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Estudiar sin hombres

Bianca Schröder (jag)4 de febrero de 2014

En especialidades matemáticas y de tecnología faltan nuevas promesas femeninas. Por eso, algunas universidades apuestan por planes de estudios para mujeres, valorados por candidatas y empresas.

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Frauenstudiengänge in MINT-Fächern
Imagen: HTW Berlin/Alexander Rentsch

Grenia Gerasimowa quería estudiar ciencias de la educación, una elección preferida entre el público femenino al igual que su anterior formación profesional de comercial. Sin embargo, algo le hizo cambiar cuando encontró en Internet una carrera de informática y economía especialmente para mujeres en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Tecnología y Economía de Berlín. Y la oferta el convenció. “Entiendo bastante de ordenadores y me gustaría ampliar conocimientos”, cuenta Gerasimowa: “Y también sabía que me iba a gustar eso de estudiar entre mujeres”. Actualmente, la estudiante ya pasó el tercer semestre.

Se desean preguntas

Además de la oferta de la Universidad de Berlín, hay otros cuatro planes de estudio dirigidos a mujeres en Alemania. Ingeniería aplicada a la economía en Wilhelmshaven, y Stralsund, informática en la Universidad de Bremen e informática aplicada a la economía en Furtwangen. Estas carreras deberían contribuir a promover la candidatura de mujeres en las especialidades más técnicas, para entrar posteriormente al mercado laboral alemán. El pasado año, el porcentaje de licenciadas en estas carreras fue de alrededor del 30 %, una cuota media en comparación con otros países industrializados según la OCDE.

Frauenstudiengänge in MINT-Fächern
Compañeras de clase en Berlín.Imagen: HTW Berlin/Alexander Rentsch

Entre sus estudiantes, la mitad no se atrevería a estudiar informática en una carrera mixta, cree Juliane Siegeris, directora de la carrera para mujeres en la Universidad de Berlín: “Muchas tienen la sensación de que sus compañeros de informática se preparan en casa durante años delante del ordenador y cumplen mejor los requisitos”. Para que mujeres dotadas en tecnología pierdan estos miedos, la universidad usa un concepto nuevo: “Comenzamos desde cero y les decimos: ¡pregunten! Puesto que los informáticos usan frecuentemente abreviaturas difíciles de entender”.

Estudiantes con hijos

Otro aspecto positivo es la combinación entre los estudios y la vida familiar. Las horas lectivas son normalmente entre 9:30 y 15:30. E incluso hay una habitación con juguetes para que los niños de las alumnas descansen. Para Fátima El Hassan, esa compatibilidad entre maternidad y estudios le hizo decidirse. Con 22 años y raíces árabes, quiso estudiar medicina contra la voluntad de su familia. Tras la escuela secundaria, estuvo un año de maternidad. “Entonces una amiga me contó que estaba inscrita en estudios de informática y economía para mujeres y que era algo para mi”, aclara. Aunque ya antes le interesaba la técnica, fue su amiga la que le llevo a considerar la informática como opción.

Technikstudiengang Frauenstudienganz StudiDW Informatik und Wirtschaft
Fatima El-Hassan y Gema Gerasimowa.Imagen: Bianca Schröder

Eliminar los miedos

Sin embargo, ni las admisiones ni los estudios son fáciles en la Universidad de Berlín. Con sólo 40 plazas para más de 100 candidaturas, los planes de estudios no se diferencian de las carreras mixtas. Y aun así, las alumnas notan que no tienen nada de que esconderse, aclara Juliane Siegeris: “Después de un año, se atreverían a estudiar en una universidad mixta. Se trata más de los obstáculos iniciales”.

Por parte de las mujeres, estos miedos se van reduciendo y su participación en carreras técnicas crece paulatinamente. En matemáticas, informática y ciencias, el porcentaje de licenciadas en 2011 fue de alrededor del 40%, mientras en ingeniería del 22%. También tiene que ver con las perspectivas profesionales, puesto que las empresas están interesadas en aumentar su cuota de mujeres, indica Siegeris. Bien sea en la vida profesional o a la hora de estudiar un máster, el hecho de que después vayan a encontrar más hombres que mujeres no supone una molestia para estudiantes como Fátima El-Hassan o Genia Gerasimowa. Son conscientes de lo que valen, aclara Gerasimowa: “Sé lo que he aprendido aquí y que también puedo implementarlo”.