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Opinión: Cuando el oro ciega

Joscha Weber15 de agosto de 2016

Ya ha transcurrido más de la mitad de los Juegos Olímpicos. Es hora de hacer un balance parcial: nueve oros ha ganado la delegación alemana. Un buen resultado que distrae de problemas graves, opina Joscha Weber.

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Imagen: Getty Images/AFP/O. Andersen

Con la cara roja y todavía sin aliento, el nadador alemán Marco Koch buscaba una explicación. El problema es que no tiene ninguna. ¿Por qué siendo él un campeón mundial en 200 metros en la carrera olímpica de su disciplina preferida termina solo penúltimo? Koch encoge los hombros mientras todavía le gotea el agua con cloro por la nariz. "Ya no llegaba. Lo di todo y el resultado ya no se puede cambiar", le dice a los reporteros con un poco de despecho infantil.

Según explicó, nadie en el equipo de natación de Alemania habría pasado cuatro años de entrenamiento para venir a “rascarse la panza aquí". Tampoco se piensa eso. Sin embargo, los rendimientos no concuerdan.

El fiasco en la natación

Si en 34 competencias olímpicas de natación en Río, una nación deportiva exitosa y con excelentes condiciones de entrenamiento no se adjudica ni una sola medalla en este deporte y su mejor resultado es un sexto lugar, se trata de un fracaso deportivo. El hecho de que los resultados sean parecidos a lo logrado en Londres 2012 no los hace mejores. Por el contrario, aparentemente los cuatro años transcurridos no han sido bien utilizados.

Joscha Weber
Joscha Weber

Alemania no está siendo competitiva en la disciplina olímpica. Y no solo en natación. En esgrima, eslalom y ciclismo tampoco han logrado una sola medalla. Las razones podrán ser muy diferentes según la disciplina, según el deportista, pero el resultado sigue siendo el mismo: falta un fuerte liderazgo en muchas artes olímpicas.

Si bien es cierto que los atletas alemanes ya han ganado nueve medallas de oro en estos juegos y están actualmente en el quinto lugar en la tabla de medallas, “no nos podemos cegar", señaló incluso Dirk Schimmelpfennig, jefe de deportes de competencia de la Confederación Olímpica Alemana del Deporte (DOSB, por su siglas en alemán).

Schimmelpfennig sospecha desde ya que las 44 medallas logradas en Londres no se podrán lograr en Río y que tendrá que corregir sus objetivos hacua abajo. El hecho de que ahora más naciones ganen medallas no explica la disminución continua que viene registrando el deporte olímpico alemán.

Un retroceso

Los motivos los podemos encontrar en casa. Para la mayoría de los 80 millones de alemanes, el fútbol es el deporte rey. Incluso, muy por detrás no se distingue otro. El predominio del deporte del balompié ha aumentado en los últimos años claramente: en los medios de comunicación y tanto a nivel económico como social. De modo que los auspiciadores apuestan más en este deporte popular y se alejan del atletismo, de la natación y de otros. Algo que no llama la atención. Del mismo modo se comportan incluso los canales de televisión, de forma que dichos deportes son menos vistos por niños. Por lo tanto menos niños y jóvenes desearán ejercer dichas disciplinas. Lo que significa un retroceso.

Para poder contrarrestarlo, se requiere de un nuevo comienzo del deporte olímpico alemán. ¿Cómo se pueden recuperar a los patrocinadores? ¿Y cuán fuerte debe ser la participación del gobierno alemán en la carrera internacional de competencia? El DOSB conoce de estos problemas y promete, por está razón, reformas estructurales después de las Olimpiadas en Río. ¿Cómo debería ser este cambio? Nadie lo sabe aún. Hasta la fecha, ni siquiera se sabe cuánto dinero de financiamiento necesitará el deporte alemán en el futuro, dice el director del DOSB, Michael Vesper. Y este no es el mejor punto de partida para las negociaciones con los proveedores de fondos. Por lo tanto, uno no se debe dejar cegar por las medallas de oro hasta ahora logradas. Los deportes olímpicos en Alemania no están pasando por un buen momento.

Usted puede leer la versión original de este comentario en alemán, aquí.