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Opinión: Angela Merkel, la canciller domada

Michaela Küfner
13 de septiembre de 2019

La realidad del gobierno de Angela Merkel no se ajusta a lo que Alemania espera de sí misma. Su discurso sobre los presupuestos muestra que seguramente no cumpla lo que promete en política exterior, dice Michaela Küfner.

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IAA 2019 - Merkel
Imagen: picture alliance/dpa/F. Rumpenhorst

Una media hora duró el ascenso de Angela Merkel por el amplio arco de la política de alcance mundial. Como a cámara lenta, se la vio elevarse cual tigre de la política global durante quince minutos hasta que, frenada por los neumáticos en llamas de los hechos, cayó como un gatito sobre la dura realidad.

¿Qué más puede aportar esta coalición?

Porque cuando Merkel, la "líder del mundo libre", trata de señalar "cuáles son las expectativas que despertamos" en las grandes preguntas como la relación transatlántica o la responsabilidad de Alemania en pro del multilateralismo, ella misma se da cuenta de que esta coalición con el SPD en crisis permanente apenas va a poder cumplirlas. Y ya no solo por el motivo clásico del objetivo de destinar el dos por ciento del presupuesto a la OTAN, que sigue siendo una línea roja para los socialdemócratas sin importar cuánto pueda afectar esto a las relaciones con el gobierno de Donald Trump.

Deutsche Welle Michaela Kuefner, TV Portrait
Imagen: DW/B. Geilert

Cuando Merkel pide que Europa debe "dejar huella" en la resolución de conflictos en el mundo, o incluso "hacerse más visible" en Siria, el SPD contesta con sus principios. Ahí mismo, en Siria, aparte de la lucha contra el Estado Islámico, actualmente se está produciendo un gran drama de coalición. Detrás de escena, hay muchas peleas sobre si el mandato para los vuelos de reconocimiento alemanes contra el Estado Islámico, que expira a fines de octubre, se renovará. "Volverse más visibles" parece querer decir otra cosa.

Hasta el anuncio de Merkel de que Alemania quiere contribuir para garantizar que Libia no se convierta en una segunda Siria resulta osado. Durante años, Alemania había evitado enfrentarse a los intereses de Francia e Italia en Libia. Pero ahora que el gobierno interino apoyado por la ONU está completamente perdido en el caos de la guerra, Merkel de repente advierte contra otra "guerra de poder", diciendo que "nuestra tarea" es evitarla. En alemán, eso se dice que es "tapar el pozo cuando ya se ha caído el niño". Y sigue siendo difícil imaginar en qué acciones concretas podrían materializarse estas palabras con este socio de coalición.

Tecnológicamente ya no está al día

Sin embargo, la canciller no puede esconderse detrás del SPD cuando se da cuenta de que Alemania ya no es tan puntera tecnológicamente. "Tenemos que admitir eso", dice Merkel casi agachando la cabeza con los ojos puestos en China. Para destacar seguidamente que el cambio climático y la digitalización son los temas cruciales para asegurar la prosperidad futura de Alemania. Merkel abordó ambas cuestiones justo al comienzo de su cancillería, hace 14 años. Pero aún queda mucho por hacer. Lo que falta en Alemania no es, por el momento, dinero, sino sobre todo capacidad de planificación, explicó la canciller.

El dinero de los contribuyentes es abundante en la administración alemana. Que, no obstante, no se haga mucho con él, tiene otras causas. Igual que muchas de las grandes ambiciones en política exterior de Merkel, es probable que se queden en el camino durante los meses restantes de coalición gobernante. (lgc/dzc)

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