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G-8: inoperante, excluyente, obsoleto y falto de seriedad

José Ospina Valencia11 de julio de 2008

Nunca antes el consenso sobre la inoperancia del Grupo de los Ocho había sido tan amplio. “Farsa”, “bancarrota” o “mucho ruido y pocas nueces”, son los calificativos más decentes. ¿Cuándo cambiará algo?

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Jefes de Estado en la cumbre del G-8 en Japón.Imagen: AP

Anque a algunos países emergentes como China, la India, Suráfrica, Brasil y México han sido invitados a reuniones paralelas del G-8, la verdad es que a la mesa principal siguen sentados los mismos de antes, sólo que ahora más impotentes que nunca. Impotentes por inercia, porque no aún no parecen comprender que en el mundo de hoy, las relaciones y las posiciones han y están cambiado dramáticamente.

A la voz crítica de defensores del Medio Ambiente, sindicalistas y organizaciones humanitarias preocupadas por el hambre en el mundo, se unen cada vez más personajes de peso, que como el ministro alemán de Relaciones Exteriores, pertenecen a los mismos círculos del G-8 que deciden la agenda del selecto grupo.

Ministro alemán a favor de ampliación, no de modificación

Ante el innegable fracaso de la reciente Cumbre de Toyako, en Japón, hasta Frank-Walter Steinmeier, ministro alemán del Exterior, parece estar convencido de que, “el G8 debiera ampliarse para incluir a los países emergentes y poder encarar mejor el problema de la protección del clima”.

Pero también el mundo mismo tiene aún que despertar de la falsa ilusión de que este reducido círculo vaya a solucionar los problemas globales. Si el G-8 no ha sido capaz ni de resolver muchos de los problemas propios, sería más que ingenuo esperar que lo que hicieran con los del resto. Ni siquiera teniendo la certeza de que los problemas del resto del mundo son, en buena parte, causados por las mismas naciones industrializadas que demuestran tanta ineptitud como falta de voluntad a la hora de enfrentar las consecuencias del cambio climático, por ejemplo.

Sea como sea, Steinmeier no piensa en abolir el círculo ni cambiar la fórmula sino en engrosar las filas del desdentado club. “Creo que, en un futuro, el grupo podría llegar a componerse de 13 países”, apuntó el ministro alemán.

Pero no todos apoyan la idea de un inmediato “revolcón” en el seno del G-8. El jefe economista del banco alemán Deutsche Bank, Norbert Walter, aunque critica dicho círculo, rechazó en entrevista a la Deutsche Welle, cualquier aumento del número de miembros, por ahora. “Aunque el G-8 es un anacronismo ahí no tiene nadie más nada que buscar”, dijo Walter, al tiempo que reconoció que, “más adelante, no se podrá lograr mucho sin tener en cuenta a los países emergentes, también de América Latina, como Brasil”.

De alcohol, acosos y promesas

Para El País, de España, el G-8 ha degenerado en un grupillo de figuras con exaltaciones mediáticas y recuerda que Sarkozy compareció ante la prensa con síntomas de ebriedad, hace un año en el balneario alemán de Heiligendam. Y en la cumbre de San Petersburgo, en Rusia, a Bush le dio por practicarle un dudoso masaje dorsal a la canciller alemana Angela Merkel que no pudo más que saltar en su silla y sonreir sin saber si agradecer el acoso del presidente de Estados Unidos o darle una bofetada.

Pero aún es el incumplimiento de los compromisos contraídos con los países africanos en la Cumbre de Gleneagles, en Escocia, en el verano de 2005, prosigue El País. “En aquella reunión, convocada bajo un atronador aparato propagandístico por Tony Blair, se prometieron unas cantidades de ayuda que sólo se han cumplido en un 14%”, recalca el diario ibérico, para concluir que “la credibilidad de los compromisos que han contraído ahora respecto a las emisiones de gases a la atmósfera carece de la misma seriedad”.

Cuando regresa a casa…

Esta vez se han puesto de acuerdo en recortar las emisiones en un 50% para el 2050, pero ni siquiera el anfitrión, el primer ministro Fukuda, sabe muy bien en relación a qué año. Pero más se tardó Bush en regresar a Washington que en declarar que ya no adoptará nuevas medidas en la lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero, pese a las promesas hechas durante la Cumbre de los Ocho, como aparece hoy en el Washington Post.

Además, la Casa Blanca ha ordenado a la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) minimizar los costos que acarrean las consecuencias de la contaminación ambiental, al tiempo de magnificar los costos de medidas destinadas a mejorar el medio ambiente y la protección del clima, señala dicho diario. De acuerdo con varios documentos del gobierno estadounidense, la adopción de medidas para reducir el consumo de petróleo no es atractiva, ya que las autoridades basan sus cálculos en un precio de 58 dólares el barril (159 litros), cuando en realidad el precio del crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) asciende actualmente a unos 140 dólares el barril.

El panorama del Grupo de los Ocho no es nada halagador. Y para rematar, la próxima cumbre tendrá lugar en Maddalena, Italia. Así que en 2009, un resbaloso personaje presidirá el debate sobre las soluciones a los serios problemas del mundo: Silvio Berlusconi, “El Caimán”.