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Europa de duelo por Havel

Pablo Kummetz19 de diciembre de 2011

A Vaclav Havel le debemos el que Europa ya no esté dividida, señaló el ex ministro de RR.EE. alemán Hans Dietrich Genscher, quien recordó al ex presidente checo como una de las grandes figuras de nuestro tiempo.

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Vaclav Havel murió a los 75 años, dejando un legado de democracia y unidad en Europa.Imagen: AP

Escritor, dramaturgo y disidente, Vaclav Havel se convirtió en el primer presidente no comunista de Checoslovaquia en 1989. Luego fue, hasta el 2003, jefe de Estado de la República Checa. Tras conocerse su muerte, la emisora Deutschlandfunk conversó con un político alemán que tuvo con él una relación especialmente cercana: el ex ministro de Relaciones Exteriores Hans Dietrich Genscher.

Sr. Genscher, ¿cuándo fue la última vez que tuvo contacto con Havel?

Genscher: Hace ya más de un año. Pero, en pensamientos, mi mujer y yo estuvimos a menudo con él, porque nos preocupaba su salud, ya que padecía esa terrible enfermedad que finalmente acabó con su vida. Si usted ve las reacciones en Europa, se puede decir que Europa está de duelo y también que Europa es ahora más pobre, y no sólo el pueblo checo. Vaclav Havel fue una de las grandes figuras de nuestro tiempo. Y deliberadamente no digo político o estadista, que lo fue; pero también fue un hombre del espíritu, un hombre de la palabra, un hombre que podía cautivar e impresionar a la gente, y sobre todo darle valor. Su muerte es una pérdida cuyas consecuencias resultan indescriptibles, si pensamos que ya no nos hablará. Pero a través de sus obras seguirá hablándole a generaciones en Europa.

Usted tuvo estrecho contacto con Vaclav Havel. ¿Conversó con él abiertamente sobre su enfermedad?

Sí. Incluso una vez lo visité cuando estaba muy mal. Pero la enfermedad no era tema para él. Para él, el tema era qué podía hacer mientras esta enfermedad se lo permitiera. Y creo que eso también es un signo de su gran fortaleza interior. Este hombre fue un ejemplo.

Justamente en referencia a lo que ha dicho… Usted lo presentó primeramente como persona, como personalidad, y no tanto como político.

Sí. Él era el símbolo de la libertad. Ya en su juventud participó, en 1968, en la Primavera de Praga. (…) Toda esa gente estaba animada por el propósito de superar el comunismo; y él era el hombre al que, por su personalidad, escuchaban. Incluso cuando estuvo prisionero en las mazmorras del sistema, sus palabras llegaban al exterior, y eso dio valor a mucha gente, no sólo en la Checoslovaquia de entonces, sino también en Polonia, en la República Democrática Alemana, en Hungría, en todas partes, y también en Rusia. Hoy se puede decir que el hecho de que ya no tengamos un mundo dividido en dos (que estaba dividido en Europa) se debe agradecer en medida fundamental a este gran hombre, esta gran personalidad.

Flash-Galerie Vaclav Havel
Hans Dietrich Genscher entrega a Vaclav Havel un premio en Berlín en 2009.Imagen: picture-alliance/Sven Simon

¿Cuando llegó a la presidencia, sabía él cuán difícil sería la tarea?

Estaba plenamente consciente de eso. (…) El asumió responsabilidad por el nuevo comienzo en su país y fue una bendición para Checoslovaquia. Si usted piensa, se requería la hombría, la autoridad de un hombre como él para que la separación de checos y eslovacos se desarrollara de un modo tan ejemplar y pacífico. Y todo eso perdurará cuando recordemos a Vaclav Havel.

Como todo político en una democracia, Havel siguió una línea. Y esto también le reportó críticas en el curso de su presidencia. ¿Era moralmente demasiado riguroso?

No. Pero nosotros, los alemanes, debemos estarle especialmente agradecidos, porque hizo muchísimo por la reconciliación entre checos y alemanes. (…) Eso no lo olvidaremos, como tampoco su lucha por la democracia.

La reconciliación con Alemania: ¿fue pragmatismo político, o era él un amigo de los alemanes?

Para él era, por sobre todo, expresión de la responsabilidad histórica y moral que tenía. Y, por supuesto, tenía también la meta de crear una Europa unida. Él era un europeo por convicción y sabía que la reconciliación –también la de los checos con los alemanes- era una de las condiciones para la unidad de la nueva Europa.

Autor: Dirk Müller /Emilia Rojas

Editor: Enrique López