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Talleres de discapacitados

Rachel Baig/ Cristina Papaleo28 de noviembre de 2012

El incendio en un taller para discapacitados en Alemania reabrió el debate sobre la seguridad. Los talleres son un factor importante para la integración de personas especiales a la vida laboral y a la sociedad.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Las causas del incendio en un taller para discapacitados en Titisee-Neustadt, en el estado de Baden-Württemberg, fue un horno a gas defectuoso. Eso es lo que pudieron constatar los peritos que investigan el caso. En ese establecimiento, de la organización católica Cáritas trabajan unas 130 personas que sufren de discapacidades físicas y psíquicas. En Alemania hay alrededor de 700 talleres de ese tipo, los que permiten a personas con discapacidades tomar parte en la vida laboral, un derecho que, en Alemania, está protegido por la ley.

“Existe una normativa explícita para el derecho a un lugar en uno de los talleres, y también sobre el tamaño de los mismos”, explica a DW Claudia Fischer, encargada de prensa de la Asociación Alemana de Talleres para Discapacitados. Si alguien, a causa de su discapacidad, no puede trabajar en las condiciones usuales, puede hacerlo en uno de los talleres, ya que, para muchos, trabajar no significa únicamente cumplir con una tarea, sino también contar con una estructura cotidiana, contactos sociales, y la sensación de ser necesitado.

Ser parte de la sociedad

La oferta se dirige no solo a personas con discapacidad física o psíquica, sino también a quienes no están en condiciones de desempeñarse en el mercado laboral debido a problemas psíquicos. “El primer paso para obtener una plaza en un taller para discapacitados es poder demostrar el grado de discapacidad. Luego, la persona puede decidir asistir a un taller cercano a su domicilio”, dice, por su parte, Reiner Bleil, de los talleres de Cáritas en Colonia, a DW.

Taller para discapacitados de la Fundación Stephanus en Neuruppin.
Taller para discapacitados de la Fundación Stephanus en Neuruppin.Imagen: picture-alliance/dpa

La formación profesional toma un máximo de dos años. Allí, los participantes aprenden todo lo que necesitan para desarrollar su actividad. También participan en prácticas en diferentes empresas, y junto con las clases también se les ofrece asesoramiento psicológico, pedagógico y la posibilidad de practicar deportes. El abanico de profesiones que pueden elegir es grande: desde economía doméstica y manualidades hasta empaquetado y trabajo de metales.

Integración a la vida laboral

Al finalizar la formación, los participantes tienen la posibilidad de pasar a un taller de trabajo. El contrato laboral es por tiempo indefinido, y los empleados reciben un sueldo de aproximadamente 160 euros. Además, gozan de protección total contra despidos, ya que su desempeño no está relacionado con su rendimiento. Pero también tienen la posibilidad de integrarse al mundo laboral, ya que también hay talleres y empresas privadas y estatales que ofrecen puestos de trabajo para personas con discapacidades. Sin embargo, hoy en día no es tan fácil conseguir un puesto de esas características. Muchas tareas simples han sido mercerizadas o se ha remplazado el trabajo humano por máquinas, por lo cual estos talleres se vuelven cada vez más importantes. Para las personas discapacitadas, son la única posibilidad de demostrar que tienen otras capacidades, diferentes a las del resto, y que forman parte de la sociedad.

Oferta deportiva en la Unversidad de Leipzig.
Oferta deportiva en la Unversidad de Leipzig.Imagen: ITK Leipzig

Autora: Rachel Baig/ Cristina Papaleo

Editor: Enrique López