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Las huellas que dejó la tripulación del S.M.S. Dresden

Natalia Messer (JC)8 de marzo de 2016

Después de la odisea del barco alemán S.M.S. Dresden y la internación de su tripulación en la isla Quiriquina, todavía es posible encontrar huellas e historias de esta aventura marítima.

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Chile Bäcker Alex Schüssler
Alex Schüssler, en la Panadería Dresden, que lleva el nombre en honor al buque alemán que trajo a su abuelo a Chile.Imagen: DW/N. Messer

Chile, invierno de 1919. Los más de 300 hombres que conformaban la tripulación del hundido buque alemán S.M.S. Dresden tuvieron que volver a su patria. La Primera Guerra Mundial había terminado y, conforme al derecho internacional, no era necesario que siguieran retenidos en la isla Quiriquina.

Los marinos del Dresden dejaron cientos de historias y huellas en un país en el que incluso algunos quisieron quedarse. En la isla, la tripulación del Dresden se volvió conocida entre los habitantes de la zona. Los marinos establecieron lazos con la comunidad alemana y chilena, tanto así que hoy no es extraño encontrarse con generaciones de hijos, nietos y bisnietos que descienden de estos hombres.

Huellas históricas

La vida en la isla Quiriquina era organizada y había mucha actividad. Destacan, por ejemplo, los conciertos del orfeón del Dresden en ciudades como Concepción y Talcahuano. Asimismo, aún es posible encontrarse en la misma Quiriquina con un museo que expone objetos como lámparas y adornos de madera fabricados por los propios marinos.

Chile Historiker Armando Cartes
El historiador chileno Armando Cartes.Imagen: DW/N. Messer

Otra curiosidad fue el Quiriquina Zeitung, un diario de circulación interna, en alemán, que la tripulación publicó por esos años. El historiador chileno Armando Cartes Montory cuenta a DW que hace muy poco se volvió a reeditar en la ciudad de Concepción el periódico, a modo de recordar el centenario del hundimiento del S.M.S Dresden, ocurrido en 1915 en el Archipiélago de Juan Fernández.

“El Quiriquina Zeitung cubría noticias de la isla durante la internación, aunque esto no fue lo único que hicieron los marinos. Algo muy típico alemán fue instalar pequeñas huertas que se asignaban entre ellos, donde también construían pequeñas casas de madera”, cuenta Cartes.

Adiós, Chile

Ese 31 de agosto de 1919 la mayoría de la tripulación dejó el país, aunque algunos no quisieron irse porque “no todos querían volver a una Alemania destrozada, donde no había tanto vínculo. Hay que recordar que llegaron muy jóvenes al país”, explica el historiador.

Los familiares de estos marinos alemanes, hoy en día, se encuentran por todo Chile. Algunos no tienen tantos recuerdos sobre esta odisea, pero hay otros que sí recuerdan y que además han mantenido estas memorias a lo largo del tiempo.

SMS Dresden Melitha Krause
Melitha Krause con el libro que escribió en honor a su padre, Max Otto Krause.Imagen: DW/N. Messer

El constructor de Reppen

Un ejemplo de seguir huellas es el de Melitha Krause Schwartinsky, hija de Max Otto Krause Busch, suboficial del S.M.S Dresden, oriundo de la ciudad alemana de Reppen (actual Polonia).

En la memoria de Melitha Krause está la imagen de un “hombre bondadoso, muy tierno y preocupado de su esposa e hijos”. Ese recuerdo impulsó a esta hija a investigar por cinco años la historia de su padre y el Dresden, lo cual luego dio vida al libro “Tras las huellas de mi padre”.

Max Otto Krause se unió al S.M.S Dresden teniendo solo 21 años. En Chile se casó, tuvo 11 hijos y se dedicó a la construcción, profesión que incluso estudió en Alemania. En Chile estuvo siempre viajando por todo el país, debido a su trabajo, hasta que en 1953, y con 61 años, falleció de un infarto al miocardio.

SMS Dresden Max Otto Krause
En la foto el suboficial del Dresden Max Krause, durante su internación en la Isla Quiriquina, Chile.Imagen: Melitha Krause

Melitha Krause cree que el hundimiento del barco dejó huellas en la salud de parte de la tripulación: “Fue una hazaña salir del buque. Los que salieron nadando, como mi padre, tuvieron un costo físico. Recuerdo a mi papá hablar de un dolor en su rodilla. Él decía que se debió al frío del pacífico”, relata.

El aspirante a ingeniero

Hermann Schüssler nació Stettin, ahora perteneciente a Polonia. Se unió a la Kaiserliche Marine en 1908 y en el otoño de 1913 se embarcó en el crucero Dresden como aspirante a ingeniero.

Al igual que Max Krause, se quedó en Chile y formó familia. Su nieto, Alex Schüssler, cuenta que su abuelo conoció a su futura esposa durante su internación en la Quiriquina. “Todos los domingos a la isla iba gente de la colonia alemana. En una de esas visitas conoció a mi abuela. Incluso, estando en la Quiriquina, se comprometió con ella”, cuenta.

SMS Dresden Hermann Schüssler
En la foto Hermann Schüssler, un joven aspirante a ingeniero, parte de la tripulación del crucero alemán S.M.S Dresden.Imagen: Alex Schüssler

Para el fin de la internación, Hermann Schüssler volvió a Alemania, pues era hijo único y debía visitar a su madre viuda. Pero cumpliendo con lo prometido a su novia, Luisa Schaub, regresó al año siguiente a Chile y se casaron.

Alex Schüssler agrega también que su abuelo durante toda su vida (murió a los 81 años) siguió contactado con otros marinos sobrevivientes del S.M.S Dresden. “Mi abuelo volvió dos veces a Alemania. Ahí se juntó con la gente del Dresden y también con su promoción de aspirantes a ingenieros”, cuenta.

Actualmente, tres nietos de Hermann Schüssler han instalado en el centro sur de Chile la panadería “Dresden”, que lleva este nombre en honor al buque que hace aproximadamente un siglo trajo a su abuelo a este país.