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Las mujeres del mate

30 de septiembre de 2019

Las mujeres de Tavapy han demostrado algo que parecía imposible en Paraguay: se puede plantar cara a la sojización con la yerba mate, una especie arbórea que ya conocían los guaraníes. Con el cultivo de ka’a, su nombre en guaraní, y con el apoyo de WWF, evitan la deforestación del Bosque Atlántico. El procesado de la yerba para infusión o en polvo para la gastronomía es su forma de sustento.

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La yerba mate o ka’a es una especie arbórea orginaria de Paraguay. Mucho antes de la llegada de los españoles, los guaraníes cosechaban ya las hojas de los árboles que crecían de forma silvestre en la selva para hacer con ella una infusión: el mate. Es una bebida tradicional infaltable también en Argentina, Uruguay y Brasil. El procesado de la yerba mate sirve de sustento a unas 55.000 familias en el país, según el Centro Yerbatero Paraguayo. Entre ellas, a un grupo de pequeñas productoras en Tavapy, una localidad de 12.000 habitantes en el distrito del Alto Paraná, cubierta de soja en un 60%. Las mujeres no solo plantan y cultivan la yerba, también la procesan de forma artesanal, lo que le da valor añadido. La secan en una pequeña fábrica y la venden canchada para mate y en polvo para la gastronomía. Desde hace cinco años no emplean pesticidas porque aspiran a certificarla como orgánica. El cultivo de la yerba constituye una importante fuente de sustento para las mujeres de Tavapy, lo que ha posibilitado que, a diferencia de la tendencia generalizada en las zonas rurales, no se vean obligadas a migrar a la ciudad. Pero también es una importante forma de proteger el medio ambiente. El ka’a es un árbol nativo de la ecorregión del Bosque Atlántico. Y con su cultivo están haciendo frente a uno de los principales problemas del país: la deforestación que ha provocado el monocultivo mecanizado de la soja en el este del país. La asociación ambientalista WWF apoya a estas mujeres con su proyecto MATE, en el que participan varias comunidades de la zona. Con él se promueve un sistema de producción agroforestal, que combina la yerba mate con otras especies nativas de la región. Algo especialmente necesario ya que, según estima WWF, en apenas nueve años han desaparecido casi 300.000 hectáreas de bosque atlántico.