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El diálogo se impone, no solo con aliados

Matthias von Hein28 de octubre de 2015

Estados Unidos ha revisado a fondo su política en torno a la crisis siria. Irán, un aliado de Assad, será incluido ahora en las conversaciones, un paso que debió darse hace mucho, opina Matthias von Hein.

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Los ministros de Exteriores de Turquía, EE. UU., Arabia Saudí y Rusia, durante su último encuentro en Viena.
Los ministros de Exteriores de Turquía, EE. UU., Arabia Saudí y Rusia, durante su último encuentro en Viena.Imagen: picture-alliance/dpa/E. Pesov

Tras casi cuatro años de muerte y destrucción en Siria, por fin algo se mueve en los largamente estancados frentes. En un giro dramático, Washington ha renunciado a las principales posturas que defendió hasta ahora en la crisis siria. El primer cambio drástico: el secretario de Defensa, Ashton Carter, ha anunciado que se emplearán tropas terrestres en la lucha contra Estado Islámico (EI) – sobre todo en Irak, quizás también en Siria. Pero más importante aún resulta la disposición de Estados Unidos a sumar a la mesa de negociaciones a uno de los actores centrales en el drama sirio: Irán.

Esta misma semana volverán a celebrarse conversaciones sobre el futuro de Siria en Viena. Esta vez, el ministro iraní de Exteriores se unirá a sus homólogos estadounidense, ruso, saudí y turco. Sobre todo Estados Unidos y Arabia Saudí se habían opuesto hasta ahora. Incluso, en 2014, Estados Unidos insistió en que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon desconvidara a Irán de las conversaciones sobre Siria en Ginebra. Ahora, la influencia creciente de los islamistas de la Edad de Piedra del EI, la reforzada presencia militar rusa y, sobre todo, el fracaso absoluto de las tropas rebeldes entrenadas y armadas por Estados Unidos han forzado el cambio de postura: ¡No se puede hablar solo con aliados, si se trata de solucionar una crisis compleja!

No hay solución sin Moscú y Teherán

Aún cuando Moscú y Teherán sigan considerando a Bashar al Assad como el legítimo presidente de Siria, no existe solución posible al conflicto que no pase por contar con estos importantes aliados del régimen sirio. A uno puede gustarle o no, pero es la realidad. Y significa también que tendrá que haber, al menos, un período de transición con Assad. Con todo lo insoportable que eso pueda resultarle a muchos, tras casi 300.000 muertes en la guerra siria.

Las alternativas no son más atractivas: la oposición moderada siria, tan recurrida por Occidente, es más fantasía que realidad. La oposición siria está dividida en cientos de grupos armados, que se diferencian básicamente en el grado de su extremismo religioso, con EI y el frente Al-Nusra (una rama de Al Qaeda) en el extremo del espectro. Por el contrario, al menos un elemento habla en favor del apoyo del que aún goza Assad entre una parte de la población siria: entre tres y cuatro millones de desplazados internos buscan refugio a la sombra de Assad, en la región de Damasco.

Matthias von Hein, redactor de DW.
Matthias von Hein, redactor de DW.

Tres años perdidos

La positiva nueva dinámica en torno a la búsqueda de solución al conflicto sirio deja en el aire, sin embargo, una amarga certeza: a este punto se podría haber llegado hace tres años. Así lo aseguró, por lo menos, el expresidente finlandés Martti Ahtisaari. Según declaró este premio Nobel de la Paz y exnegociador para Siria, a mediados de septiembre al diario británico The Guardian, Rusia habría ofrecido ya en 2012 una “retirada digna” de Assad, como parte de una plan de paz para Siria. Pero Estados Unidos, Inglaterra y Francia estaban entonces tan convencidos de que Assad estaba a punto de caer, que ignoraron la propuesta rusa. El propio Ahtisaari habla de una oportunidad perdida. Ahora, queda esperar que las cinco partes involucradas en Viena no vuelvan a desperdiciar otra oportunidad de avanzar hacia el fin del derramamiento de sangre.

En cuanto al empleo de tropas terrestres estadounidenses en Siria: eso solo debería ocurrir, si acaso, luego de conversaciones con Irán y Rusia. De otro modo, sería demasiado grande el peligro de que militares rusos y estadounidenses lleguen a enfrentarse y el conflicto vuelva a escalar.