Münster y el aprovechamiento político de un ataque homicida

El miedo no es un buen consejero. Tal vez es por eso que resulta tan fácil hacer política con el miedo. Especialmente con el miedo a los ataques terroristas. El trágico incidente de Münster muestra que incluso el ataque de un enfermo mental se puede usar políticamente. Y eso a pesar de que no se trata de un ataque terrorista.

Primero que nada: para los familiares de las dos victimas no importa si perdieron a sus seres queridos a causa de un accidente, un ataque terrorista o por el trágico acto de un suicida.

Sospecha precipitada

Pero para la evaluación política, por muy triste que eso sea, si hace una diferencia que un grupo terrorista cometa un ataque para perseguir un objetivo ideológico. En caso de un ataque terrorista cambia completamente la perspectiva. Las miradas críticas se dirigen hacia la policía y las fuerzas de seguridad. Es el momento perfecto para aquellos que demandan más recursos para las fuerzas de seguridad y leyes más estrictas. Muchos también aprovechan el momento para poner a grupos de la población bajo sospecha general, especialmente a extranjeros y musulmanes.

Cuando alguien estrella su furgoneta a propósito en una multitud, ya no sorprende que la gente piense en un ataque terrorista después de los atentados de Niza en julio de 2016, Berlín en diciembre de 2016 y Londres en abril de 2017. Esto también sucedió el sábado en Münster.

El diario "Rheinische Post" tituló a las 16.15 horas en su página web: "Ataque en Münster – tres muertos". Apenas cinco minutos antes, la agencia de noticias dpa había publicado la noticia. 

Rituales habituales

En la esfera política se vieron rápidamente los rituales habituales: el presidente federal, la canciller y varios ministros expresaron su conmoción y consternación en un momento en el que prácticamente no se sabía nada sobre el perpetrador. Un accidente de tráfico con el mismo resultado trágico difícilmente hubiera causado tanta atención.

La populista de derecha y parlamentaria federal de la AfD (Alternativa para Alemania) Beatrix von Storch, insinuó en un tuit a las 16.39 horas que solo un migrante podría ser causante de lo que pasó en Münster y que Angela Merkel era la responsable por su política de refugiados.

Cuando, poco antes de la 19,00 horas, quedó claro que no se trataba de un musulmán radicalizado sino de un alemán de 48 años con problemas de salud mental, hubo mucho alivio entre los políticos y periodistas alemanes.

Sin embargo, con ello no se terminó el debate político y ciertamente tampoco la instrumentalización de la tragedia.

Especialmente se destacó el presidente turco Recep Tayyip Erdogan. Aludiendo obviamente a Münster, Erdogan atacó a su homólogo francés Emmanuel Macron: "¿Ven lo que están haciendo los terroristas en Alemania? Esto sucederá también en Francia mientras Occidente alimente a estos terroristas", dijo el líder turco el sábado.

Macron había recibido poco antes a representantes de la milicia kurda YPG. Y el sábado,  kurdos habían protestado en Münster contra la incursión turca en Siria. Según Ankara, razón suficiente para culpar a los sospechosos habituales, los kurdos.

¿Duelo por las victimas? 

Pero también en Alemania se intensificó el debate, incluso después de que quedó claro que en la tragedia de Münster no había motivos terroristas. La política del AfD habló en sus tuits de "imitadores del terrorismo islamista".

Solo la ciudad de Münster y sus habitantes trataron el incidente de manera ejemplar. Mantuvieron la calma, dieron consuelo y prestaron ayuda. Lamentablemente predomina la impresión que demasiadas personas intentan manipular las emociones marcadas por el terror y el miedo para sus propios fines.

Autor: Matthias von Hein (GG)