Varios centenares de activistas contra el carbón ingresaron este sábado (22.06.2019) a una mina a cielo abierto en el oeste de Alemania que explota la empresa RWE. Los manifestantes exigen medidas más eficaces para reducir las emisiones de C02.
Tras jugar al gato y el ratón con las fuerzas del orden, cientos de militantes ecologistas de Ende Gelände ("terminus" o "fin de la historia"), vestidos de blanco y equipados con mochilas con accesorios de camping, lograron ingresar al sitio de la mina de Garzweiler, constató la agencia AFP.
Su objetivo es paralizar la actividad de la mina explotada por la empresa energética RWE, que aprovisiona a varias centrales de carbón de la cuenca minera del Rin. Desde el viernes, una de las plantas de carbón más grandes de Alemania, la planta de Neurath, aprovisionada por la mina de Garzweiler, desaceleró su actividad debido a una primera operación exitosa de los militantes de "Ende Gelände".
No muy lejos de allí - en los alrededores de la ciudad de Colonia - hay desde hace años un emblemático acampe en el bosque de Hambach contra una mina similar de la misma empresa.
En esta nueva iniciativa, unas 500 personas se instalaron sobre los rieles, algunos incluso construyendo pequeñas cabañas, interrumpiendo así el tráfico de los trenes que les proveen combustible.
Al final unos 8.000 manifestantes, una gran mayoría estudiantes de secundaria del movimiento "Viernes por el Futuro", se juntaron el sábado en Keyenberg, un pueblo vecino amenazado de destrucción por los proyectos para ampliar la mina de Garzweiler.
"Este día es motivo de esperanza. A pesar del fracaso sin precedentes de los políticos que enfrentan la crisis climática, miles de personas envían hoy una señal clara de justicia climática. Ya sea una protesta, una huelga escolar o un bloqueo, este movimiento está decidido a poner fin a la era de los combustibles fósiles", dijo Kathrin Henneberger, portavoz de Ende Gelände.
El viernes, entre 20.000 y 40.000 personas provenientes de 16 países diferentes marcharon en Aquisgrán, en la frontera de Alemania, Holanda y Bélgica, para pedir el fin del carbón y "acciones concretas" por el clima.
El movimiento contra el carbón fue ganando peso en Alemania desde que abandonó la energía nuclear en 2011, lo cual prolongó la dependencia de este mineral.
El gobierno decidió recientemente abandonar la energía de origen fósil en 2038, un plazo que los activistas consideran demasiado lejano y que además carece en la actualidad de un calendario específico para cerrar minas y centrales eléctricas.
DZ/DG (efe, afp)
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Desalojo de manifestantes
La desobediencia civil es parte del repertorio de la cultura de protesta de la posguerra en Alemania. Muchos alemanes buscan la confrontación con las autoridades, especialmente cuando se trata de proteger al medioambiente. En la foto, la Policía desaloja a una activista del bosque de Hambach. Este será un proceso largo, y las fuerzas de seguridad no siempre son tan cuidadosas como en esta foto.
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La importancia del medio ambiente
Numerosos ambientalistas se han refugiado en el bosque de Hambach en casas construidas en los árboles. Allí protestan desde hace seis años contra la tala de los antiguos bosques de esa región del oeste de Alemania, que está prevista con el fin de facilitar la extracción de los yacimientos de lignito que hay en la zona.
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"¿Energía nuclear? No, gracias"
La fase más dura de la desobediencia civil comenzó en los 70 del siglo pasado. Como consecuencia de mayo del 68, el descontento con ciertas leyes se tornó cada vez más común. En febrero de 1975 hubo un punto de inflexión: en Wyhl, en el sur de Alemania, activistas ocuparon los terrenos donde se iba a construir una planta de energía nuclear. Wyhl se convirtió en un modelo de protesta.
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Encadenados a los rieles
Los movimientos antinucleares ampliaron su rango de trabajo tras el éxito de Wyhl. Una de sus acciones predilectas era la protesta contra el transporte anual de residuos nucleares en Baja Sajonia, que comenzó a realizarse en 1995. Para detener el paso de los trenes con la carga en cuestión, algunos activistas se encadenaban a las vías. El proceso de liberación tomaba largo tiempo a los policías.
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Premio Nobel contra misiles
El 1 de septiembre de 1983 un Nobel se sumó a las protestas. Con su esposa y otros artistas, el escritor Heinrich Böll apoyó el bloqueo de los depósitos nucleares de EE. UU. en Mutlangen. Fue una de las tantas acciones realizadas contra la "doble decisión" de la OTAN, que modernizó sus misiles nucleares en diciembre de 1979. Esa lucha fue una de las más importantes del movimiento pacifista alemán.
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Protesta contra la ampliación del aeropuerto
También proyectos como la pista oeste del aeropuerto de Fráncfort concitan la atención de los manifestantes. El 14 de noviembre de 1981, más de 120 mil personas expresaron su rechazo al plan de ampliar la losa. Al día siguiente, los activistas montaron barricadas e intentaron derribar el muro que rodeaba la construcción. El 12 de abril de 1984, la polémica pista igual entró en operaciones.
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El nacimiento de los "ciudadanos furiosos"
Casi tan polémica como la pista aérea ha sido la construcción de la estación de trenes subterránea de Stuttgart. Para llevar a cabo el proyecto "Stuttgart 21", varias zonas de la ciudad deberán ser reconstruidas. Primero protestaron los adultos mayores junto a sectores de izquierda, en 2009. Luego se sumaron más personas. En la prensa se hizo popular el término "Wutbürgers": "ciudadanos furiosos".
Autor: Ralf Bosen