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La empatía confiere al hombre su dignidad

Alexander Görlach
19 de marzo de 2019

Todos los seres humanos son iguales en dignidad, independientemente de su origen, raza o religión. Es aterrador que esto se cuestione de nuevo en más y más regiones del mundo, opina Alexander Görlach.

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Berlin - Blumen vor der Botschaft Neuseelands (D(A. Abdul Karim)
Imagen: D(A. Abdul Karim

En Christchurch, Nueva Zelanda, 50 personas fueron víctimas de la ideología inhumana que pone la raza por encima de los derechos humanos y la sociedad cívica. Esta ideología, cuyos seguidores son llamados "supremacistas blancos", es una consecuencia de una visión del mundo que siempre habla de "nosotros" y de "ellos", y por lo tanto atribuye un valor más alto a los propios que a los extranjeros.

Este resumen suena trivial en vista de la masacre que cometió el asesino. En todo caso, estar convencido de que "somos mejores que ellos" solo puede llevar a la convicción de que uno puede pisotear la dignidad humana de los demás, discriminándolos en términos legales y sociales, y luego, en última instancia, matarlos.

"Nosotros contra ellos" como programa político

Los movimientos políticos, que han convertido el "Nosotros contra ellos" en el núcleo de su programa, se encuentran en todas partes del mundo: en la China de Xi Jingping, la etnia Han y el confucianismo son colocados por encima de los otros 55 grupos étnicos del país. En la India, el nacionalista hindú Narendra Modi gobierna un país en el que 200 millones de musulmanes son considerados parásitos. En Rusia, los homosexuales son supuestamentelos culpables de la miseria económica, y en Turquía lo son todos aquellos  que no están de parte del presidente Erdogan. Y el Israel de Benjamín Netanjahu también se ha convertido en un espanto.

También en Europa se encuentra un sinnúmero de representantes del "Nosotros contra ellos", empezando por el partido AfD en Alemania y el Partido de la Libertad en Austria. En el referéndum sobre el "brexit" también jugó un papel importante. Muchos europeos ven a los musulmanes como los "otros", tal como muchos estadounidenses consideran que los latinoamericanos son los "otros", que regularmente son insultados por el presidente Donald Trump. Es fácil perder la pista en todo esto o incluso la fe en la humanidad.

Kommentarfoto: Prof. Dr. Dr. Alexander Görlach
Alexander Görlach, de la Universidad de Harvard.Imagen: Harvard University/D. Elmes

"Nosotros" y "ellos"; esto siempre tiene algo que ver con la proximidad y la distancia. No debemos dejarnos engañar por este mecanismo humano: cuando musulmanes son masacrados al otro lado del mundo, eso también afecta al cristianismo en Europa. Del mismo modo, a los musulmanes debe preocuparles el hecho de que en los países en donde ellos son mayoría, los cristianos son discriminados por su fe.

La empatía que los seres humanos mostramos unos hacia otros, no se deriva de que tengamos la misma fe, sino de que somos seres humanos. La empatía es la que conecta la razón con los sentimientos y crea un equilibrio que es inmune a la superstición racista o religiosa. La empatía es la base para que las personas respeten mutuamente su dignidad y la codifiquen en los sistemas jurídicos.

El retroceso de la iluminación

Esto es lo que el humanismo y la ilustración, como corrientes filosóficas, han aportado al sistema político a nivel global: nuestro mundo está formado por Estados cuyos habitantes son ciudadanos. Obtenemos la ciudadanía por nacimiento, sin importar el color de nuestra piel, el origen, o la religión. Un indio es un indio, sea hindú o musulmán. Un israelí puede ser judío, musulmán o cristiano. A través de la ciudadanía se garantiza que todos los seres humanos son iguales y están protegidos por la ley. Quien quiera quebrar este vínculo tiene objetivos malévolos: destruir la ilustración y el orden mundial, en una batalla de todos contra todos, que Thomas Hobbes ha denominado el peor de todos los estados posibles de la naturaleza.

Mientras las familias de las víctimas lloran, mientras Nueva Zelanda está de luto, depende de todos los que vivimos en las democracias del mundo liberal y de aquellos que se sienten comprometidos con los derechos humanos, que no acerquemos emocionalmente a esos seres lejanos: porque no son los musulmanes ni los cristianos los que mueren, ni los negros ni los blancos, ni estos ni aquellos, sino nuestros semejantes, cuyas meras existencias son un crimen a ojos de los extremistas. Debemos estar atentos y defender la dignidad humana, en cualquier parte del mundo.

(gg/er)

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