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La caída de Colón de los pedestales

Victoria Dannemann
13 de julio de 2021

La estatua de Cristóbal Colón derribada en Colombia en medio de las protestas, no es la primera que cae en el continente que supuestamente fuera descubierto por éste. ¿Por qué la furia contra el navegante?

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Imagen: Mery Granados/REUTERS

El que alguna vez fuera un héroe europeo, hoy es atacado como un conquistador genocida. En todo el continente americano, las estatuas del navegante son vandalizadas, destruidas o derribadas. La última, en Barranquilla, Colombia. Amarrada y tirada con sogas, cayó al suelo en medio de los vítores de los manifestantes de las protestas que comenzaron el 28 de abril en el país sudamericano, en rechazo a la reforma tributaria. ¿Qué tiene que ver Colón con todo esto y por qué la furia de los manifestantes hacia su figura, precisamente en el país que fue bautizado en homenaje al explorador? Para Silvia Tieffemberg, doctora en Letras e investigadora de la Universidad de Buenos Aires, el que a las estatuas se les corten las manos, se las tiña de otros colores o se las eche abajo tiene que ver con el relato que ellas representan. "Las estatuas, los monumentos y las pinturas hacen un relato rígido de la historia, y la gente protesta contra ese relato, que es de héroes y excluye a las clases populares. Quieren escribir otra historia y también sienten que quienes gobiernan son descendientes de esos primeros conquistadores. Por eso la imagen de Colón es una de las más vandalizadas”, dice a DW.

Estatuas de personajes o héroes populares o más cercanos a la lucha del pueblo no se ven afectadas. Colón, en cambio, "es visto como representante del capitalismo y la monarquía”, indica la investigadora. La figura del navegante es blanco preferente los días 12 de octubre, fecha que, por siglos, los libros de historia celebraron como el "descubrimiento de América”. Pero también cada vez más frecuentemente en marchas por mayor equidad y demandas por derechos sociales, económicos y políticos en América Latina. Ha sido atacada en Estados Unidos por quienes protestaban por la muerte de George Floyd, la discriminación racial y la violencia policial, como en Sudamérica por quienes denuncian la apropiación de terrenos y el genocidio de los pueblos originarios.

Estatua de Colón derribada en Minesota.
Estatua de Colón derribada en Minesota.Imagen: picture alliance/dpa/ZUMA Wire

"Estas agresiones a las estatuas tienen que ver con decir no hay una sola historia, como nos dijeron. Hay otra historia y en esta historia yo soy protagonista y puedo intervenir los monumentos”, afirma Tieffemberg.

El héroe cuestionado

Ya en 1992, ante los festejos organizados por los europeos por los cinco siglos de la llegada de Colón a América, surgieron protestas, recuerda el historiador Stefan Rinke, director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín, en conversación con DW.

"Hubo muchas actividades de política simbólica, incluida la destrucción de monumentos de Colón, para mostrar que la gente no quiere creer más en la versión tradicional de la historia del gran descubridor que abrió un nuevo mundo para Europa, sin pensar en las víctimas que provocó este proceso histórico”, indica. Esta postura crítica "tiene muchas facetas, porque al discurso global ahora se añaden también las discusiones sobre racismo, poscolonialismo y la devolución de objetos robados desde las colonias”, señala Rinke.

Prof. Dr. Stefan Rinke
Stefan Rinke.Imagen: DW

Tras ser glorificado por tantos siglos como un símbolo de la superioridad europea, hoy ocurre lo contrario. "El Colón que vemos es el que inventaron mucho tiempo después. Una versión de la historia que tiene como protagonistas a los varones descendientes de los conquistadores, de las clases letradas y aristocráticas. No hay mujeres, ni niños, ni soldados; están invisibilizados. Son los jefes los que recordamos y a Colon le tocó ser el ícono de la opresión. Esa estatua que la gente vandaliza no es el Colón real, sino el símbolo de algo”, subraya Silvia Tieffemberg, quien es codirectora del Programa Interdisciplinario de Estudios Coloniales.

Colón con una mirada actual

En opinión de Tieffemberg hay que mirar al hombre en su contexto y su tiempo: "Era un marino, un personaje medieval, que no descubrió América, sino que iba buscando rutas comerciales a Oriente y llegó a un lugar diferente, que lo maravilló”. Si hubiera que agredir a alguien, hay otros más indicados, agrega. "Hay personajes nefastos, como los que hacen la conquista del Perú con la idea de saqueo y de robo, pero esa no era la idea de Colón, como se lee en los textos de la época”. Tampoco sería acertado responsabilizar a Colón de todos los crímenes y desarrollos negativos de los últimos 500 años. "Colón es un hijo de su época, un símbolo de la aventura hacia nuevos mundos, que marca el comienzo del período de globalización que vivimos hoy. El proceso posterior ha tenido muchas víctimas y problemas, se cometieron muchos crímenes, pero sería una falta reducir toda la historia latinoamericana a esa llegada de los europeos”, añade Rinke.

En la historiografía moderna, desde la segunda mitad del siglo XX, la evaluación de Colón ha cambiado y hoy domina una visión más crítica, que considera los efectos negativos para los pueblos indígenas del Caribe y más tarde en el continente latinoamericano. Sin embargo, "entre el público, en los medios y también en algunos libros de texto de escuelas todavía se repiten las viejas narrativas”, observa Rinke. El investigador, autor de un libro sobre Colón y del recientemente publicado "Conquistadores y Aztecas”, destaca que la discusión es muy positiva porque permite repensar críticamente la historia y las narrativas del pasado heroico, "en el contexto de los discursos de una generación joven crítica del eurocentrismo y la superioridad europea, que se cuestiona sobre los costos y las víctimas”. Las estatuas también dan esa oportunidad. "El monumento se puede transferir a un museo o por medio de carteles explicar críticamente, también en la enseñanza con profesores. En vez de destruirlo, recontextualizarlo”, propone. Esto permite "volver a discutir estos asuntos, porque si solamente se destruyen, no habrá discusión sobre este tema, que es central en nuestros días”, concluye Rinke.

(er)