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Murió Mauricio Kagel maestro del “teatro” instrumental

Agencias /CHP18 de septiembre de 2008

El polifacético compositor argentino Mauricio Kagel, residente en Alemania, murió en Colonia a los 76 años de edad.

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Mauricio Kagel.Imagen: presse

Mauricio Kagel es catalogado como uno de los compositores contemporáneos más vanguardistas y prolíficos. Aunque su legado asciende a más de 200 obras son pocos los que conocen en profundidad sus trabajos, quizá porque era muy dado a escribir obras que solían prescindir de melodía y con frecuencia resultaba "algo agotadora" para el público.

Durante su estancia de casi 50 años en la ciudad alemana de Colonia el argentino produjo muchas composiciones para orquesta, piano, música de cámara, además de numerosas obras dramáticas, películas, piezas radiofónicas y ensayos.

Kagel nació el 24 de diciembre de 1931 en Buenos Aires, hijo de una familia de origen judío que huyó en los años 20 a Rusia. Kagel fue un autodidacta. Aprendió solo a tocar instrumentos como el violonchelo o el piano, con algunas clases privadas. Además, estudió Filosofía e Historia de la Literatura en Buenos Aires, tras no ser admitido en el conservatorio, y colaboró en la Cinemateca Argentina. En 1957 viajó a Colonia con una beca y allí trabajó durante un tiempo en la radio.

A partir de ahí, la carrera de este artista se caracterizó por una enorme versatilidad: fue director, compositor, libretista, profesor y se dedicó en profundidad al teatro instrumental, género en el que ejerció una enorme influencia.

Fantasía y originalidad

Mauricio Kagel
Imagen: presse

Su trabajo fue homenajeado con numerosos premios, entre ellos el Premio Erasmus de Holanda (1998), el Premio Ernst Siemens de la Fundación Siemens (2000) y el Premio Schock (2005), otorgado por un comité de la Real Academia de Música Sueca.

El artista compuso en 1983 una nueva banda sonora para una de las obras maestras del cine surrealista, "Un chien andalou" ("Un perro andaluz"), de Luis Buñuel y Salvador Dalí.

Su obra, caracterizada por estar impregnada de fantasía y originalidad, fue calificada en Alemania de "fluorescente, versátil y llena de humor".

Kagel tenía una gran imaginación y exploraba todos los instrumentos y recursos del lenguaje musical, sin descartar ninguna posibilidad. Así, en "phantasie für Orgel und Obligati" (fantasía para órgano y obligati), por ejemplo, llegó a introducir el sonido que hace la cadena del retrete.

Su música no se podía tararear

Mauricio Kagel
Imagen: siemens musikstiftung

El diario británico "The Guardian" escribió en una ocasión que era "el mayor cómico absurdo del teatro instrumental".

Inusuales y muy aclamadas fueron también sus óperas para niños "Zählen und Erzählen - Musiktheater für Unerwachsene". Inolvidables resultan también sus "acciones Fluxus" a finales de los 50, escenografías artísticas con personajes de la talla de Joseph Beuys, John Cage, Nam June Paik y Karlheinz Stockhausen que levantaron ampollas en la época de las nuevas vanguardias.

Sin embargo, lo cierto es que Kagel no llegó nunca a ser un músico popular. Con frecuencia sus piezas no volvía a tocarse nunca después de su estreno y sólo muy pocas obras han sido grabadas en CD.

El prestigioso diario alemán "Frankfurter Allgemeine Zeitung" señaló una vez que Kagel tenía una "curiosidad juvenil en la vejez" y es que no en vano, en los planes del argentino no entraba la jubilación.

"Mientras la cabeza funcione, mientras tenga ideas y ganas seguiré adelante", dijo hace poco tiempo.