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Gusanos, árboles y viejas especies de cereales

1 de marzo de 2011

¿Qué tienen en común insectos, árboles y viejos cultivos agrícolas? Que pueden dar forma a una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Los detalles más pequeños tienen, a menudo, un gran impacto.

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Plantación de sorgo: una importante fuente de alimentación.Imagen: CC/United Nation Photos

Cuando las ollas humean en Mali en el marco del proyecto ICRISAT (Instituto Internacional de Investigación de Cultivos para las zonas Tropicales Semi-áridas), significa que se están llevando a cabo pruebas con nuevas variedades de sorgo. Junto con el arroz, el trigo y el maíz, el sorgo es uno de los alimentos más importantes a nivel mundial. Para conseguir cultivar variedades que puedan ser útiles para la población rural, es importante implicar a los habitantes de las aldeas en el trabajo de los investigadores: los hombres ayudan en el campo y las mujeres prueban las variedades. Las mejores seguirán siendo cultivadas.

Los científicos no solamente intentan desarrollar especies más resistentes, sino que también apoyan a los pequeños agricultores. Según un estudio de la Conferencia de Comercio Mundial y Desarrollo de febrero de 2011, las pequeñas explotaciones agrícolas podrían resultar un elemento clave para reducir los efectos del cambio climático y abastecer con alimentos a un mayor número de personas. Es por ello que merece la pena introducir nuevos métodos de cultivo en regiones rurales. Porque la población en el continente aumenta y, con ello, también la hambruna.

Los productores de arroz sufren el cambio climático

Bauern beim Reisanbau
Cultivo de arroz mediante inundación.Imagen: CC/Anne Sieben

Junto a África, Asia es una de las regiones del mundo donde la población crece a un ritmo exponencial. Aquí, el arroz constituye la base de la alimentación. Muchos productores de arroz padecen los efectos del cambio climático, que modifica el inicio y la duración de la época de lluvias. Lo que conduce a que los agricultores no puedan planificar cuándo arar los campos y cuándo empezar la cosecha. El resultado: la producción retrocede. El Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI, por las siglas en inglés) intenta conseguir que el grano de arroz sea más resistente, pero también que su cultivo sea más respetuoso con el medio ambiente.

Para que el arroz pueda resistir a condiciones climáticas cambiantes es modificado genéticamente en el laboratorio. Para cultivarlo de forma más ecológica es suficiente con regar los campos de arroz con una menor cantidad de agua. Porque en el agua estancada viven microorganismos que producen metano. Un gas que, en función de los diferentes estudios, es entre 21 y 30 veces más nocivo para la atmósfera que el CO2. El cultivo de arroz pasa por ser el tercer mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero.

Para generar menos metano, los campos ya no se inundan de forma permanente, sino tan una vez cada dos días. Tras ello, la superficie se seca y las bacterias mueren. Una manera de reducir la producción de metano y de ahorrar agua.

Larve frisst Schädling für Reispflanze
Introducción de insectos en las plantaciones de arroz: método natural contra los parásitos.Imagen: CC/IRLI

Sencillo, pero no libre de críticas

El éxito de este método de cultivo, sin embargo, es discutido. "A menudo, el arroz se cultiva en zonas inundadas por las lluvias monzónicas donde no se puede plantar otra cosa que no sea arroz", explica el ecólogo agrícola Folkard Asch, de la Universidad de Hohenheim. En esas zonas, pues, incluso sin cultivos de arroz también se generaría metano, dado que los microorganismos se encuentran ya de por sí en el agua. Asch también ha investigado -en el marco de su proyecto RISOCAS- cómo la planta del arroz reacciona bajo diferentes condiciones climáticas. Descubriendo que, la mayoría de las veces, el cultivo de arroz en condiciones de ahorro de agua sólo proporciona buenas cosechas durante la estación de crecimiento. Si cambian las condiciones climáticas también lo hacen las cosechas.

También la naturaleza dispone de un enorme potencial para el cultivo respetuoso con el medio ambiente. "Por ejemplo, mediante la introducción de antagonistas a menudo puede prescindirse del uso de plantas de cultivo modificadas genéticamente para ser más resistentes a los parásitos", afirma Josef Settele, ecólogo agrícola del Centre Helmholtz de Investigación Medioambiental. Los antagonistas son los enemigos naturales de los parásitos. Los pequeños insectos ayudan no sólo a los agricultores, sino también al medio ambiente, dado que su introducción permite emplear una menor cantidad de pesticidas. Para permitir el asentamiento de los antagonistas es necesario volver a generar una vegetación natural y diversa junto a los campos de cultivo.

La mezcla funciona

Alleycropping mit Sorghum
Cultivo mixto: hileras de acacias entre el sorgo.Imagen: CC/Trees for the Future

Dicha vegetación también protege de la erosión, estabiliza el balance hídrico y ayuda a obtener unas cosechas constantes. En muchos proyectos agrícolas se pasa del monocultivo a un cultivo mixto. Plantando, por ejemplo, una hilera de árboles entre varias hileras de sorgo, como explica el ecólogo agrícola Stefan Sieber, del Centro Leibnitz de Investigación Agrícola. La agricultura sostenible merece la pena sin lugar a dudas: "reduce la pobreza, mejora la alimentación y atenúa las consecuencias del cambio climático a través de un cultivo respetuoso con el medio ambiente", explica la experta en agricultura de Oxfam Marita Wiggerthale. Sin embargo, el hambre en el mundo tiene numerosas causas que no tienen que ver solamente con métodos de cultivo equivocados. Según un estudio, por ejemplo, en Estados Unidos una cuarta parte de los alimentos acaban en la basura. Es por ello que un mejor reparto de los productos alimenticios debe jugar un papel igual de importante para garantizar un mejor abastecimiento en el futuro. Caminar hacia una agricultura sostenible es tan sólo una parte de la solución del problema.

Autor: Michaela Führer
Redacción: Emili Vinagre