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“El mercado del arte es impredecible”

Petra Lambeck17 de abril de 2013

Este viernes comienza la feria Art Cologne, la mayor feria de arte de Alemania, en la que aspiran a exponer muchos artistas. Pero, ¿cómo se llega hasta la cima del éxito?

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Imagen: Alfons Knogl

Un casting para artistas es algo inusitado, al menos en Alemania. Ismael Duá, de 32 años, se propuso participar en una selección organizada por la emisora franco-germana Arte en octubre de 2012, para la serie “Todo por el arte” (Alles für die Kunst). El jurado estaba formado por coleccionistas de arte, curadores de museos y galerías, e Ismael logró llegar a la final junto con otros siete estudiantes de la Academia de Bellas Artes.

El artista Ismael Duá.
El artista Ismael Duá.Imagen: Michael Pfitzner

El artista es graduado de la Escuela Superior de Bellas Artes de Múnich, y gracias al casting pudo exponer sus obras ante un amplio público en el marco de una exposición en el Centro de Artes y Medios (ZKM, por sus siglas en alemán), de Karlsruhe. Pero muchos se preguntan si este tipo de casting, al estilo de Operación Triunfo (en Alemania: “Alemania busca a la súperestrella"), son el contexto adecuado para la difusión de la obra de pintores y escultores, por ejemplo.

¿Qué hay después de la Escuela de Bellas Artes?

Sören Grammel, director de la Asociación de Arte de Colonia, no está de acuerdo. “El concepto de arte que promueve el canal Arte parece, a primera vista, algo estupendo, con una libertad increíble, pero creo que eso no es verdad. Apenas existe una profesión más sacrificada que la de artista”, asegura. Tampoco Thomas Rentmeister, escultor en Berlín, cree que ese tipo de shows sean el camino adecuado para difundir el arte al gran público. Según él, el estilo es demasiado afirmativo, es decir, poco crítico. “Los artistas deben ser críticos y tomar una distancia prudente de los medios”, subraya. Thomas Rentmeister no puede vivir de sus obras. En los últimos diez años después de terminar sus estudios, se mantuvo a flote fabricando títeres. En algún momento en ese lapso, hubo un primer interesado en su arte. “El mercado artístico es totalmente impredecible”, afirma.

''Stilbruch'', de Ismael Duá.
''Stilbruch'', de Ismael Duá.Imagen: Ismael Dua

Un libro de siete sellos

El mercado del arte está regido por normas que no son fáciles de descifrar. Mientras algunos artistas mueren en la pobreza absoluta, otros ganan grandes cantidades de dinero. En 2012, el mercado del arte registró ganancias récord. En tiempos de la crisis económico-financiera, a las obras de arte se les adjudica el valor de acciones. Las grandes sumas que se obtienen en los remates avivan la fantasía de los coleccionistas, y también la de los artistas jóvenes. Sören Grammel critica ese fenómeno: “Para mí es inconcebible que se trate a la obra de arte como si fuera un valor de bolsa, esperando que aumente su valor en el mercado”, dice el director de la Asociación de Arte de Colonia.

Arte y pobreza

No todos los artistas tienen la suerte de que sus trabajos se negocien a alto precio. Solo unos pocos, de los más de 19.000 artistas alemanes, pueden decir, hoy por hoy, que viven de su trabajo. Un 95 por ciento no logra ese objetivo. El salario anual promedio de un artista fue, según datos del Fondo Social para Artistas, de 13.743 euros en 2012. El obstáculo más importante es hallar galerías que expongan sus trabajos, tarea nada fácil.

''Fairkaufen'', de Ismael Duá.
''Fairkaufen'', de Ismael Duá.Imagen: Ismael Dua

El Gobierno alemán apoya a los creadores con un Centro de Competencia Cultural y Economía Creativa que funciona desde 2007 y cuyo fin es estudiar el potencial de una idea artística en el mercado. Pero la carrera de un artista puede extenderse demasiado hasta llegar al éxito deseado. Para el artista colonés Alfons Knogl, sin embargo, lo importante no es el éxito inmediato, sino el camino hacia el público. Según él, en cuanto un artista se vuelve famoso, también aumenta la presión para que produzca obras.

Es por eso que Knogl prefiere, como muchos de sus colegas, ganarse la vida con trabajos que no tienen nada que ver con el arte. Alfons Knogl, de 36 años, realiza esculturas y hace música, para él, otra forma de escultura en el tiempo. “El intercambio con el público debe ser productivo. Trabajo en base a eso y trato de concretar así mis ideas”, explica. A veces funciona bien, y otras veces no funciona. Pero, como dice Knogl, “el éxito en el arte no se puede planificar”. Y solo mirando hacia el pasado se puede decir quiénes fueron grandes artistas.

Autora: Sabine Oelze/ CP

Editora: Emilia Rojas-Sasse