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Guía para la protección marina

Jennifer Collins (AR/PK)26 de mayo de 2015

Las áreas marinas protegidas son necesarias para la conservación de nuestros océanos. Carl Gustaf Lundin, director del Programa Global Marino y Polar de la UICN, explica el papel destacado de estas zonas.

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Imagen: Richard Carey/Fotolia

Las áreas marinas protegidas (AMPs) son superficies de mar preservadas para fines de conservación. Existen seis grandes tipos de AMPs en función de su tamaño y nivel de protección, como por ejemplo, aquellas que restringen la pesca, el turismo o la minería. Pero, ¿por qué las necesitamos y cómo funcionan? Carl Gustaf Lundin, director del Programa Global Marino y Polar, de la organización medioambiental Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se lo explica a Global Ideas.

Global Ideas: ¿Qué es un área marina protegida?

Carl Gustaf Lundin: Definimos como área marina protegida a una zona que ha sido identificada para proteger su hábitat marino. Estas superficies pueden variar en tamaño y abarcar desde una hectárea hasta tres veces el tamaño de Gran Bretaña, tal y como prevé presentar el gobierno británico en breve. Todas ellas son muy diferentes, también en cuanto al nivel de protección que proporcionan. Existe una Comisión Mundial de Áreas Protegidas (CMAP), que se ocupa de categorizar estos niveles. Así, hay seis tipos principales de áreas marinas protegidas, que engloban desde la protección más estricta –en la que no está permitida ni la pesca ni el turismo– hasta condiciones menos rigurosas, como aquellas que permiten, por ejemplo, la pesca pero ninguna acción destructiva, como la minería.

¿Por qué necesitamos estos territorios?

En tierra, las áreas protegidas son puntos de referencia, es decir, zonas donde la naturaleza se mantiene tal y como era, antes de que se viera alterada por la actividad humana. Con los mares ocurre algo similar. Si alguna vez queremos recuperar un sistema sano, necesitamos saber cómo funcionaba estando intacto. Sin lugares de referencia no seríamos capaces de hacerlo y precisamente esa es nuestra tarea. Tratamos de mantener los océanos intactos, para que continúen facilitándonos los recursos que necesitamos y de los que tantas personas dependen.

¿Quién es responsable de la supervisión?

Cada país tiene un mar territorial de 200 millas náuticas (unos 370 kilómetros). Los países declaran aquí sus áreas protegidas y así sabemos quién es el responsable. Para ello hay diferentes formas, a veces son responsables las autoridades locales, otras veces las administraciones del parque o parte de las autoridades pesqueras. En alta mar, no tenemos tal cosa. Aquí, es necesario crear responsabilidades transnacionales para que no haya dudas de quién puede llevar a cabo las acciones pertinentes. No obstante, se crean muchos intereses. Por ejemplo, existen organizaciones pesqueras que coordinan la pesca, o responsables para los fondos marinos, que deciden sobre las concesiones mineras. Del mismo modo, otros regulan las rutas de navegación. Todo esto puede tener un impacto en lo que ocurre en alta mar. Las normas marítimas son muy irregulares, de modo que no existe un sistema integral de protección. Actualmente hay algunos avances muy interesantes, que nos permiten entender y evaluar lo que ocurre en estas áreas. Los satélites, por ejemplo, son una ayuda, ya que evitan enviar enormes buques de guerra para enterarnos de lo que está ocurriendo.

Carl Gustaf Lundin, director del Programa Global Marino y Polar de la UICN.
Carl Gustaf Lundin, director del Programa Global Marino y Polar de la UICN.Imagen: DW

Más del 64 por ciento de los océanos se sitúan más allá de cualquier jurisdicción nacional. Esas zonas engloban gran parte de nuestro planeta y casi la mitad son áreas sin ley.

¿Cuáles son los peligros y las oportunidades, que existen para los océanos y las zonas marinas protegidas?

