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La sorprendente historia de los tulipanes

Silke Wünsch
23 de agosto de 2017

Próximamente será estrenada la película Fiebre del tulipán, una historia de amor recreada en la Ámsterdam del siglo XVII. Como contexto le contamos sobre el curioso fenómeno del comercio de tulipanes.

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Keukenhof Niederlande Tulpen 2017
Imagen: DW/V.Kropman

Desde enero se pueden encontrar tulipanes en los jarrones alemanes, la mayoría de color amarillo, rojo o naranja. También los hay en blanco, rosa y de dos colores. Algunos tienen pétalos puntiagudos y otros deshilachados. Muy raros son los tulipanes negros, los cuales son en realidad rojo oscuro; o los tulipanes papagayo, cuyos pétalos parecen estar enredados alrededor del cáliz. Hay que agradecer a los cultivadores por hacer que estas flores estén disponibles desde tan temprano en el año, cultivando los bulbos en almacenes refrigerados independientemente de la época del año. Después de entre tres y cuatro meses en el frío, son expuestos al aire más caliente: el reloj interno de los tulipanes comunica que ya es primavera y los bulbos retoñan.

En la naturaleza germinan en abril, pero luego desarrollan su máximo esplendor y sumergen zonas enteras en múltiples colores. Sobre todo en los Países Bajos. Allí se encuentran un gran número de granjas enormes de tulipanes que atraen millones de turistas durante la época de floración. Armados con cámaras fotográficas y cuchillos, permanecen entre filas infinitas de tulipanes coloridos. Fotografían y cortan las flores que después pueden comprar en grandes fajos. Esta fiebre de los tulipanes termina la mayoría de las veces a finales de mayo.

Tulpenfeld in Holland
Imagen: picture-alliance / dpa

Desde los pies del Himalaya hasta Europa Occidental

Otra fiebre de tulipanes se extendió en el siglo XVI. La planta originaria del Oriente llegó al duro clima occidental de los Paises Bajos por accidente. En el Imperio Otomano, India, Paquistán y Afganistán, territorios que estaban en ese entonces gobernados por grandes magnates, los tulipanes eran desde hace siglos una flor popular que decoraba jardines y palacios. No en vano el nombre "tulipán” recuerda a la palabra "turbante”, el sombrero de Oriente Medio. Cuando Ogier Ghislain de Busbecq visitó como embajador de la monarquía de Habsburgo al sultán turco Solimán I en el siglo XVI, éste le regaló algunos bulbos de tulipán. De Busbecq los trajo a Europa y se los confió a su amigo, el botánico flamenco Carolus Clusius, quien enseñaba en la universidad en la ciudad holandesa de Leiden y experimentó con la flor como director del jardín botánico. Sus resultados fueron satisfactorios y el tulipán se convirtió en una planta solicitada por los ciudadanos adinerados de Leiden.

Bulbos de tulipán como objeto de especulación

Eran muy populares sobre todo porque las flores eran extremadamente delicadas. El clima húmedo y frío no le hacía bien a los bulbos y estos eran susceptibles a las enfermedades. Una de ellas era por ejemplo un virus transmitido por pulgones, que hacía que los pétalos fueran multicolores. Esto fue más bien una coincidencia que le ganó hasta el día de hoy el nombre de "tulipán Rembrandt”. Mucho tiempo después se pudo cultivar el multicolor aspecto selectivamente.

El tulipán se convirtió rápidamente en objeto de prestigio. Con el desarrollo de su comercio, los precios aumentaron absurdamente. Algunos vendían sus posesiones completas para comprar un bulbo de tulipán, aún cuando era completamente incierto si el tubérculo llegaría a crecer. El tipo más costoso en ese entonces, el "Semper Augustus”, costaba tanto como una casa en el canal de Ámsterdam. Se especulaba que el mercado iba a colapsar con la próxima cosecha. En la primavera de 1637, la burbuja estalló de repente. Los precios cayeron de la noche a la mañana. Pocos se habían retirado de la "tulipomanía” y habían hecho un buen dinero, pero la mayoría de los comerciantes y especuladores quedaron empobrecidos.

Bulbos de tulipán contra el hambre

Sin embargo, el tulipán rescató a muchos de la pobreza siglos después. En el otoño de 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, los aliados perdieron la batalla de Arnheim en contra de los alemanes. Como resultado, una parte importante del oeste de los Países Bajos quedó aislada del suministro de carbón y alimentos debido a que los alemanes bloquearon todo. Se originó entonces una hambruna que causó casi 20.000 muertes.

Los cultivadores no habían sembrado tulipanes durante la guerra. Los bulbos fueron almacenados en grandes cantidades en patios y se secaron. Las autoridades decidieron distribuir los bulbos como alimento y trajeron cultivadores para que los vendieran. Eran nutritivos y se cocían rápido, aunque no tenían buen sabor. Pero salvaron las vidas de muchas personas.

Autor: Silke Wünsch (RR/ER).