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Más que un Club Med

DW-WORLD14 de julio de 2008

Los aplausos que recibe el presidente francés, Nicolas Sarkozy, tras la cumbre que dio a luz la Unión para el Mediterráneo, van matizados con una dosis de escepticismo, aunque prevalece el optimismo en la prensa europea.

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Nicolas Sarkozy junto al presidente libanés Michel Suleiman, el emir de Qatar y el presidente sirio, Bashar al Assad.Imagen: AP

Corriere della Sera: “Él ha decepcionado a los franceses y ha ocupado demasiado espacio en las revistas de farándula con su esposa cantante. Uno puede seguir burlándose de Sarkozy y dudando de él. Sin embargo, éste es el estadista que en un año ha abierto nuevas posibilidades a Europa y hoy, a al sentar los cimientos de la Unión para el Mediterráneo, ha regalado al mundo una esperanza de paz y convivencia. Claro que los apretones de mano, las buenas intenciones y las fotos en grupos no bastan para modificar el paisaje político y hacer callar las armas. Tampoco las promesas bastan para financiar ningún proyecto. Pero, a fin de cuentas, son estos espectáculos diplomáticos los que cambian la historia”.

Tareas concretas

Basler Zeitung, de Basilea: “En los días previos a la cumbre de París se habló mucho, socarronamente, de las ambiciones mediterráneas de Sarkozy y su Club Med. (...) Una pequeña obra maestra de Sarkozy fue haber aprovechado la oportunidad para poner nuevamente en marcha la diplomacia del Medio Oriente y reclamar de paso un papel para Francia. Nadie en el Grand Palais se dejó engañar por los discursos y las frases grandilocuentes. Demasiado diferentes son los intereses en esta alianza mediterránea. Por eso, lo importante es la selección de las tareas. Lo que en un comienzo parece modesto, corresponde a las necesidades concretas y, si no falla el financiamiento, podría resultar. Si prospera, podrá seguir la gran política”.

Apertura de mercados

Frankfurter Rundschau, de Fráncfort: “La Unión para el Mediterráneo debe llegar a excluir el conflicto del Medio Oriente en determinados puntos, para que el norte y el sur puedan trabajar juntos en otras materias. La UE debe resistir a la tentación de ignorar los problemas de derechos humanos en el sur con el argumento de no querer poner en peligro la cooperación norte-sur. Por último, los europeos no podrán eludir la necesidad de modificar por fin su política agraria y garantizar a sus socios del sur el acceso irrestricto a su mercado. Hasta ahora se resisten a ello sobre todo los países de la UE ribereños del Mediterráneo, comenzando por Francia. Si la apertura del mercado no se produce, la UE alimentará la sospecha de que sólo le interesan los beneficios de una colaboración más estrechas, dejándole las cargas a los socios del sur”.

Castillo en el aire

Tages-Anzeiger, de Berlín: “Más de 40 jefes de Estado y de Gobierno bajo un solo techo y dos encuentros previos de partes enfrentadas en el conflicto del Medio Oriente, saldados con agradecimiento y felicitaciones para Sarkozy. Eso arroja muchas fotos hermosas para el álbum de la presidencia francesa de la UE. (...) Al margen de un sello de correos especial, aún no se advierten sin embargo resultados concretos. Los jefes de Estado del Medio Oriente proclamaron buenas intenciones que se oían más claras en francés que en árabe. (...) Sin proceso de paz en el Medio Oriente, la Unión para el Mediterráneo será un castillo en el aire, no más que la obertura de una obra de arte política, de cuya necesidad por lo demás nadie duda. Sarkozy se ha atrevido a dar un salto a lo incierto”.