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Colombia-Ecuador: tras la verdad en maraña del narcotráfico

José Ospina-Valencia
24 de octubre de 2018

El nuevo infierno de las drogas tiene 586 kilómetros de largo. DW habló con Sinar Alvarado, de la Liga Contra el Silencio, que va tras las huellas del asesinato de periodistas a manos de "El Guacho",que no delinque solo.

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Tensa tranquilidad en Tumaco, a orillas del río Mira, en la frontera en Colombia y Ecuador.
Tensa tranquilidad en Tumaco, a orillas del río Mira, en la frontera en Colombia y Ecuador.Imagen: Getty Images/AFP/R. Arboleda

Tras la desaparición de las FARC, disidencias y otros grupos criminales se han tomado la zona fronteriza, aprovechando la ineptitud de los Gobiernos de Bogotá y Quito, y con la ayuda de funcionarios corruptos. El secuestro y asesinato de los periodistas del diario El Comercio, y las negociaciones de los Gobiernos que buscaban su liberación, siguen planteando preguntas, aún sin respuestas. Seis meses después de la tragedia, los familiares no han podido reconstruir la historia. La Liga Contra el Silencio y una alianza de 15 medios visitó "La frontera cautiva”.

DW: La Liga Contra el Silencio, la alianza de periodistas de investigación que usted coordina, busca ir más allá de la noticia cotidiana. Este 24 de octubre presentaron los resultados de la investigación "Frontera cautiva”. ¿Qué los llevó a la frontera colombo-ecuatoriana?

Sinar Alvarado: El narcotráfico es un creciente problema allí. Tumaco, en la costa del Pacífico colombiano, es el territorio con los mayores cultivos de coca del mundo. Tumaco es hoy una especie de "cluster”, en donde se siembra la planta, se procesa la pasta base y se comercia la cocaína que sale con rumbo a México y Estados Unidos. Allí actúan ahora disidentes de las FARC, como el Frente Oliver Sinisterra, comandado por "El Guacho”, un ciudadano ecuatoriano que se mueve en ambos países.

"El Guacho” habría ordenado, el 26 de marzo pasado, el secuestro y posterior asesinato del equipo del diario El Comercio, de Quito, compuesto por el periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el chofér Efraín Segarra. Pero, antes del secuestro las señales del poder del narcotráfico en Ecuador ya eran claras, y violentas…

Así es, el 27 de enero de 2018 un coche bomba colocado frente al cuartel de la policía de San Lorenzo explotó hiriendo a 28 personas. El estallido destrozó el 95% del edificio policial y causó daños en casi 40 viviendas contiguas. Un acto nunca visto en la historia  de Ecuador. Luego vino, en marzo, el caso del equipo periodístico, que fue secuestrado en el lado ecuatoriano, pero que fue llevado al lado colombiano.

Esta fue la primera vez que un periodista en Ecuador era asesinado por hacer su trabajo. ¿Fue este hecho lo que los motivó a querer contar la historia que ellos no pudieron contar?

Cuando se acalla a un periodista hay que responder con más periodismo. Una postura que comparten la FLIP (Fundación para la libertad de prensa), en Colombia, y Fundamedios, en Ecuador. Gracias a esta alianza pudimos investigar los hechos en la frontera, sus raíces y consecuencias.

La Liga Contra el Silencio cuenta el hecho en el capítulo "Tres vidas perdidas entre demasiadas manos”. Algunos valientes periodistas siguen los rastros del narcotráfico, pero ¿qué descubrieron de nuevo en el caso del secuestro y el triple asesinato?

Encontramos, por ejemplo, que "El Guacho” tenía un canal directo y frecuente de comunicación con la Policía de Ecuador. Es más, en otras comunicaciones encontramos muchas inconsistencias y contradicciones de los voceros y negociadores del Gobierno ecuatoriano. Y por el lado colombiano, el ministerio de Defensa no ha enviado aún a la Fiscalía un reporte de las operaciones militares realizadas durante el secuestro. Este es un punto clave, porque la acción militar pudo haber influido en un desenlace fatal. El 11 de abril el Frente Sinisterra dijo haber ejecutado a los periodistas, debido al acoso militar colombiano y a que el Gobierno ecuatoriano no había cumplido con la liberación de tres presos que exigía "El Guacho”, a cambio de los tres secuestrados.

Ese dilema es muy conocido en Colombia, con una historia de medio siglo de guerrillas: ¿qué tanto puede ceder un Estado o un Gobierno a las exigencias de un grupo criminal que mantiene a personas como arma para presionar?

Así es. Pero a nosotros lo que nos corresponde es conocer la verdad y publicarla. ¿Hubo o no hubo operativos militares que condujeron a la ejecución de los periodistas? También sabemos que el Gobierno de Lenin Moreno buscó acelerar el proceso de los tres hombres, cuya liberación exigía "El Guacho", para después amnistiarlos. Una idea que no prosperó.

El periodista Sinar Alvarado, coordinador de "La Liga contra el Silencio".
El periodista Sinar Alvarado, coordinador de "La Liga contra el Silencio".Imagen: Fernando Olaya

¿No le parece que el mayor problema radica en el error de apreciación del "Guacho" que creyó poder hacer exigencias políticas a un Estado, cuando él lo que comanda es un grupo criminal?

Puede que, a raíz de que mantenía en contacto con la Policía a través de Whatsapp, y luego con voceros de Moreno, haya creído que podía hacerlo. Pero "El Guacho” aumentó su agresividad con el tiempo, y endureció sus amenazas. Además exigió el cese del Acuerdo de Cooperación entre Colombia y Ecuador en la Lucha contra el Narcotráfico.

¿Ínfulas de "El Guacho" de querer actuar como actor político armado? De nuevo. ¿Qué tipo de contactos tenía "El Guacho” con la Policía de Ecuador, que le permitiera elevar semejantes exigencias?

No conocemos los textos. Lo cierto es que, como lo ha divulgado la prensa ecuatoriana, miembros de las Fuerzas Armadas de Ecuador le han suministrado armas y munición al frente narcotraficante de "El Guacho”. Balas con las que se pudo haber matado a los ciudadanos ecuatorianos que murieron.

Bajo el Gobierno de Rafael Correa, y con su probable anuencia, las FARC pudieron mantener en su territorio el mayor campamento en el extranjero. ¿A quién le sorprende que algunos de sus exmiembros dedicados al narcotráfico penetraran también su país?

En efecto. Esto ha sido una bomba metafórica que ha estallado en las narices de la sociedad ecuatoriana. Muchos son los ecuatorianos que ahora reconocen que Ecuador le había estado dando la espalda a un problema muy grave, muy peligroso, que consideraban ajeno, que creían solo de la incumbencia de Colombia. Ahora, Ecuador parece entender que el problema del narcotráfico es un asunto de ambos países. Peor aún. La enorme presencia militar de Colombia y Ecuador en su frontera común no se ha traducido en una mejora, sino en una degradación de las libertades civiles.

(er)

*Sinar Alvarado, periodista de la Universidad del Zulia, en Maracaibo, Venezuela. Alvarado coordina en Colombia "La liga contra el silencio”, una alianza de 15 medios y periodistas que combaten la censura, la autocensura y la desinformación en Colombia, auspiciada por la Fundación para la libertad de prensa (FLIP).