el presidente estadounidense, Alemania disfruta de la protección de la OTAN sin hacer una contribución financiera apropiada. Su deseo es que el país invierta el 2 por ciento de su PIB en su aparato militar, objetivo que se acordó en un encuentro de la Alianza Atlántica en 2014.

El año pasado, Alemania destinó cerca del 1,2 por ciento de su PIB a la defensa, es decir, unos 37.000 millones de dólares. Los acuerdos de la coalición de Berlín contemplan un lento incremento de esos gastos en los próximos 4 años, pero estos de ningún modo alcanzarán a llegar al 2 por ciento del PIB. Alemania, por su parte, concibe las grandes sumas que destina a la ayuda al desarrollo (más de 23.000 millones de euros en 2016) como un aporte a la prevención de crisis y, por ende, a la seguridad mundial.

USA Proteste gegen Trumps Rucktritt vom Pariser Abkommen
Protesta en Washington contra el abandono del Acuerdo de París. (Junio de 2017)Imagen: Picture alliance/AP Images/S. Walsh

Medio ambiente

Pese a que Alemania no cumple las metas del Acuerdo de París, el Gobierno de Berlín lo considera una piedra angular en la lucha contra las emisiones de CO2 y el calentamiento global. Trump es de otro parecer y decidió retirar a su país del acuerdo en el menor lapso posible, es decir, a partir de noviembre de 2020.

Migrantes y refugiados

La demanda de un muro entre Estados Unidos y México fue un punto central en la campaña electoral de Trump. Angela Merkel, en cambio, permitió el ingreso de más de un millón de personas a Alemania durante la crisis de los refugiados de 2015-2016.

Poco después de su elección, Trump afirmó que Merkel había cometido un error garrafal  al dejar entrar al país a "todos esos ilegales”. La canciller alemana, por su parte, se muestra escéptica en cuanto a que el muro de Trump vaya a resolver el problema de la inmigración ilegal a Estados Unidos.

El gasoducto Nordstream

Trump mira con desconfianza los planes de construir un segundo gasoducto entre Rusia y Alemania. Según el presidente estadounidense, Alemania se volverá dependiente del Kremlin  y lo pagará caro. "Eso no está bien”, resumió Trump.

Algunos países de Europa del Este comparten la preocupación de Trump. Por otro lado, Berlín sospecha que Washington únicamente quisiera exportar más gas licuado a Europa.