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Opinión: ¿Cómo actuar con la AfD?

22 de septiembre de 2017

¿Es aislar al partido populista de derecha AfD la mejor solución? Una buena alternativa sería preguntarse cuál es el por qué del ascenso de ese partido nacionalista de derecha, opina Kay-Alexander Scholz.

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Salón plenario del Bundestag o Parlamento alemán.
Salón plenario del Bundestag o Parlamento alemán.Imagen: picture-alliance/dpa

Durante el último debate televisivo antes de las elecciones generales en Alemania, el 24 de septiembre, uno de los temas de los periodistas que moderaron el programa fue si en el Parlamento habría lugar suficiente para las próximas supuestas seis fracciones. El salón plenario del Bundestag es bastante pequeño. Además, debería haber lugar también para dos nuevos pasillos que separarían las fracciones unas de otras. ¿Se ubicará entonces el Partido Socialdemócrata (SPD) en la mitad? ¿Y el partido populista de derecha Alternativa para Alemania (AfD), en el extremo derecho? En algún momento incluso se deslizó la broma sobre que todos los partidos deberían estar juntos, sin pasillo en el medio, solo para poder mantener una distancia considerable del AfD.

Esa propuesta refleja muy bien lo que sucede en este momento: los partidos están alertando sobre el derrumbe de la cultura política debido a la presencia de una nueva derecha nacionalista en el Parlamento. Ya se alzan las primeras voces que exigen que a los diputados de la AfD se les debe negar su derecho a contar con escaños en las comisiones parlamentarias. Y algo de eso ya ha ocurrido: solo para evitar que un político de la AfD pudiera convertirse en presidentes honoríficos del Parlamento por su edad, se cambió la agenda del día del Parlamento. Para la AfD eso fue, naturalmente, carne para la campaña electoral, ya que así aprovecharon despotricar sobre el "cártel” de los partidos establecidos alimentando su papel de víctimas.

El voto decide

Kay-Alexander Scholz, de DW.
Kay-Alexander Scholz, de DW.Imagen: DW/S. Eichberg

Ya es tiempo de recordar que todos los partidos y diputados son representantes del electorado, que ningún partido es dueño del Parlamento, y que nadie tiene derecho a colocarse por encima de otros partidos. En el Parlamento, los partidos ingresan y salen por el voto. Nadie tiene una suscripción de por vida. Y cualquier otra cosa sería una dictadura con partidos oficialistas o, al menos, una oligarquía política.

Quien mire hacia Europa más allá de las fronteras alemanas verá cuán dinámicos se han vuelto los sistemas partidarios. Por ejemplo, en Francia y Grecia, los socialdemócratas, que fueron alguna vez un gran partido orgulloso de sus logros, hoy solo obtienen cifras por debajo del 10 por ciento. También en Alemania, la democracia respira. Cuando los demás partidos no querían reconocer el conflicto entre la ecología y la economía, en los años 80, entonces aparecieron Los Verdes. Cuando el SPD decepcionó a sus seguidores con las reformas de la Agenda 2010, se fortaleció La Izquierda. Cuando el Partido Demócrata Liberal (FDP), se deformó hasta convertirse en un partido neoliberal, voló del Bundestag.

La AfD también es el resultado del fracaso de la política

Actualmente, la estrategia de la mayoría de los partidos establecidos contra los nacionalistas de derecha de la AfD es débil, y se desarrolla según el lema "el ataque es la mejor defensa”. Pero en realidad, todos deberían preguntarse qué errores cometieron en el pasado como para que un nuevo partido como la AfD pueda llegar a convertirse en la tercera fuerza en el Parlamento. Sin embargo, estos rechazan cualquier tipo de responsabilidad al respecto y solo atinan a atacarlo. Pero los votantes de la AfD no son almas confundidas que deben regresar al camino de la virtud política. Sus votos son más bien el certificado de los errores políticos en Alemania.

Muchos de los problemas y preocupaciones de los ciudadanos fueron pasados por alto. Quien haya visto la frialdad con la que algunos representantes de la clase política hicieron caso omiso de temas candentes para la sociedad, no se sorprenderá de la reacción de algunos alemanes. Como, por ejemplo, cuando se promocionó la construcción de centrales eólicas como un toque romántico para el paisaje, mientras a muchos campesinos se les expropiaban prácticamente sus tierras. ¿Quién querría comprar una hacienda en la que un rotor eólico hace ruido permanentemente? Los políticos también silenciaron durante mucho tiempo el tema de globalización, a pesar de que en EE: UU, y ya antes de Trump, se discutía abiertamente al respecto. 

Orgullo, dignidad y aplomo se necesitan

La AfD entrará sin duda al Parlamento luego de estas elecciones, y allí debe gozar de todos los derechos de los que gozan los otros partidos. Pero también cumplir con todas las obligaciones. La AfD deberá aprender el esfuerzo que significa hacer política en democracia, y cuántas concesiones y equilibrio requiere su ejercicio. Algunos parlamentos regionales tienen experiencia con partidos nacionalistas de derecha de la vieja guardia, o, como a principios del año 2000, con los populistas en Hamburgo. Todos ellos ya han desaparecido del mapa.

Sin embargo, también podría suceder lo contrario, es decir, que la AfD pase a formar parte del establishment político, como sucedió con los "caóticos de pelo largo” de Los Verdes, o con los "comunistas” de La Izquierda. Pero si la AfD se sigue radicalizando, tendrá que intervenir la Oficina de Protección a la Constitución.

Ya es hora de aprender de los errores del pasado. Se debe poner freno a la polarización de la sociedad, el objetivo principal de los populistas. Pero las reacciones exageradas y los gestos desesperados de impotencia no son de mucha ayuda. En lugar de eso, los parlamentarios deberían, junto con los ciudadanos, preparar a esta hermosa Alemania, querida en todo el mundo y fuerte económicamente, para el futuro con orgullo, dignidad y aplomo. A pesar de todas las dificultades y desafíos que le esperan, es ya la mejor Alemania que nunca tuvimos.

Autor: Kay-Alexander Scholz (CP/ ERS)