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Impunidad: terreno fértil para muchos males

Mirra Banchón
21 de septiembre de 2017

“Cuando un país no es capaz de investigar y sancionar como es debido, significa que es débil. Y ofrece terreno fértil para la corrupción”, dice a DW, desde la Asamblea Eurolat, Renate Weber.

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Brüssel Demonstration gegen Straflosigkeit nach Mord in Mexiko
Imagen: DW/M. Banchón

La lucha conjunta contra la impunidad ha sido motivo de una resolución aprobada por amplia mayoría en la Asamblea EuroLatinoamericana (Eurolat) reunida esta semana en El Salvador.

Colaborar para combatirla es imperativo, acordaron los parlamentarios  (75 de cada continente). No obstante, una corta mirada a la actualidad convierten el término en una lista de tareas demasiado larga.  

La impunidad, hoy

Colombia: solo cinco casos de los 51 líderes colombianos asesinados en los pasados meses han llegado a juicio. Guatemala: sigue en libertad la persona responsable del encierro y posterior incendio donde murieron en marzo 48 adolescentes en un albergue estatal. México: por los 14 periodistas asesinados en un período de 12 meses no hay ni un solo detenido.

Los ejemplos podrían seguir. Según el Índice Global de Impunidad (IGP, 2017), México ocupa el cuarto lugar en el mundo. Le siguen Perú y Brasil. Ecuador, Venezuela y República Dominicana también ocupan puestos altos. "Es que donde no hay sanciones, ni investigaciones como debería ser, hay impunidad”, explica a DW Renate Weber, eurodiputada rumana, ponente de la resolución sobre este tema en Eurolat.

"Y no es un problema de América Latina”, agrega.  Efectivamente, Francia, Portugal y España se colocan en el centro de la lista del IGP. Chile, por debajo de ellos.

Renate Weber, miembro del Parlamento Europeo.
Renate Weber, miembro del Parlamento Europeo.Imagen: Europäisches Parlament

"Cuando hablamos de impunidad hablamos de la criminalidad organizada, hablamos de corrupción pero también de feminicidios”, sigue Weber. A este respecto, en América Latina, según datos de la ONU, a pesar de reformas legislativas en la mayoría de los países, el 98% de la violencia machista queda sin castigo. 

A esto se suma las redes criminales internacionales de tráfico de armas, seres humanos y residuos, y las de lavado de dinero –objeto de otro informe de EuroLat- con su altísima capacidad para escapar a la justicia internacional.

Una tarea conjunta

Con vistas a la próxima Cumbre UE-CELAC (prevista para octubre 2017, posiblemente postergada para el 2018), la resolución aprobada en El Salvador propone comenzar a acometer la gigantesca tarea mejorando los sistemas de justicia.

Cabe resaltar que en el "Plan de Acción” –tareas conjuntas acordadas para el período 2015-2017- la lucha contra impunidad como tal no consta. Sí la lucha contra la droga y el trabajo en el campo de la mejora de la cohesión social y en cuestiones de género. En este sentido, en los últimos años la UE ha contribuido a esos temas a través de programas como COPOLAD (Programa de Cooperación entre la UE y América Latina en Políticas sobre Drogas) y EuroSocial.

No obstante, en la resolución promovida por Weber –jurista y defensora de derechos humanos- se insiste en la importancia de la homogeneización de los sistemas legales, la cooperación a nivel judicial, policial y fiscal. También en fortalecer los sistemas de justicia penal y penitenciaria.   

Países débiles, alianzas fuertes

Dada la situación actual de la impunidad, ¿es realista lo propuesto? "La verdad es que cuando un país no es capaz de investigar y sancionar indica que es un Estado débil, y ofrece un entorno favorable a que la corrupción florezca”, responde Weber. 

¿Es ése el caso de México, Colombia, Guatemala o Honduras, países con altos índices de impunidad? "No se trata de una sola región, ni de países en concretos, el tema es transversal. Por eso es importante que los países no estén solos”, subraya  Weber.  En el marco de la relación UE-CELAC, "es muy importante que este debate se convierta en presupuesto para el poder judicial y en programas comunes que incluyan a parlamentos y poder judicial, pero también a una sociedad civil que exige cada vez con mayor fuerza que se luche, de verdad, contra la corrupción y la impunidad”, concluye.