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Fútbol europeo, al borde de una revolución

Enrique López Magallón24 de abril de 2007

Instituciones europeas consideran que el fútbol está amenazado por flagelos como la corrupción y la explotación de jugadores jóvenes. Por ello pretenden reformar incluso los esquemas salariales del balompié.

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Cristiano Ronaldo, joven y millonario estrella del Manchester United.Imagen: AP

Una revolución se cierne sobre el fútbol europeo. Poderosos personajes e instituciones del continente coinciden en que las cosas no pueden continuar tal y como están, por razones muy variadas: desde los estratosféricos salarios de algunos jugadores, hasta el alto endeudamiento de ciertos clubes, o la infiltración del crimen organizado en el negocio de las apuestas.

Ronaldinho beim FC Barcelona Porträt
Ronaldinho, el más caro del mundo.Imagen: picture-alliance/dpa

Importancia estratégica

Pero antes de entrar a la sustancia de las reformas que se plantean, y en las cuales aún no hay consenso, es necesario ubicar otro hecho: para Europa, o por lo menos para sus instituciones, el fútbol es un elemento de importancia estratégica. De ahí que las acciones urgentes recomendadas se decanten a terrenos muy diversos, incluyendo el de la política.

Son los propios diputados europeos quienes han plasmado, sin escatimar detalle, las ramificaciones implicadas en el fútbol. Todas ellas están consignadas en el Informe sobre el futuro del fútbol profesional en Europa, que bajo el número de referencia A6-0036/2007 expidió nada menos que el Parlamento Europeo (PE).

Con toda la parsimonia de que es capaz, ese cuerpo legislativo apunta que "el deporte, y en especial el fútbol, es parte inseparable de la identidad y la cultura europeas".

Beckham in Pose
David Beckham, otro gran millonario.Imagen: AP

También considera que el balompié "juega un papel importante desde el punto de vista social y formativo, además de que constituye un instrumento útil para la integración social y el diálogo multicultural". Por ello, dice el PE, "es un medio para combatir la discriminación, la intolerancia, el racismo y la violencia".

Especifica además que el deporte de las patadas "tiene un significado creciente en diversas áreas como lo son el reconocimiento de calificaciones profesionales, y las políticas en materia de competencia, salud y medios audiovisuales."

Corrupción, explotación, amenazas...

Dicha función social, sigue el diagnóstico, "es amenazada por la explotación de jugadores jóvenes, la corrupción, y el hecho de que los clubes se rijan por criterios estrictamente comerciales a menudo como resultado de una compra".

Colocado así el balón, el informe hace su primer disparo al señalar que "el fútbol profesional presenta dimensiones tanto comerciales como no comerciales". De hecho, dicen los legisladores europeos, "el fútbol profesional europeo no funciona igual que otros sectores de la economía", y por tanto, "no puede actuar bajo las mismas condiciones de mercado que otros rubros".

Confederations Cup: Michael Ballack während des Trainings der deutschen Nationalmannschaft
Michael Ballack, el alemán mejor pagado del mundo.Imagen: AP

Sus diversos actores, como los aficionados, los clubes, los jugadores, las ligas y las asociaciones, "no son equivalentes al usuario o a la empresa en el sentido tradicional de los términos."

En el punto O, el informe oficial resume todo lo anterior en una conclusión tan peligrosa como una gambeta de Ronaldinho: "el futuro del fútbol profesional en Europa está amenazado por la creciente concentración de recursos y poder".

El origen concreto de estos peligros, y la dirección de las reformas que planea la Unión Europea para reglamentar el fútbol, serán motivo de una serie que DW WORLD irá desarrollando a lo largo de las próximas semanas. El proceso tendrá consecuencias a corto, mediano y largo plazo.

A discusión están los salarios de los jugadores, la condición de las ligas juveniles, la participación de la mujer en este deporte y, sobre todo, el tema central: el reparto de ese gran pastel que son los pagos por derechos de transmisión por televisión.