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No habrá paz con Putin

Miodrag Soric
26 de noviembre de 2022

En la guerra de Ucrania está en juego mucho más que la libertad de este gran país fronterizo con Rusia. Por eso Kiev necesita el apoyo continuo de Occidente, dice Miodrag Soric.

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Una torre de alta tensión se ve destacada con al fondo las llamas en una central térmica.
Destrucción de una instalación eléctrica en Jarkov durante un bombardeo ruso.Imagen: Gleb Garanish/REUTERS

El mundo tal como era antes de la guerra de Ucrania: eso es lo que anhelan muchos en Europa, en Ucrania y también en Rusia. Cuando los políticos del Kremlin fingen que están dispuestos a negociar la paz y esto al final no se consigue debido a la falta de voluntad de los ucranianos y de Occidente, entonces están jugando precisamente con este anhelo de la gente: vivir en un mundo como el de antes de la guerra. Sin muerte ni destrucción, sin sanciones y sin un gas y un petróleo tan caro.

Pero el mundo nunca volverá a ser el mismo que antes de la guerra. Y esta afirmación seguiría siendo válida incluso si las armas callaran inmediatamente. Porque la guerra de Ucrania no es la causa de la actual disputa sobre el futuro orden mundial. La guerra es solo la consecuencia de este conflicto. Rusia quiere destruir, por cualquier medio, el orden mundial basado en derechos y valores. China, Irán, Corea del Norte y otros estados dudosos están ayudando a Moscú.

Si Rusia ganara la guerra...

Por eso, esta disputa global durará. Es una especie de tercera guerra mundial no declarada que el presidente ruso, Vladimir Putin, y otros dictadores están imponiendo a la humanidad, incluidos sus propios compatriotas. Las democracias no pueden ignorar el conflicto, no pueden huir de él. Si lo hicieran, habría una recaída en la barbarie, en un mundo donde solo cuenta el poder del más fuerte, en el que los derechos humanos individuales no tienen ningún significado.

Retrato de Miodrag Soric.
Miodrag Soric, de DW.

Si Rusia ganaba la guerra contra Ucrania, continuaría su agresión en otros lugares: en Moldavia, en Kazajistán o en Bielorrusia. También China se vería alentada a usar aún más violencia contra los disidentes y las minorías: en Hong Kong, en Taiwán, en las islas del Mar de China Meridional. El régimen de los ayatolás en Irán también abandonaría toda contención en el uso de la violencia contra su propio pueblo y contra otros estados en el Cercano y Medio Oriente. Es bueno que lo contrario también sea cierto: si Rusia pierde esta guerra, es probable que China, Irán, Corea del Norte y otros estados autoritarios se vuelvan más cautelosos.

No es coincidencia que sea Irán, de entre todos los países, quien esté suministrando drones de combate a Putin. Los ayatolás saben que los días de su régimen estarán contados si Putin pierde su guerra de agresión. Después de todo, Moscú y Pekín se cuentan entre los principales financistas del sector petrolero iraní. Si estos socios desaparecen, la base económica del régimen de terror en Teherán implosionará. Además, una victoria de Ucrania también estimularía a los manifestantes en Irán.

El mundo civilizado no debe ceder

Porque esto es así, porque todo está interrelacionado, Putin no debe ganar. Los estados democráticos, el mundo civilizado, no debe ceder ante los autócratas. La OTAN debe reforzarse mucho, sea cual sea el resultado de la guerra en Ucrania. La Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón y sus aliados ya no deben seguir siendo ingenuos sobre la cooperación económica ni tan absolutamente dependientes de las cadenas de suministro, las materias primas y los mercados de exportación, tampoco aunque sean tan grandes como los de China.

Seguro: los ucranianos luchan principalmente por su libertad, por su país, por sus familias. Pero con el telón de fondo del conflicto global entre la coalición de los malos, por un lado, y el mundo libre, por el otro, también luchan por todos los que valoran la democracia y el respeto por los derechos humanos.

Es por eso que Occidente debe continuar apoyando a Ucrania, financiera, militar, moral y políticamente. Los ucranianos también luchan por muchas personas en todo el mundo que saben poco sobre esta guerra. Porque, ¿alguien cree seriamente que a Putin o Xi les importa algo el clima global? Por otro lado, lograr los objetivos climáticos de la ONU es imposible sin Moscú y Pekín. Esta es otra razón por la que se debe detener a Putin. Mientras él esté en el poder, no habrá ni podrá haber paz.

(lgc/dzc)