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Justo castigo para Apple e Irlanda

Bernd Riegert desde Bruselas31 de agosto de 2016

La Comisión Europea ha tomado medidas contra las políticas fiscales agresivas y los beneficios ilegales para empresas individuales. ¡Bien hecho! Eso le hace ganar puntos ante los ciudadanos, dice Bernd Riegert.

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Margrethe Vestager
Margrethe Vestager, comisaria de Competencia de la Unión Europea.Imagen: Dunand/AFP/Getty Images

¿Para qué necesitamos a la Unión Europea? La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, acaba de darnos una respuesta. Sólo ella puede tomar medidas contra las reducciones de impuestos que convierten a algunos países en cómplices de las corporaciones internacionales para eludir carga impositiva. El gigante informático estadounidense Apple no ha transgredido las leyes irlandesas, pero sí las reglas de competencia de la UE. Si no fuera por esta, mantendrían países como Irlanda, Holanda o Luxemburgo unas políticas fiscales injustas que benefician a algunas empresas.

Es bueno que la Comisión proceda duramente contra sus autores y beneficiarios, no cediendo a las presiones procedentes de Irlanda o de Estados Unidos, que protege a sus empresas. La Unión Europea demuestra así su utilidad a los ciudadanos que pagan religiosamente sus impuestos o a los pequeños y medianos empresarios, más allá de las crisis de refugiados y el drama del brexit. Porque ofrece seguridad jurídica y reglas sensatas.

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Bernd Riegert, corresponsal en Bruselas de DW.

Sin embargo, los procedimientos contra Irlanda, Luxemburgo, los Países Bajos y otros cuatro estados llegan bastante tarde. Al fin y al cabo, funcionan como refugios fiscales desde hace treinta años. Cualquier experto en fiscalidad estaba familiarizado con las simpáticas expresiones 'doble irlandés' o 'sandwich holandés'. Cuando fueron publicados hace dos años los acuerdos fiscales de Luxemburgo con más de 300 empresas empresas, la Comisión Europea espabiló. Se abrieron investigaciones preliminares en los 28 países de la UE.

Procesos concretos se han dado todavía pocos. Después de Starbucks en los Países Bajos y Amazon y Fiat en Luxemburgo, el de Apple en Irlanda es el cuarto caso de una gran empresa a la que se ha reclamado el pago de impuestos atrasados. Tanto la empresa como el Estado irlandés van a apelar contra el pago de 13.000 millones de euros que reclama la Comisión Europea. Tendrán pocas opciones ante los tribunales europeos. La soberanía fiscal de cada Estado no se ve comprometida con la decisión de la UE, como sostiene el ministro de Finanzas irlandés. Dublín no quiere esos 13.000 millones, que tan bien le hubieran venido durante la crisis financiera. Entonces el país no tuvo ningún escrúpulo en aceptar la inyección de un rescate de casi 70.000 millones de euros desde Europa. Quien rebaja artificialmente su recaudación tributaria, no debería recibir créditos baratos de emergencia.

Si Irlanda tenía establecido su propio tipo de gravamen al 12,5%, no debería reducírselo a una empresa, como a Apple, al 0,005%. Esa es la injusta ayuda estatal que denuncia la Comisión Europea.

La concienciación de los ministros de Finanzas avanza muy despacio. Tras muchos esfuerzos, quieren empezar a compartir información sobre sus modelos fiscales automáticamente entre los distintos organismos recaudadores. Pero esa información no se hará pública. No quieren verse señalados con el dedo. El secreto fiscal lo quiere así.

A largo plazo, los Estados, que están fundidos en un mercado único, deben también contar con sistemas de control uniformes para ofrecer a las empresas y los ciudadanos las mismas condiciones. Pero de los Estados miembros están todavía muy lejos de conseguirlo. Insisten en su soberanía fiscal y compiten entre sí para atraer empresas con reducciones de impuestos. A medio plazo, los ministros de Finanzas quieren, al menos, definir una base común para el impuesto de sociedades y valoran si establecer unos porcentajes mínimos. Todo esto sucede lentamente, pero sin la UE, no sucedería en absoluto. Por eso necesitamos a la Unión Europea.

Para aprender: aquí puede Usted leer la versión original de este artículo en alemán.