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Leverkusen al borde de una crisis

Daniel Martínez17 de febrero de 2014

Leverkusen vive un momento difícil: fue eliminado de la Copa Alemana, en la Bundesliga peligra su segundo lugar, en casa ha perdido sus últimos partidos, y en la Champions League espera el poderoso Paris Saint-Germain.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Los ánimos están por el suelo en Leverkusen. La eliminación de la Copa Alemana causada por el Kaiserslautern, un equipo de segunda división, hizo sonar las alarmas en el club. La derrota ante el Schalke el pasado fin de semana en la Bundesliga ha puesto al equipo en estado de emergencia. Este martes (18.02.2014), en el primer juego de octavos de final de la Champions League, el Paris Saint-Germain de Francia será el encargado de sentenciar definitivamente si el Leverkusen se encuentra en crisis, o simplemente pasa por un mal momento.

Más derrotas que victorias

Los resultados obtenidos recientemente por el Leverkusen hablan de un equipo con problemas: cinco derrotas en los últimos siete partidos, las dos más frescas de ellas sufridas en su propio estadio en una misma semana.

La mala racha empezó para el Leverkusen a mediados de diciembre del 2012 cuando al equipo, ya clasificado a octavos de final de la Champions League, le faltó la concentración y la motivación necesaria para resolver en la Bundesliga las últimas dos tareas de la primera ronda del campeonato alemán. Fráncfort, como visitante, le ganó 1-0, marcador que se repitió en Bremen. En ambos casos Leverkusen era favorito, y el traspié fue sorpresivo.

Después de un mal inicio del 2014 (2-3 en Friburgo), vendrían dos victorias (contra Stuttgart y Gladbach) que elevaron el entusiasmo en el club, especialmente con miras a la aspiración de ganar un título en la Copa Alemana, que el defensor Ömer Toprak definió como “nuestro camino más corto a un título”. Pero Kaiserslautern le puso fin a ese camino con su triunfo 1-0 en el estadio BayArena, que por primera vez en cinco años hospedaba un partido de Copa. El positivismo de la afición se transformó en frustración.

Y la frustración le abrió las puertas a la preocupación cuando también la segunda posición en la Bundesliga empezó a tambalear con una nueva derrota. El fin de semana fue el Schalke el rival que se llevó los tres puntos en un partido que el entrenador victorioso Jens Keller calificó como “afortunado”, y el derrotado, Sami Hyypiä, registró con incredulidad y su único comentario fue “no nos sirvió de nada jugar bien”.

En busca de explicaciones

Al igual que Hyppiä, y coincidiendo con Keller, mucho otros observadores tampoco encuentran razones diferentes a la “buena fortuna” para justificar la victoria del Schalke. Lo que es cierto es que al Leverkusen se le puede acusar de muchas cosas, pero no de jugar mal. El equipo de la multinacional farmacéutica Bayer no ocupa la segunda posición en la Bundesliga por culpa del azar. Su propuesta futbolística es quizás la más interesante en Alemania esta temporada, pero paga muy caro, con puntos de gran valor, sus irregularidades defensivas, y en especial la falta de efectividad frente al arco contrario.

No deja de ser revelador saber que el mal balance del equipo está vinculado directamente con el rendimiento de su máximo goleador, Stefan Kiessling. El “Pichichi” de la Bundesliga la pasada temporada apenas ha logrado un gol en los siete partidos que marcan el periodo de dificultades del Leverkusen, que claramente depende demasiado de su mejor delantero.

El equipo dirigido por Hyppiä no cuenta con suficientes opciones que le permitan suplir con solvencia una posible baja de forma de Kiessling, mucho menos cuando su mejor alternativa, y segundo goleador del equipo, el sudcoreano Heung-Min Son (8 anotaciones), parece haberse contagiado al mismo tiempo del mismo virus: en siete partidos dos goles.

Al Leverkusen le faltan los goles de Stefan Kiessling, pero el delantero no está en racha.
Al Leverkusen le faltan los goles de Stefan Kiessling, pero el delantero no está en racha.Imagen: picture-alliance/dpa

La crisis golpea la puerta

La verdadera profundidad de los problemas del Leverkusen se podrá establecer el próximo miércoles (19.02.2014) en la mañana. Entonces ya se conocerá el resultado del partido contra el Paris Saint-Germain en octavos de final de la Champions League.

En condiciones normales una derrota frente al equipo francés de la estrella sueca Zlatan Ibrahimovic, no sería recibida en Leverkusen con ojos demasiado críticos. En esta oportunidad, sin embargo, sería la tercera en casa en la misma semana, un duro golpe que ni la afición ni las directivas están dispuestas a asimilar.

Incluso un empate ante uno de los clubes financieramente más poderosos del mundo en estos momentos, que muchos estarían dispuestos a celebrar como una gran victoria, no será suficiente para aplacar el pesimismo y recuperar la confianza. Leverkusen está casi obligado a ganar si quiere aplacar la tormenta, que de lo contrario se desencadenará con toda su furia.