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Drogas en Alemania: menos muertes y más consumidores en 2011

26 de marzo de 2012

Las muertes por consumo de drogas ilegales se redujeron en Alemania en 2011, pero más personas las probaron por primera vez. El consumo de narcóticos llegados de Afganistán y América Latina inquieta a las autoridades.

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Imagen: fotolia/Thomas N

Varias tendencias opuestas han llamado la atención de las autoridades alemanas: mientras que el número de muertes propiciadas por el consumo de drogas ilegales se redujo el año pasado, la cantidad de personas que perdieron la vida al mezclar estupefacientes y la de las que probaron narcóticos por primera vez creció notablemente.

En 2011, 986 personas murieron por el consumo excesivo de cocaína, heroína, éxtasis, cannabis o hachís. “Esa es la cifra más baja desde 1988. Y, en comparación con el año 2010, se trata de un descenso del 20 por ciento”, comentó Mechthild Dyckmans, delegada del Gobierno alemán para el tema de las drogas, durante la presentación de un informe este lunes (26.3.2012) en Berlín. En 2010 se registraron 1.237 muertes por drogas en Alemania. Eso sí, la sobredosis de heroína sigue siendo la causa principal de los decesos en este ámbito.

A juicio de Dyckmans, el descenso en el número de muertos por consumo de drogas es atribuible al éxito de los programas de prevención auspiciados por el Gobierno federal y las autoridades regionales; los tratamientos con metadona, los espacios para el consumo controlado de drogas y las medidas de higiene en torno a la inyección de estupefacientes dieron resultados. “Los consumidores de drogas ilegales son cada vez mayores, gracias a las ofertas de ayuda para la supervivencia hechas por el Estado”, dijo Dyckmans.

“Al mismo tiempo, el consumo de heroína entre los más jóvenes está menos extendido”, acotó, aunque no pudo ofrecer explicaciones concretas para el descenso en la cifra de los muertos por consumo excesivo de drogas. Jörg Ziercke, presidente de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA, sus siglas en alemán), advirtió que el éxito de los programas de prevención no debería llevar a sus administradores a dormirse sobre sus laureles. Para él, el creciente número de personas que probaron narcóticos por primera vez es alarmante.

Laboratorios afganos, en la mira

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Ziercke y Dyckmans, durante la presentación del informe de la BKA sobre las drogas y sus estragos en Alemania.Imagen: picture-alliance/dpa

El contingente de nuevos consumidores de drogas ilegales creció en un 15 por ciento en Alemania. Eso implica que alrededor de 21.000 personas pertenecen a un grupo potencialmente riesgoso para la seguridad ciudadana; su tamaño puede contribuir al incremento de la criminalidad relacionada con las drogas. “Esta es la octava vez que aumenta el número de personas que probaron anfetaminas y metanfetaminas por primera vez”, señaló Ziercke. Las anfetaminas y metanfetaminas son drogas sintéticas, también llamadas “drogas de diseño”.

No obstante, la BKA nunca había decomisado tantas drogas sintéticas como en 2011: el descubrimiento de 1,4 toneladas supone un aumento del 17 por ciento, en comparación con hallazgos previos, y ha hecho sonar la alarma por el aparente auge en el consumo de crystal, una droga recreativa con gran potencial para crear adicción rápidamente. Según Ziercke, crystal es responsable por un aumento del 164 por ciento (2.112 casos) en el número de nuevos consumidores.

Las autoridades perciben también un contraste entre la cantidad creciente de pastillas de ecstasy decomisadas y el descenso en los hallazgos de cannabis, cocaína y heroína. El principal productor de la heroína que se consume en Alemania y el resto de Europa sigue siendo Afganistán, asegura la BKA. “Solamente con la producción afgana de opio se pueden fabricar cantidades de heroína suficiente –entre 600 y 650 tonaladas– para satisfacer la demanda del mercado mundial”, sostuvo Ziercke.

Sólo como referencia: un estudio publicado en enero por la Organización de las Naciones Unidas apunta a que entre 12 y 14 millones de personas consumen 375 toneladas de heroína al año en todo el mundo. Y, según ese informe, la superficie total ocupada por los cultivos de amapola en Afganistán creció nuevamente en un 7 por ciento durante 2011. En más de 130.000 hectáreas se siembra la planta de donde se extrae un líquido lechoso conocido como opio puro. Los expertos dan por sentado que en 2011 se produjeron 5.800 toneladas de opio puro en el país asiático.

América Latina, otro frente preocupante

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Expertos opinan que si no se reduce la demanda, no se puede reducir la producción.Imagen: Fotolia/VRD

En la lucha internacional contra el narcotráfico, la BKA apuesta a la destrucción de las cadenas de reserva. “Si no podemos intervenir contra la siembra o la producción, debemos por lo menos impedir el refinamiento de opiáceos”, dijo Ziercke. De esa manera se podría controlar e impedir el transporte de materia prima para la producción sintética de drogas en laboratorios de Afganistán y países vecinos. Al menos esa es la esperanza del presidente de la Oficina Federal de Investigación Criminal.

“Si no puede haber heroína sin químicos, entonces tenemos que evitar que esos químicos lleguen a Afganistán”, agregó Ziercke. De ahí que la BKA ya haya firmado los acuerdos necesarios con empresas de la industria química alemana. Y la BKA quiere ampliar esta estrategia a los países vecinos de Afganistán mediante iniciativas diplomáticas. El precedente de esta operación es la cooperación entre la BKA alemana y las autoridades peruanas en las investigaciones contra los carteles de la cocaína.

América Latina es otro frente que preocupa a los alemanes y a sus socios en el bloque comunitario. En 2011, 7.000 toneladas de cocaína llegaron a puertos europeos provenientes de Chile; los acuerdos y la reducción de controles entre la Unión Europea (UE) y ese país suramericano hacen que este último se convierta en un puente ideal para que la mercancía ilegal, producida sobre todo en Perú, Bolivia y Colombia, llegue al Viejo Continente. Y la UE es el consumidor de cocaína más grande del mundo, después de Estados Unidos.


El Gobierno colombiano ha conseguido frenar la producción de drogas en su territorio, pero ésta ha aumentado en Perú y Bolivia. La cocaína llega a los puertos chilenos por el norte de ese país; su alargada frontera, con 150 puntos de paso descontrolados y a más de 4.000 metros de altura, no ofrece resistencia alguna a los narcotraficantes. Es por eso que tanto Alemania como Chile están interesadas en mantener el diálogo para combatir a las organizaciones que se dedican a este negocio. Eso sí, como bien lo ha dicho, entre otros, el eurodiputado español Agustín Díaz de Mera García Consuegra: “Si no se reduce la demanda no se puede reducir la producción”.

Autores: Richard A. Fuchs / Evan Romero-Castillo
Editora: Rosa Muñoz Lima