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La agenda medioambiental del G7

Ruby Russel (JAG/VC)6 de junio de 2015

Alemania tiene objetivos ambiciosos para el clima y, como anfitriona de la cumbre, Merkel podría dirigir el debate. Pero antes tendrá que tratar los problemas del carbón de Alemania.

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Imagen: picture-alliance/AP/M. Meissner

Antes de la cumbre del G7 en Elmau, las organizaciones ecologistas exigieron a Angela Merkel reclamar su papel de “canciller del clima” y dirigir las negociaciones medioambientales. “El G7 es una ocasión única para impulsar acuerdos sobre el clima”, explica Tobias Münchmeyer, de Greenpeace, en vista a la Conferencia del Clima de la ONU en diciembre en País.

Financiación y reducción

Antes de la reunión, Merkel mencionaba que el cambio climático y la sostenibilidad serían los temas centrales de la cumbre. “Un ejemplo para una transición a una economía libre de CO2”, decía la canciller. Para Christian Hey, Secretario del Consejo Alemán de Medio Ambiente, “el problema de Merkel es llevar a los miembros del G7 a aceptar acuerdos para reducir las emisiones”. Según Greenpeace, los estados del G7 consumen el 30 por ciento de la energía mundial producida por el carbón contribuyendo de forma descartable a las emisiones de CO2. Y pese a que Merkel anunció en mayo en Berlín que Alemania amentaría el apoyo para la protección del clima hasta los 4.000 millones de euros, esta cifra aún dista mucho de los 100.000 millones de dólares acordados en 2009 en Copenhague.

Negociaciones sobre el clima en Berlín.
Negociaciones sobre el clima en Berlín.Imagen: Reuters

Ahora las asociaciones ecologistas esperan reducir esta diferencia en Elmau. “La cumbre mira hacia París pero también hay que tomar decisiones. Por ejemplo, sobre las reducciones de CO2”, opina Sabine Minninger, de la organización de ayuda alemana Brot für die Welt. “Una señal importante sería prescindir de los combustibles fósiles hasta 2050”, continúa la activista que, sin embargo, lo ve poco probable. “Para los países ricos es mas fácil poner dinero que comprometerse y reformar su economía”, concluye Minninger.

Primero en casa

Alemania tiene objetivos climáticos muy ambiciosos. La cuarta parte de la electricidad procede de fuentes de energía renovables y otra cuarta parte viene del carbón. Para los observadores, esta dependencia podría perjudicar a Merkel. “Alemania tiene un problema con el carbón y si no se hace nada no conseguirá la reducción de emisiones del 40 por ciento hasta 2020”.

Para conseguirlo hay propuestas para abandonar las centrales térmicas. Pero también estas tienen opositores. Por lo tanto, alcanzar estos objetivos tan ambiciosos podría suponer una contradicción. “Si Alemania no soluciona el problema en su casa, su posición no será creíble en el plano internacional”, aclara el experto Hey.

Además del cambio climático, la agenda de Elmau incluye otros temas ecológicos como la contaminación del mar y la escasez de fauna marina. Para Münchmeyer, es bueno que el G7 se preocupe de la biodiversidad marina. Pero también es necesario priorizar el tema de la escasez de recursos naturales. “Crecimiento a largo plazo sin hablar del clima sería una ilusión”, aclara Hey. “Del mismo modo, tampoco se puede asegurar un crecimiento a largo plazo sin considerar la escasez de recursos y sus precios que también influyen en la economía”, concluye el experto en medioambiente.