En muchas de las zonas pesqueras que tenemos hoy, existe una fuerte sobrepesca. Muchas de las especies de peces grandes más valiosas han desaparecido en gran parte. Calculamos que el 95 por ciento de los grandes peces ya no existen en la mayoría de las áreas, incluyendo las ballenas. Eso es terrible. Una forma de hacer frente a la situación es la creación de áreas donde los peces puedan reproducirse sin molestias. Sin embargo, para poder tener éxito, y obtener un número suficiente de animales adultos, esto habría que hacerlo durante un período largo de tiempo. A menudo los llamamos BOFFFF, del inglés Big Old Fat Fecund Female Fish (peces hembra grandes, adultas y fértiles). Los peces de mayor edad, ponen más huevos. Un pez joven puede poner 1.000 huevos, mientras que un ejemplar adulto puede llegar a 15.000.

Otro punto destacable es la perfección del sistema en sí mismo. En 1970, tal vez entre el 50 y el 60 por ciento de los arrecifes de coral se mantenían intactos en el Caribe. Hoy, el promedio es menor del catorce por ciento. A menudo, tan solo se conservan entre el dos y el tres por ciento. Así es que incluso podríamos decir que ya no existen arrecifes coralinos en el Caribe. No hemos protegido suficientemente estas áreas. Sin embargo, allí donde lo hemos hecho, los arrecifes se conservan e incluso se están recuperando. Teniendo en cuenta que el turismo es la principal fuente de ingresos para muchos países del Caribe, los arrecifes juegan un papel muy destacado. Si estos países consiguen tener éxito en la recuperación de los mismos, serán de nuevo atractivos como destino turístico.

El cambio climático también tiene un peso muy significativo. En muchos lugares ya estamos observando un aumento de la temperatura del agua de un grado Celsius. En el caso del Mar Báltico podemos hablar de hasta dos grados. Si estos cambios tan rápidos ocurren en muchos sistemas a la vez, está claro que un cierto número de especies no sobrevivirá. Hablamos en relación a la capacidad de resistencia de estos sistemas, es decir, su capacidad para regenerarse. Un sistema sano es aquel que tiene mayor capacidad de recuperación, a diferencia de uno cuyo hábitat ha sido destruido. Las áreas marinas protegidas son más estables en sí mismas y tienen más posibilidades de recuperarse.

Áreas marinas protegidas en azul, en agosto de 2014.
Áreas marinas protegidas en azul, en agosto de 2014.

¿Por qué tan solo un tres por ciento de la superficie marina son áreas protegidas? Eso no es mucho, comparado con el doce por ciento de la superficie terrestre protegida.

En cierto modo se aplica el proverbio, “ojos que no ven, corazón que no siente”. La gente ve una superficie de agua y en realidad no piensa en la importancia de todo lo que hay bajo ella. Olvidamos que la vida se originó a partir de los océanos y lo mucho que dependemos de ellos para nuestro propio bienestar. Muchas funciones esenciales, como la producción del oxígeno dependen del mar.

¿Están al menos las áreas protegidas en buenas manos?

Solo el tres por ciento de los océanos están protegidos y casi la mitad de ellos no lo está de forma satisfactoria. Digámoslo así: solo una mínima parte de todos los océanos se encuentra en buenas condiciones. Este es un problema real muy grave, que nos concierne a todos y por ello es necesario que hagamos más de lo que se ha hecho hasta ahora.

¿Qué se puede mejorar aquí?

A menudo, sería suficiente con que los países afectados ​​asumieran su responsabilidad. Como ya he dicho, muchos países se están dando cuenta ahora de la importancia de disponer de una red de áreas marinas protegidas. Ya sean países ricos o pobres, la mayoría dispone de reservas de suelo. Ahora, también tienen que empezar a cuidar de los mares que se encuentran dentro de su jurisdicción.

La UICN es una organización internacional que se ocupa de la protección del medio ambiente y el uso sostenible de los recursos naturales. La organización ayuda a categorizar y definir las áreas marinas protegidas y también colabora con el proyecto del océano en Google Earth.

La entrevista ha sido editada a efectos de una mejor comprensión.

Autora: Jennifer Collins (AR/PK)