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La curiosa luna de miel de China y El Salvador

Ricardo Rojas-Rondón
4 de diciembre de 2019

China le dio un generoso regalo a El Salvador, que Bukele promete invertir en infraestructura. Pero, en lo que es también un acercamiento inédito para El Salvador, Bukele se ha convertido en un aliado cercano de Trump.

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China Xi Jinping empfängt Nayib Bukele
Imagen: picture-alliance/Photoshot/Li Tao

El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, se encuentra de visita en China. Allí, recibió un doctorado honoris causa de la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín "por ser una figura importante a nivel mundial, con un nivel de aceptación histórico, y por ser un líder transformador de la política en el mundo”, indicó la presidencia salvadoreña en Twitter. 

El día anterior, Bukele recurrió también a Twitter para anunciar que había recibido "una gigantesca cooperación no reembolsable” por parte del gobierno chino, que, según dijo, será "gestionada enteramente” por San Salvador. El presidente centroamericano detalló que el regalo de su homólogo chino Xi Jinping se usará en la construcción de un nuevo estadio nacional de fútbol, una nueva biblioteca nacional, una planta potabilizadora de agua y otros proyectos.

El diputado Norman Quijano, expresidente del Congreso y miembro del principal partido opositor de El Salvador, el conservador Alianza Republicana Nacionalista (Arena), ve el regalo de China con recelo. Por un lado, se pregunta "qué tipo de compromisos” adquirió El Salvador "a cambio de esa ayuda de carácter no reembolsable”.

En conversación con DW, Quijano también destaca el "doble discurso” de Bukele, ya que cuando el presidente tomó posesión "se cuestionaba mucho la presencia de la embajadora de China en El Salvador”. A la vez, Bukele expresaba que China era un país que "no respeta las leyes del comercio”. Quijano enfatiza que primero habría que ver "qué es lo que se va a cumplir y no lo que se ha ofertado”, y pone como ejemplo los casos de Costa Rica, donde se ofreció un estadio, y de Nicaragua, donde China se proponía construir un canal.

¿Recompensa por romper relaciones con Taiwán?

En agosto de 2018, el expresidente salvadoreño Salvador Sánchez Cerén anunció el establecimiento de lazos diplomáticos con China y la ruptura de relaciones con Taiwán, que Pekín considera una provincia separatista desde 1949.

El economista y analista político salvadoreño Alberto Arene dice a DW que, en su opinión, China "no tenía mayor interés” en El Salvador. Pero luego de que el gobierno actual taiwanés no respetara el principio de "un país, dos sistemas”, "China quiso darle una lección a Taiwán cambiando la que había sido su política en los últimos años; es decir, yendo al encuentro de algunos países como República Dominicana, Panamá y El Salvador para establecer relaciones directas”.

Bukele en su encuentro con funcionarios chinos (03.12.2019)
Bukele en su encuentro con funcionarios chinos (03.12.2019)Imagen: Getty Images/AFP/N. Celis

El Salvador, "hub” de China en Latinoamérica

La presidencia salvadoreña también indicó este martes que Bukele ofreció su país como un "hub” chino en Latinoamérica. "Somos un país muy pequeño, pero podemos convertirnos en un hub de ustedes (China) para nuestra región por nuestra posición geográfica", escribió en Twitter.

Al respecto, Arene apunta que las críticas de la oposición salvadoreña hacia esta nueva relación con China se centran en la premisa de que el gigante asiático "no favorece el desarrollo de los países”. Asimismo, afirman que los nuevos lazos afectarían la relación con Estados Unidos, el principal aliado de El Salvador.

Quijano, por su parte, enfatiza que cuando China hace inversiones en infraestructura en la región trae consigo todo el personal que necesita, desde ingenieros, obreros y personal técnico hasta los encargados de alimentarlos, lo que "no deja ese valor agregado que es la generación de fuentes de trabajo”.

China y EE. UU. compiten por América Latina

Una de las primeras acciones de Bukele durante su campaña fue "reconocer a Estados Unidos como aliado estratégico”, dice Arene. "Nunca habíamos presenciado una interlocución tan buena de un presidente salvadoreño con Washington”, añade. También recuerda que Bukele y Donald Trump se reunieron en la ONU en septiembre, y que el secretario de Estado, Mike Pompeo, visitó El Salvador en julio.

"Pekín descubrió al pequeño El Salvador cuando vio la reacción de Washington, que no esperaba; pareciera que se preguntaron ‘¿y qué pasa con este país, por qué tanto interés'”?, explica Arene a DW. "Yo creo que Pekín con esta visita está mandando un mensaje, ya no solamente a El Salvador, sino también a Washington y otros países, diciendo que ellos pueden ser un socio económico y comercial importante y que están en disposición de competir con Washington en términos de cooperación”, agrega.

Bukele y el el primer ministro chino Li Keqiang, Pekín (03.12.2019)
Bukele y el el primer ministro chino Li Keqiang, Pekín (03.12.2019)Imagen: Getty Images/N. Celis

"Necesitamos cooperación internacional, pero no a cualquier precio”, alerta Quijano, que interpreta el acercamiento simultáneo de El Salvador a China y a Estados Unidos "como una de las incoherencias de la administración Bukele”. Asimismo, ve con sospecha que el presidente salvadoreño "todavía no ha nombrado un embajador” en Washington, algo que encuentra "irónico” por ser un "acercamiento franco y abierto”. 

El diputado también reconoce la importancia geográfica de El Salvador. "Hay una guerra comercial entre Estados Unidos y China, y El Salvador tiene una posición geopolítica importante en el hemisferio occidental”. 

¿Necesita El Salvador la inversión china?

Arene explica que El Salvador tiene una condición económica problemática, caracterizada por un crecimiento bajo y un gran déficit fiscal. También apunta que el país tiene un territorio muy pequeño y muy pocos recursos naturales, añadiendo que la mano de obra y la ubicación geográfica "es lo único” que tiene. Esta configuración obliga a El Salvador a "transformar el modelo económico, y eso pasa por una inserción diferente en el escenario internacional”, por lo que "China representa una oportunidad de inversión”.

Además, parte de la donación de China a El Salvador "también va a otorgar rédito político al presidente en un año electoral que comienza pronto y en el que aspira tener la mayoría en la Asamblea Nacional Legislativa”.

Quijano coincide en que es difícil "oponerse a recibir una ayuda en un país como el nuestro, que tiene tantas carencias y tantas necesidades”, aunque advierte que es necesario "ponerle atención a las condicionantes de esa ayuda”. También detalla que la capital salvadoreña no necesita un nuevo estadio porque ya cuenta con dos, uno de ellos "de primer mundo”, en un país cuyo desempeño futbolístico no lo demanda. También cuestiona la construcción de una nueva biblioteca, dado que las nuevas tecnologías digitales de información han desplazado el uso de estos recintos.

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