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Caso Noriega: lección para América Latina

27 de abril de 2010

La extradición a Francia del ex dictador panameño Manuel Antonio Noriega demuestra que la justicia internacional sí cumple. Sin efectos en la relación con Europa, sí es un aviso para otros países en América Latina.

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Noriega en en 1989 antes de la invasión de Estados Unidos a Panamá.Imagen: AP

El otrora aliado de los Estados Unidos, enfrenta ahora en Francia una nueva condena de 10 años por lavado de dinero por un monto de 2,2 millones de euros procedentes de negocios de narcotráfico.

Ya en 2007, Noriega había cumplido una pena de 20 años en una cárcel de la Florida. Sin embargo, decidió interponer infructuosamente varios recursos legales para evitar su inminente extradición al país galo, solicitada en 2004. Ésta se hizo efectiva con la firma de la Ministra de Relaciones Exteriores norteamericana, Hillary Clinton, el pasado 26 de abril de 2010.

Panama Kanal Flash-Galerie
Canal de Panamá: conexión del comercio entre occidente y oriente.Imagen: AP

Pienso que la mayoría de los panameños están felices de que Noriega no vuelva, y pague su pena en Francia. No era un gobernante querido”, dijo a DW-WORLD Karl-Dieter Hoffmann, especialista en Centroamérica del Instituto Central para Estudios Latinoamericanos, de la Universidad Católica de Eichstätt, Alemania.

En el país centroamericano tampoco sería un hombre libre, ya que en su contra existen varios procesos legales que confluyen en otra condena por 60 años, entre otros “por su responsabilidad en la violación de los Derechos Humanos en Panamá”, agregó Hoffmann.

Significado para América Latina

“Aquí se trata de un acuerdo de extradición entre dos países, que de ninguna manera interfiere en las relaciones entre Estados Unidos y Panamá, o con Francia. El nuevo juicio a Noriega tampoco tendría implicaciones en Centroamérica y en su relación con la Unión Europa”, aseguró el experto alemán a DW-WORLD.

Para Hoffmann, el caso del ex general es antiguo y “de facto ya no tiene un gran significado para la geopolítica actual”. No obstante, para América Latina el significado es diferente. “Para aquellas personas que hayan accedido al poder de la forma como lo hizo Noriega o que estuvieron envueltas en diversos crímenes, puede ser una lección de que al final sí se hace justicia”, puntualizó.

Wahlen in Guatemala Efrain Rios Montt
Efrain Rios Montt de Guatemala es requerido por la justicia internacional.Imagen: AP

La extradición a otros países podría así ser aplicada entonces a dictadores o violadores de Derechos Humanos de la región latinoamericana, como Efraín Ríos Montt de Guatemala, requerido por la justicia internacional desde julio de 2006.

Prevalece interés de Estados Unidos en América Latina

En relación con la tolerancia de Estados Unidos hacia sus aliados en pro de sus intereses particulares, Karl-Dieter Hoffmann, especialista en Centroamérica de la Universidad Católica de Eichstätt, Alemania, afirma que “es clara la responsabilidad de Estados Unidos en la vulneración de los Derechos Humanos en América Latina”.

“En los años 80, Estados Unidos ya sabía por mucho tiempo cuáles eran las andanzas de Noriega, como sus vínculos con el narcotráfico y el comercio ilegal de armas. Y no emprendió ninguna acción en su contra, porque era políticamente importante para ese gobierno”, manifestó el experto. Antes de ser presidente del país americano, George Bush ejerció como director de la CIA y Manuel Noriega fue Jefe del Servicio Secreto en Panamá.

“En la lucha contra el terrorismo Estados Unidos utiliza muchos aliados, a los cuales seguramente más adelante se les demostrarán violaciones a los Derechos Humanos”, afirmó Hoffmann.

Aunque esta tolerancia no es tan marcada en el gobierno del actual mandatario norteamericano Barack Obama, “este error lo ha cometido esta megapotencia siempre, y lo seguirá haciendo”, concluyó el investigador.

En el caso de Noriega, la alianza con Estados Unidos le duró hasta diciembre de 1989, cuando el ex dictador fue capturado durante la invasión militar estadounidense del Gobierno de George Bush a Panamá. En 1992, fue condenado a 40 años de prisión por tráfico de drogas, asociación ilícita y conspiración, pena que posteriormente fue reducida en dos ocasiones.

Ahora el cabizbajo ex dictador espera en París la condena de los tribunales franceses, y resignado acepta el lema de que la justicia tarde que temprano sí llega.

Autora: Cristina Mendoza Weber

Editor: José Ospina Valencia