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Guerra por el agua: ¿amenaza para África oriental?

2 de agosto de 2011

El cambio climático y sus consecuencias podrían desempeñar en el futuro un papel en el recrudecimiento de los conflictos internacionales. La disputa entre Etiopía y Egipto por el agua del Nilo es un ejemplo.

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Nacido en Etiopía: el Nilo Azul.Imagen: CC/Mark Abel

"El agua es el único motivo por el cual Egipto volvería a entrar en guerra". La afirmación corresponde a Anwar El Sadat, Premio Nobel de la Paz y antiguo presidente egipcio. Una amenaza que, todavía hoy, sigue retumbando en Etiopía. Allí nace el llamado Nilo Azul, uno de los dos principales afluentes del río Nilo. Paradójicamente, y pese a que de Etiopía proceden más de cuatro quintas partes del agua del Nilo que discurre por Egipto, los etíopes no pueden utilizar el río para regar sus campos. El motivo hay que buscarlo en una ley promulgada durante la época colonial. La Gran Bretaña, que por aquel entonces ostentaba todavía el poder en África oriental, concedió a Egipto el privilegio de acaparar la mayor parte del agua del Nilo. Un tratado entre la metrópolis y la colonia que, además, incluía el derecho de Egipto a vetar cualquier proyecto para el uso del caudal del Nilo por parte del resto de países ribereños.

Los planes de Etiopía

Pero en los últimos tiempos, Etiopía no se deja amedrentar ni por el ruido de sables procedente de Egipto ni por las leyes coloniales. El país planea utilizar sus ríos de forma intensiva en el futuro. También los afluentes del Nilo: se construirán seis centrales hidroeléctricas y se reforzará el riego de las superficies agrícolas. Progresos extremadamente necesarios para los etíopes. En su país, uno de los más pobres del planeta, muchas personas no tienen acceso ni a la electricidad ni a agua limpia en cantidades suficientes.

Si Etiopía llevara efectivamente a la práctica una masiva ampliación de sus sistemas de regadío, el caudal de agua hacia Egipto se vería mermado, como explica Stephan Roll, experto en África oriental de la Fundación Ciencia y Política de Berlín. Pero, por encima de todo, Etiopía estaría en disposición de controlar el flujo de agua , algo que el gobierno de El Cairo pretende impedir.

Carrying water in Ethiopia
Abastecerse de agua es, a menudo, una ardua tarea en Etiopía.Imagen: CC/waterdog

El Nilo cubre prácticamente la totalidad de la demanda de agua de Egipto. Alrededor del 95% de la población reside en áreas densamente pobladas que abarcan apenas un 5% de la superficie del país, concentradas en torno al Valle del Nilo y al Delta del Nilo. El río riega sus campos, suministra agua para la industria y abastece a la población de agua potable. No es de extrañar, pues, que tal dependencia del Nilo lleve a algunos egipcios a imitar a Saddat hablando de acciones armadas para garantizar el suministro de agua a través del río.

La Iniciativa de la Cuenca del Nilo

Egipto, Etiopía y los otros ocho países por cuyos territorios discurre el río más largo del planeta negocian desde 1999 un nuevo reparto del agua del Nilo en la denominada Iniciativa de la Cuenca del Nilo. Conversaciones que, hasta la fecha, se han saldado sin resultado alguno. Es por ello que cuatro de los integrantes de la iniciativa -Etiopía, Ruanda, Uganda y Tanzania- cerraron en 2010 un nuevo acuerdo de forma unilateral. Un acuerdo por el cual se conceden a sí mismos el derecho a disponer de una mayor cantidad de agua del Nilo. De momento, Kenia ya se ha sumado al cuarteto y, según las informaciones publicadas en los medios de comunicación, Burundi y la República Democrática del Congo podrían hacerlo en breve.

Pero, ¿cómo reaccionarán Sudán y, sobre todo, Egipto, si en los próximos años comienza a descender el volumen de agua procedente del Nilo? Observadores políticos y científicos trabajan con dos escenarios posibles: o bien se desencadena un conflicto o bien se acaba desarrollando una cooperación.

Merowe Staudamm, Sudan
La construcción de presas es un tema conflictivo en la cuenca del Nilo.Imagen: Lubumbashi

Mercado en lugar de campo de batalla

Los expertos, sin embargo, consideran improbable que el conflicto alrededor del agua del Nilo acabe conduciendo a una guerra. Un extremo descartable por diversos motivos, opina por ejemplo Sören Schollvin, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales de Hamburgo. "Hay que pensar que la mayoría de esos países están en disposición de activar su fuerza militar para una guerra bilateral tan sólo de forma muy limitada", afirma Schollvin. Por el contrario, una creciente escasez de agua en África oriental más bien conducirá a los diferentes países a cooperar entre ellos de forma más estrecha, espera el experto Stephan Roll. Desde su punto de vista, Egipto seguirá negándose en el futuro a disponer de menos agua que en la actualidad. Sin embargo, un posible compromiso podría consistir en sumar al gobierno de El Cairo en una iniciativa para potenciar la construcción de presas a lo largo del curso superior del Nilo. Es decir, sobre todo en las regiones montañosas de Etiopía. Como contrapartida, Egipto podría seguir captando tanta agua del río como hasta ahora. De esta manera, el caudal podría estabilizarse y aumentar así el volumen de agua utilizable. Según Roll, también sería imaginable la creación de un "mercado de agua" en la región. Un mercado en el cual cada país podría comprar y vender agua. Los conflictos, pues, podrían negociarse en toda la extensión de la palabra, en lugar de recurrir a las armas.

Autor: Martin Schrader
Redacción: Emili Vinagre