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Dmitri Medvedev: 100 días en la presidencia de Rusia

Luna Bolívar Manaut14 de agosto de 2008

Seguramente, el presidente ruso, Dmitri Medvedev, no esperaba llegar así a los 100 días de gobierno. Tras convencer en Occidente por liberal, y en Rusia por reformista, hoy dos palabras le hacen sombra: guerra y Putin.

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Dmitri Medvedev cumple 100 días como presidente ruso.Imagen: AP

Las especulaciones habían empezado mucho antes del 10 de diciembre de 2007, la fecha en que se confirmó oficialmente la candidatura de Dmitri Medvedev a los comicios rusos. Simplemente, resultaba difícil imaginarse al omnipresente Vladimir Putin, quien durante ocho años tanto tuvo que decir en Rusia, cediendo el timón de mando, aunque fuera al grumete que él mismo había elegido.

Pero incluso sobre la todopoderosa cabeza del ex presidente existe un poder al que se le debe obediencia: la Constitución. Como establece la Ley rusa, Putin se retiró tras dos legislaturas, dejando a su pupilo el camino hacia la presidencia listo para ser andado. El siete de mayo de 2008, Medvedev fue investido presidente. Sin embargo, Putin no abandonó el barco, sólo cambió de oficio: ahora es primer ministro. Y pasados los simbólicos 100 primeros días, las especulaciones siguen.

¿Quién gobierna Rusia?

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Medvedev con la canciller, Angela Merkel, en junio de 2008 en Berlín.Imagen: AP

Medvedev es amable, se dice liberal y las palabras que pronuncia gustan en Occidente. En definitiva, todo lo contrario a Putin. El cambio en el Kremlin de un ex agente del KGB por un doctor en derecho civil procedente del mundo empresarial hizo despertar muchas esperanzas, tanto en Europa como en América. Sin embargo, la duda de quién dirige realmente el país nunca ha dejado de planear.

Hubo un momento en que Medvedev pareció estar dispuesto a ejercer su cargo sin intrusiones: apenas había pasado un mes desde su elección cuando frenó el endurecimiento de la legislación que regula la actividad de los medios de comunicación. Las modificaciones debían facilitar el cierre de ediciones, y se relacionaban con algunos artículos sobre la vida privada de Putin que habían molestado al ex presidente.

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Medvedev y Putin: dos en una sola muñeca rusa.Imagen: picture-alliance/ dpa

Medvedev llegó al poder prometiendo lucha implacable contra la corrupción y reformas, especialmente en el sistema judicial. Para Rusia, toda una revolución. “Medvedev ha empezado a sustituir a los viejos burócratas de la época soviética por una nueva generación de jóvenes formados en el extranjero”, dice Maria Lipman, experta del Centro Carnegie de Moscú, a la agencia de noticias dpa.

Muchos coinciden con Lipman en contar este hecho, junto con las objeciones a recortar aún más la libertad de prensa, entre los éxitos de los primeros 100 días de Medvedev al frente del país. Sin embargo, el balance de la mayoría de los analistas achaca al nuevo presidente inactividad, seguidismo ante Putin y sobre todo, una gestión de la guerra en el Cáucaso que ha puesto en entredicho su voz de mando y su voluntad real de acercamiento a Occidente.

Por la guerra serás juzgado

Dmitri Medwedew bei Gespräch mit Wladimir Putin zu Georgien Südossetien
Medvedev y Putin hablan frente a las cámaras sobre Georgia.Imagen: AP

Bombardear de la noche a la mañana un país soberano no es la mejor muestra de respeto al derecho internacional. Desde luego, aunque se pueda discutir sobre quién disparó primero y Moscú presente la acción militar como una humanitaria, con la guerra en Georgia Medvedev no ha recaudado precisamente puntos en Occidente.

El conflicto en el sur del Cáucaso cae sobre el presidente y sus 100 días en el Kremlin como una lápida que lo domina todo. Las reformas que no ha puesto en marcha, el liberalismo que ha predicado en sus viajes al extranjero y la sonrisa que ha mostrado por doquier ya no importan: los tanques rusos y el presidente son uno.

Wladimir Putin mit Flüchtlingen aus Südossetien
Putin visita en Osetia del Norte a los refugiados de Osetia del Sur.Imagen: AP

Pero para el perfil político de Medvedev hay algo todavía peor que el enfado foráneo: la sensación general de que no ha sido él quien ha dirigido esta crisis, sino Putin. Putin apareció por sorpresa en Osetia del Norte, la región vecina a la Osetia del Sur en la que estalló la guerra, Putin condenó las “brutalidades” georgianas y la televisión rusa mostró a Medvedev consultando con Putin los pasos a dar.

La canciller alemana, Angela Merkel, se reunirá el viernes con Medvedev en Sochi, a pocos kilómetros de la frontera con Georgia, donde el presidente tiene su residencia de verano. El encuentro estaba planeado desde antes de que las bombas empezaran a caer sobre el Cáucaso, pero aún así la canciller no ha dejado que se ponga en duda la conveniencia diplomática del almuerzo. Merkel quiere aprovechar la ocasión para respaldar a Medvedev: para ella y pese a todo, éste interlocutor es mejor que el anterior.