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División en la izquierda alemana

Marcel Fürstenau / lab5 de junio de 2012

La Izquierda se enfrenta a una división interna que hace que sus propios representantes hablen de "desintegración". ¿Podrá una nueva cúpula directiva dar el impulso necesario para cambiar esta situación?

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Oskar Lafontaine, ex jefe de La Izquierda, y Gregor Gysi (dcha.).
Oskar Lafontaine, ex jefe de La Izquierda, y Gregor Gysi (dcha.).Imagen: Reuters

En plena crisis causada por la división entre sus facciones radical y reformista, el partido alemán La Izquierda desea encontrar un salida al atolladero y apuesta por una nueva cúpula directiva para lograrlo. Katja Kipping y Bernd Riexinger conforman el nuevo dúo a la cabeza del partido, sucediendo a Klaus Ernst y Gesine Lötzsch, que se retiró de su posición en abril por causas personales. La campaña electoral se vio empañada por un constante debate sobre el nuevo personal directivo que duró un mes entero. Y el resultado del Congreso de La Izquierda alemana en Göttingen el domingo 3 de junio parece, a primera vista, el refuerzo de un enfrentamiento entre defensores de una estricta línea de oposición y promotores de una mayor cooperación con el Gobierno.

La elección del funcionario sindicalista Bernd Riexinger, prácticamente desconocido más allá de los círculos de partido, es particularmente sorprendente. Su rival era el presidente del partido en el Bundestag, Dietmar Bartsch, y le ganó por 297 votos contra 251. Riexinger hizo oficial su candidatura pocos días antes de las elecciones, después de que el anterior presidente, Oskar Lafontaine, se retirara. La derrota de Bartsch supone un debilitamiento para la influencia del ala reformista, que aboga por una colaboración activa con el Gobierno de los Socialdemócratas y los Verdes.

La grieta entre el este y el oeste

Die Linke Bundesparteitag in Göttingen
Dietmar Bartsch perdió por 251 votos contra 297 ante Bernd Riexinger.Imagen: picture-alliance/dpa

El nuevo dúo directivo se enfrenta ahora a la difícil -imposible según muchos- tarea de conciliar las diferentes corrientes del partido alemán de izquierda. Los eventos de los últimos meses han dejado una huella profunda y dolorosas cicatrices. La grieta que el partido quiso superar en 2007 con su fundación, uniendo el Partido del Socialismo Democrático (PDS) de la ex RDA con la sociedad de socialdemócratas decepcionados Alternativa Electoral por el Trabajo y la Justicia Social (Wahlalternative Arbeit und soziale Gerechtigkeit – WASG), sigue hoy más abierta que nunca.

La esperanzas se pusieron en Gregor Gysi, presidente de la facción más radical de La Izquierda en el Bundestag, proveniente de Alemania del Este, y el exdirigente del SPD Oskar Lafontaine para presidir cada una de estas ramas respectivamente. El distanciamiento que se ha venido dando desde entonces ha sido especialmente evidente en las elecciones del Congreso de Göttingen. Gysi aconsejó a los delegados en vista de los conflictos sin resolver que era mejor una separación justa que “seguir adelante con una unión a ojos vistas dañada a causa de las injusticias, del odio, de las traiciones, de las venganzas y las denuncias.”

Opiniones encontradas

Sin rumbo: el partido alemán La Izquierda

Gysi criticó la actitud de las confederaciones de los Länder occidentales, que, según él, recuerda a la arrogancia de los alemanes del Oeste tras la reunificación del país. También fue duro con la facción que él mismo preside en el Bundestag. Según él, prevalece el odio entre las diferentes corrientes. En definitiva: la Izquierda se está destruyendo a sí misma.

Oskar Lafontaine, por su parte, tiene otra visión de la situación. De hecho, no ve razón alguna para la existencia de tal división. Según él, el año pasado se aprobó el programa oficial de La Izquierda con un 95% de votos positivos, y eso significa que hay unidad. Para el político del estado de Sarre los roces personales no deben confundirse con diferencias en el programa político.

Pero en un punto muy claro sí que coinciden ambos políticos: “No tenemos ningún derecho a poner en peligro nuestro partido”. El nuevo dúo directivo quiere mantener esta responsabilidad en primer plano. “Dejemos atrás de una vez por todas la división entre este y oeste”, apremió Katja Kipping. Y Bernd Riexinger prometió hacer “todo lo posible para acabar con la polarización de los últimos meses.”

¿El final... O un nuevo comienzo?

Bernd Riexinger y Katja Kipping, nueva cúpula de La Izquierda.
Bernd Riexinger y Katja Kipping, nueva cúpula de La Izquierda.Imagen: dapd

El hasta ahora presidente de La Izquierda, Klaus Ernst, no se muestra optimista con la situación actual del partido, y habla de “señales de desintegración” apuntando a la cantidad de Estados Federados en los que se perdieron votos en las últimas elecciones. En mayo, La Izquierda perdió su representación en los Parlamentos de Renania del Norte – Westfalia y de Schleswig Holstein. Ya en 2011 el partido no logró superar el mínimo del 5% para entrar al Parlamento en Baden-Württemberg y en Renania Palatinado. Una racha de pérdidas en cuatro Estados de Alemania Occidental que deja muy claro que, aunque La Izquierda goza de fuerza en los estados del Este, al Oeste de la república no pasa de ser un partido minoritario.

Queda por ver si las nuevas caras en la esfera directiva de La Izquierda serán realmente un estímulo más atractivo para los votantes alemanes. Según encuestas, por el momento el apoyo popular de La Izquierda se encuentra apenas sobre el 5% necesario para ingresar al Parlamento. Y no les queda mucho tiempo para cambiar esta tendencia: el próximo otoño de 2013 tendrán lugar las nuevas elecciones parlamentarias.

Autor: Marcel Fürstenau / lab
Editora: Cristina Papaleo