En una cueva alemana, investigadores de Gotinga encontraron esqueletos de 3.000 años de antigüedad que, gracias a una serie de circunstancias propicias, contenían restos de ADN humano. El análisis muestra que los huesos pertenecen a tres generaciones de una gran familia cuyos descendientes siguen viviendo hoy en día en la región.
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Los investigadores hablan ya del árbol genealógico con base genética más antiguo del mundo, y esperan que el análisis del material arroje interesantes datos, por ejemplo sobre la influencia del medio ambiente en la transmisión hereditaria.