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Gdansk llora a Adamowicz en una Polonia cada vez menos unida

Monika Sieradzka
18 de enero de 2019

Las reacciones al asesinato del alcalde de la ciudad de Gdansk, Pawel Adamowicz, han puesto de manifiesto la profunda división política existente en el país.

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Polen Danzig Trauer und Gedenken nach Mord an Pawel Adamowicz, Bürgermeister
Imagen: Reuters/Agencja Gazeta/Renata Dabrowska

"Gdansk no volverá a ser la misma ciudad”, dice uno de los mensajes de condolencia escritos en un libro que descansa en el ayuntamiento de la ciudad polaca. El alcalde Pawel Adamowicz murió el lunes (14.01.2019) tras ser apuñalado durante un evento organizado por una ONG dedicada a la infancia.

Varios grupos derechistas habían amenazado a Adamowicz. Polonia es gobernada por el partido nacionalista y conservador Ley y Justicia (PiS, por sus siglas en polaco) desde 2015. Hace dos años, el grupo de ultraderecha Juventud de Toda Polonia imprimió un certificado de defunción simbólico para el alcalde: la pena con la que le amenazaban hacer pagar por su cosmopolitismo.

La Fiscalía acababa de cerrar la investigación del certificado de defunción tras decidir que no era parte de un "discurso del odio”, sino la expresión de una "insatisfacción con las decisiones del alcalde”. Poco después, Adamowicz fue asesinado.

Los creadores del certificado de defunción tenían buenas razones para pensar que saldrían impunes: cada vez más a menudo, las acciones de esta índole son vistas con indiferencia, e incluso con cierta tolerancia, por los polacos y sus líderes.

Por ejemplo, hace tres años, fue quemado un muñeco que representaba a un judío durante una manifestación islamófoba en Breslavia. En 2017, En 2017, un grupo de nacionalistas colgó fotos de seis representantes polacos en el Parlamento Europeo en horcas simbólicas, en el centro de la sureña ciudad de Katowice. Otra sentencia de muerte implícita, esta vez motivada por la decisión de los eurodiputados de apoyar las críticas de la Unión Europea a los intentos del PiS de acabar con la independencia del poder judicial.

Polen Danzig Neujahrsempfang des Bürgermeisters
El cosmopolita alcalde tenía una muy buena relación con la cónsul alemana en GdanskImagen: Maciej Kosycarz

"Traidores”

Poco después de la victoria del PiS en las elecciones parlamentarias que se celebraron en 2015 en Polonia, Jaroslaw Kaczynski, el presidente del partido, tildó a la oposición de "polacos de la peor clase” y de "traidores”. Y acusó a sus oponentes de asesinar a su hermano, Lech Kaczynski, que murió en 2010 en un accidente de avión en Rusia, en el que también murieron otras figuras del Ejecutivo.

Esa atmósfera parece haberse filtrado por todo el país. En las manifestaciones nacionalistas, a menudo la oposición aparece representada como una "chusma roja” que debería ser aplastada "con martillo y hoz”. Adamowicz era uno de los que se había posicionado públicamente contra esta propaganda.

Unas horas después de la muerte de Adamowicz, la televisión estatal TVP culpó de esta a la oposición, argumentando que los disidentes han hecho crecer las tensiones políticas en Polonia.

Para apoyar esta argumentación, TVP hizo referencia a los comentarios de Grzegorz Schetyna, líder de la opositora Plataforma Cívica, quien recientemente describió al PiS como una plaga de "algarrobos” que está acabando con el saludable árbol polaco.

Schetyna no fue el primero en utilizar este lenguaje incendiario. En 2017, el ahora expresidente Lech Walesa sugirió a los miembros del PiS que saltasen por la ventana. Ese mismo año, el exministro de Exteriores Radoslaw Sikorski pidió una purga del partido.

Polen, Danzig:  Donald Tusk spricht zur Ermordung Pawel Adamowicz
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien en el pasado también fue primer ministro de Polonia, participó en los eventos de dueloImagen: picture-alliance/M. Fludra

Un país dividido

La familia de Adamowicz ha pedido que su asesinato no sea politizado. Pero pocos analistas están dispuestos a hacer honor a esa petición. En un país profundamente dividido, la muerte de Adamowicz ya se ha convertido en un asunto político.

Ya se trate de la actitud del PiS hacia la UE, de su silenciamiento de los disidentes, de la influencia de la Iglesia católica en el Gobierno o de la memoria histórica de Polonia, ambos bandos se han atrincherado.

No hay acuerdo ni siquiera tras el asesinato de un líder democráticamente electo.

(eal/cp)

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