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La Constitución de Weimar, tino y flaquezas

Christoph Hasselbach
6 de febrero de 2019

Hace cien años se reunió la Asamblea Nacional de Weimar que elaboraría la Carta Magna de Alemania de 1919. Esa Constitución era de una modernidad inaudita, pero tenía debilidades que terminaron afectando a todo el mundo

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Die Weimarer Verfassung | 1919
Imagen: picture-alliance/dpa/akg-images

Democracia directa

La Carta Magna de Weimar se deslindó de otras Constituciones de la época desde su primer artículo, donde se leía: "El poder del Estado emana del pueblo”. Ciertamente, los ciudadanos tuvieron una influencia más directa sobre los procesos políticos entonces que en la Ley Fundamental de la República Federal de Alemania, de 1949, y que en los tiempos del imperio germano. La Constitución de Weimar estableció que el presidente  debía ser elegido directamente por el pueblo y contemplaba la posibilidad de influir sobre las leyes mediante las iniciativas legislativas populares y los plebiscitos. No obstante, entre 1919 y 1933 sólo se realizaron tres iniciativas legislativas populares; dos de ellas fueron sometidas a referendo, pero las mociones fracasaron por falta de participación en las urnas.

Mujeres y hombres

Durante la República de Weimar tuvo lugar la mayor dilatación de los círculos de electores en la historia alemana. La edad mínima para votar bajó de 25 a 20 años. A los soldados activos se les concedió el derecho al sufragio, pero poco después –en 1920– se les despojó de esa prerrogativa. Sin embargo, el cambio más importante fue la introducción del sufragio femenino activo y pasivo. Aunque ya entonces las organizaciones defensoras de los derechos femeninos exigían que se fijaran cuotas para la inclusión de mujeres en las listas de candidatos de los partidos, esa demanda no tuvo éxito. No obstante, la participación de mujeres en la Asamblea Nacional Constituyente de Weimar llegó casi al diez por ciento. En ningún otro país del mundo se había visto un fenómeno como ese.

Derechos fundamentales

La Carta Magna previa a la de Weimar –la Constitución del Imperio Alemán, de 1871– no contemplaba derecho fundamental alguno. Lo que hoy se da por sentado, como la igualdad de todos los ciudadanos frente a la ley, era algo nuevo en 1919. Fue entonces cuando se estableció la protección de la libertad de opinión, de reunión y de culto religioso, así como la de los derechos electorales. De esa fecha data la separación de la Iglesia y el Estado. Los "derechos sociales” eran extensos, incluso en comparación con la actual Ley Fundamental de la República Federal de Alemania. Como muestra, un botón: la vida económica debía obedecer los fundamentos de la Justicia y asegurarles una existencia digna a todos… En comparación, la Constitución de 1949 sólo habla vagamente del Estado social.

Hindenburg | Vereidigung | Reichspraesident
La juramentación de Paul von Hindenburg como presidente del Reich. (12.5.1925)Imagen: picture-alliance/dpa/akg-images

Un presidente fuerte

En 1919, la sociedad alemana todavía sentía nostalgia por la monarquía; muchos conservadores echaban de menos al emperador. Para congraciarse con ese sector de la población y también debido a la desconfianza que despertaba un Parlamento altamente polarizado en términos partidistas, se decidió que los ciudadanos eligieran directamente al presidente del Reich. Esta figura gozaba de facultades extraordinarias que se revirtieron en contra de la República de Weimar. El presidente del Reich nombraba y destituía al canciller del Reich, podía disolver el Parlamento, podía suspender las garantías constitucionales y era el comandante general de las Fuerzas Armadas. Adolf Hitler le sacó provecho al hecho de que un hombre como Paul von Hindenburg fuera el presidente del Reich.

Voto de confianza

El artículo 54 de la Constitución de Weimar señalaba que el canciller y los ministros del Reich debían recibir el voto de confianza del Reichstag para poder gobernar. Y cada uno de ellos estaba obligado a dimitir si el Reichstag les retiraba explícitamente ese respaldo. En otras palabras, todo un Gobierno o uno de sus miembros podía ser destituido en cualquier momento. Particularmente desestabilizador resultaba el hecho de que, al contrario del actual Bundestag, el Reichstag no necesitaba alcanzar una mayoría parlamentaria para darle el visto bueno a un nuevo Ejecutivo. A ese instrumento recurrieron sobre todo el Partido Comunista de Alemania (KPD) y el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP). De ahí que, en sólo catorce años, la República de Weimar tuviera un total de veintiún Gobiernos.

Reformas constitucionales

Al contrario de la Ley Fundamental de la República Federal de Alemania, la Constitución de Weimar no le puso límites a la posibilidad de enmendar su contenido. Por ejemplo, la Ley Fundamental de 1949 prohíbe hacer cambios al orden del Estado federal o al derecho de los Estados federados a ejercer influencia sobre la legislación. Esas limitaciones no existían en la Carta Magna de Weimar. Y eso sentó los precedentes que hicieron viable la "Ley para solucionar los peligros que acechan al Pueblo y al Estado”, conocida también como la Ley Habilitante del 23 de marzo de 1933. A través de esa normativa, el Reichstag le dio al Gobierno de Hitler un poder plenipotenciario por cuatro años. De esa manera, la República de Weimar se disolvió a sí misma y a la democracia que pretendía defender.

(erc/ers)

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