1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Nueva cruzada contra la pena de muerte

Emilia Rojas Sasse3 de enero de 2007

Italia lanza una iniciativa para proscribir la pena de muerte a nivel mundial. ¿Tendrá posibilidades de éxito o se trata de una quijotada? DW-WORLD conversó al respecto con un experto en derecho penal internacional.

https://p.dw.com/p/9e8a
La barbarie de la pena capital causa polémica.Imagen: AP Graphics

"El asesinato de un dictador no es una contribución a la democracia y la paz, sino un acto bárbaro, incivilizado", declaró el jefe del Partido Radical italiano, Marco Panella, tras la ejecución de Saddam Hussein. Con una huelga de hambre que inició el 26 de diciembre, el carismático político libra su batalla contra la pena de muerte, que considera "un tumor que debe ser extirpado". Panella no está solo en esta cruzada. El ministro de Relaciones Exteriores, Massimo D'Alema, anunció que Italia planea una acción contra la "barbarie" de la pena de muerte y aseguró que éste será uno de los temas prioritarios de la política exterior de su país. También el jefe de gobierno de Roma, Romano Prodi, respalda la iniciativa.

Apoyo de la UE

Italia, que desde este 1° de enero ocupa un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ya se ha puesto en campaña. Su embajador ante la ONU anunció ya al presidente de turno del Consejo la intención de reabrir el debate sobre el tema en la Asamblea General. Para ello, los italianos se proponen conseguir el apoyo de los 85 países que en diciembre firmaron una declaración contra la pena capital. Y, lógicamente, buscan también subir al carro a sus socios de la Unión Europea, organización que repudia la sentencia a muerte. De hecho, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Roma confirmó que se había solicitado a Alemania, presidente de la UE durante este semestre, incluir el tema en la agenda de la próxima conferencia de los ministros de Justicia, a celebrarse en Dresde.

Argentinien Koalition gegen Straflosigkeit
Prof. Dr. Kai Ambos.Imagen: Pablo Kummetz/DW

Alemania probablemente secundará la idea, al igual que los demás países comunitarios, en vista de que es la postura oficial de la UE. Así lo estima Kai Ambos, juez y profesor de derecho penal internacional de la Universidad de Gotinga, quien considera positivo el propósito italiano, aunque duda de que pueda prosperar. Por lo pronto, a nivel de la Unión Europea, será difícil que el tema tenga un sitial prominente. "La agenda de la presidencia alemana ya está preparada y acordada desde hace tiempo", indica el magistrado, manifestando la impresión de que la iniciativa de Italia no corresponde a una estrategia, sino que "ha sido una cosa muy espontánea".

Panorama poco alentador

Tanto más difícil será, en consecuencia, que la campaña llegue a buen puerto, considerando las grandes discrepancias que existen a nivel mundial en torno a la pena de muerte. Países de gran peso, como Estados Unidos, China y Japón la aprueban, indica Ambos. Y tampoco el nuevo secretario general de la ONU se ha revelado como un categórico detractor, a juzgar por las declaraciones que formuló en su primer día de trabajo, en respuesta a preguntas de la prensa sobre la ejecución del ex dictador iraquí. A diferencia de Kofi Annan, que sistemáticamente repudiaba la pena capital, Ban Ki Moon dijo que aplicar esa condena es asunto de cada país, lo cual le ha valido una andanada de críticas de parte de quienes opinan que eso contradice la postura oficial de la ONU.

Ya en las negociaciones que dieron vida al Tribunal Penal Internacional quedó de manifiesto cuán polémico es el asunto, recuerda Ambos. Explica que, en esa oportunidad, varios países querían que la pena de muerte se incluyera en el instrumental de esa corte y sólo aceptaron que no se contemplara en los estatutos con la condición de que tampoco se la vetara, de modo que el asunto quedara a discreción de los Estados. No es un panorama muy alentador para los propósitos italianos. No obstante, no hay peor campaña que la que no se hace y todo dependerá del número y la gravitación de los países a los que Italia logre sumar a su causa. Porque, como indica el profesor de Gotinga, se puede emprender gestiones con miras a lograr una convención, "pero una convención con 10 países no le interesa a nadie".