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El “trasfondo migratorio” en el censo alemán

Carsten Grün (ERC/DZC)27 de agosto de 2016

Expertos en estadísticas advierten que la noción de “trasfondo migratorio” tiñe negativamente la perspectiva desde la cual el Gobierno alemán planea obtener información sobre los habitantes del país.

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Imagen: picture-alliance/dpa/Frank Leonhardt

En Alemania, la Oficina Federal de Estadísticas viene recabando información sobre sus habitantes desde 1957. Cerca de 830.000 personas –alrededor del 1 por ciento de la población– son elegidas aleatoriamente para que respondan un cuestionario de setenta páginas o más. En ese censo se les pregunta sobre su situación social y económica, su historial familiar, académico, profesional y laboral. En 2005, el llamado “Microzensus” fue ampliado con miras a sondear, donde fuera posible, el “trasfondo migratorio” de los consultados.

Hasta ahora, los cuestionarios se limitaban a indagar sobre la nacionalidad de los hijos de los censados o sobre los períodos que habían pasado viviendo en otros países. Pero el Gobierno alemán quiere obtener información más detallada sobre sus ciudadanos con “trasfondo migratorio” y para ello solicitó revisar el “Mikrozensus”. Cuando ese instrumento se aplique en 2017 incluirá preguntas como: qué idioma se habla en el hogar de los consultados, dónde nacieron y por qué razón se radicaron en Alemania. ¿Servirá de algo esta información?

Estadística: Alemania es un país de inmigrantes

“¿Dónde comienza el trasfondo migratorio aludido?”

Eso se preguntan expertos en estadísticas, sociología, migración, integración y politología entrevistados por DW. A sus ojos, la noción de “trasfondo migratorio” tiñe negativamente la perspectiva desde la cual el Ejecutivo espera recabar datos sobre quienes viven en el país. El último “Mikrozensus” reveló que un quinto de los habitantes de Alemania tiene raíces en otras naciones. Hablando en términos estadísticos, en Alemania hay más ciudadanos alemanes de origen extranjero que personas nacidas y criadas en otros Estados.

No obstante, debido a su imprecisión, el término “trasfondo migratorio” ha dejado de ser útil. Para Irene Leser, investigadora de la Universidad de Hildesheim especializada en el tema de la migración, el uso de esa expresión debe suspenderse. “¿Dónde comienza el trasfondo migratorio al que se alude? Ese concepto no ayuda porque cada científico puede definirlo de forma diferente”, explica Leser. También Anja Weiß, profesora de Sociología e investigadora en la migración de la Universidad Duisburgo-Essen, tiene problemas con esta etiqueta.

“La ampliación del nuevo Mikrozensus para que incluya la idea de ‘trasfondo migratorio’ no es necesariamente un avance. Ese censo carece de algo que en el mundo anglosajón se aplica desde hace algún tiempo: el espacio para que el consultado defina su propia identidad, para que decida a qué categoría pertenece a sus propios ojos”, sostiene Weiß, acotando que aunque las preguntas del nuevo censo procuran evitar recurrir a nociones racistas, éstas terminan atribuyéndole a muchos ciudadanos el estatus de migrante de sus padres o abuelos.

Un término problemático

“Cuando extendemos la categoría de ‘migrante’ hasta la segunda y tercera generación, creamos migrantes donde no los hay y estigmatizamos a mucha gente”, subraya Weiß. En una conferencia reciente del Instituto Berlinés para la Investigación Empírica de la Integración y la Migración se determinó que el término “trasfondo migratorio” no propicia la obtención de datos confiables. Por ejemplo: una persona que lleve un nombre extranjero sin tener raíces familiares en otros países puede ser discriminada al ser percibida como inmigrante.

Joshua Kwesi Aikins, politólogo de la Universidad de Kassel, señala que, para efectos estadísticos, una alemana de piel oscura cuyo tatarabuelo vino de Turquía o Ghana puede no ser clasificada como un ciudadana con “trasfondo migratorio” y aún así ser objeto de discriminación. Y un francés o un neerlandés blanco es, a todas luces, una persona con “trasfondo migratorio”, aún cuando no conozca la experiencia social de ser discriminado ni por el color de su piel ni por su país de origen. El término tiene un componente étnico problemático.

También el segmento del censo alusivo al idioma que se habla en el hogar del consultado es criticado por los expertos. “El censo sugiere que la persona consultada sólo tiene competencias lingüísticas en el idioma que habla en casa. Pero, ¿qué pasa cuando en el hogar se hablan varias lenguas? Cuando una científica o una empresaria alemana trabaja en otro país, ella quiere que su hija aprenda a hablar alemán en casa. Lo mismo ocurre en Alemania con familias de origen extranjero. En realidad, lo que este censo consigue es estigmatizar el multilingüismo”, apunta la catedrática Anja Weiß.