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Lübbenau, la capital del pepino

DW-WORLD26 de marzo de 2006

Visitar Lübbenau es descubrir un mundo aparte. Situada en la tierra del pepino, en la región del Spreewald, es un lugar idílico. Y como toda región alemana, Lübbenau también tiene su propio idioma.

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Lübbenau tiene 1.000 kilómetros de vías navegables.Imagen: dpa


La ciudad de Lübbenau, en el Estado de Brandenburgo, se encuentra a poco más de una hora en tren de Berlín, la capital alemana. Pero a pesar de que ser tan cerca, al llegar a Lübbenau ya se siente la atmósfera peculiar. En vez de calles, hay canales. Los carros fueron sustituidos por barcos y lo verde domina el paisaje.

La segunda Venecia del Norte después de Lübeck

Basta que un riachuelo atraviese el centro urbano para que una ciudad europea se autodenomine "la otra Venecia". Pero en Lübbenau, no tener un barco anclado frente a la casa puede representar un problema para muchos habitantes. A pesar de que no todas las calles son acuáticas, gran parte del tráfico depende del barco.

Durante un paseo por los canales, el turista se queda impresionado por un panorama que se parece al de hace 10 mil años. La región llamada Spreewald, bosque del río Spree, es ideal para caminatas: hay más de 200km de senderos. La mejor época para una estancia en Lübbenau es entre abril y octubre, cuando las condiciones son favorables para hacer deporte al aire libre. Después hace mucho frío y viento.

A pesar de la utilización intensa del sol en la última década, el Spreewald es un área donde se encuentran, todavía hoy, animales y plantas raras. Desde octubre del 1990, es una reserva de biosfera protegida por la UNESCO.

Museo del pepino

Alemania es el país de los museos. Cualquier asunto es digno de recibir un tratamiento especial y de ganar un museo. Para las verduras, esa regla también se aplica. Un ejemplo es un museo que está situado a dos kilómetros de la ciudad:

El único museo del pepino del mundo se encuentra en Lehde, un pueblo que pertenece a Lübbenau, y que se puede visitar sólo en los meses más calientes del año, lo que quiere decir que está cerrado de noviembre a marzo. El museo cuenta la historia del cultivo del pepino en las tierras alemanas.

La exposición muestra la vida cotidiana de los agricultores, sus herramientas de trabajo y los medios de producción de conservas y barriles para el almacenamiento. El edificio del museo también es interesante: es una bodega, donde estaba guardada la maquinaria específica para el procesamiento de la verdura.

Ya en su primera visita de la ciudad, el escritor alemán Theodor Fontane mostró su aprecio por el producto natural llamándola la "patria del pepino". Su admiración se demostraba en el gran pedido que recibía todos los años en su casa: un barril lleno de dicha verdura.

El descubrimiento de Lübbenau

La puerta de entrada a la región del Spreewald tiene una larga historia. A través de estudios arqueológicos, fue comprobado que alrededor del siglo 10 ya existía una aldea en este lugar. El resultado de las excavaciones fecha la ocupación humana para otros períodos, como la Edad del Bronce. Alrededor del 950, grupos de eslavos se instalaron en el lugar donde hoy queda Lübbenau. El primer registro de la Ciudad es del 1315.

Hasta a mediados del siglo 20, el número de habitantes llegaba a poco más de 8 mil. En 1959, la ciudad ganó una fábrica de extracción de carbón vegetal, responsable por el aumento de la población. Hoy en día, 16 mil habitantes viven en Lübbenau.

Idioma propio

No se asuste, cuando al llegar a Lübbenau, usted encuentra placas en alemán y un idioma "extranjero". Estamos hablando del "sórbio", idioma de origen eslavo, también conocido como "sorábio" o "lusaciano". Aún hoy en día, alrededor de 60 mil habitantes de los Estados de Saxonia y de Brandenburgo hablan "sórbio".

Durante la Guerra de los Treinta Años, la mitad de la población de los antiguos eslavos del Río Elba desaparició, lo que redujo al área donde se hablaba el sórbio. Con la industrialización después del 1871, el sórbio desapareció como lengua materna.

Al introducirse el alemán en las escuelas, los sórbios se volvieron bilingües. Las misas tuvieron una gran influencia en el desenvolvimiento del idioma. Hasta 1867, los cultos de la iglesia evangélica de San Nicolás, en el centro histórico de Lübbenau, fueron ministrados en sórbio.