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En contra de sus instintos, Trump hace lo correcto con Rusia

Michael Knigge
27 de marzo de 2018

Al expulsar a los diplomáticos rusos y hacer que el Kremlin cierre su consulado en Seattle, Donald Trump tomó la decisión correcta y actuó extrañamente en línea con los aliados europeos de Washington.

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USA Washington Donald Trump
Imagen: Getty Images/AFP/M. Ngan

El lunes (26.03.2018), el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo algo extraordinario: ordenó la expulsión de docenas de diplomáticos rusos, lo que obligó a Moscú a cerrar su consulado en Seattle. La decisión se produjo en respuesta al presunto envenenamiento por parte del Kremlin de un exespía ruso y su hija en el Reino Unido.

¿Qué tiene esto de asombroso? En primer lugar, actuó al unísono con los aliados europeos tradicionales de Estados Unidos como Alemania, Francia, Polonia y muchos otros, que también anunciaron expulsiones de diplomáticos rusos el lunes para mostrar su solidaridad con el Reino Unido. Y en segundo lugar, al castigar a Rusia, Trump adoptó una postura firme contra el Kremlin y el presidente ruso, Vladimir Putin.

Actuar conjuntamente con Europa es algo inusual para un presidente que no solo ha mostrado poco interés en mantener la alianza transatlántica, sino que ha atacado continua y abiertamente a los aliados europeos tradicionales de Washington, así como hizo recientemente cuando amenazó con imponerles aranceles.

Comportamiento inusual

Castigar a Rusia también es muy inusual para un presidente involucrado en una investigación sobre los presuntos vínculos de su campaña con Moscú. También es inusual porque Trump recientemente –en contra de los consejos explícitos de su asesor de seguridad nacional, ahora expulsado– llamó personalmente a Putin para felicitarlo por su victoria electoral.

En resumidas cuentas, lo que hace que la decisión del lunes sea tan interesante es que va claramente en contra de los instintos y el comportamiento establecido de Trump; ser amigable con el Kremlin y con Putin personalmente, a quien Trump ha calificado reiteradamente como un gran líder, ha sido una característica distintiva de su campaña y su presidencia.

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Michael Knigge, corresponsal de DW en Washington

Como candidato propuso repetidamente mejorar las relaciones con Rusia. Como presidente se resistió a los esfuerzos del Congreso para aplicar sanciones serias contra Rusia, denunciando como "noticias falsas" la conclusión de sus propios servicios de inteligencia que Moscú intervino durante las elecciones estadounidenses. Asimismo, despidió a altos funcionarios, entre ellos el exjefe del FBI James Comey, que estaba a cargo de la intromisión electoral, y constantemente socava y ataca al fiscal especial Robert Mueller y su investigación. Entonces, ¿a qué se debe el cambio de actitud de Trump?

Algunos pueden argumentar que el nefasto envenenamiento del exespía ruso pudo haber llevado a Trump a finalmente ver la luz y reevaluar su postura complaciente hacia Rusia. Desafortunadamente, hay pocos indicios de que este sea el caso. Solo la semana pasada, Trump pasó por encima de sus asesores para felicitar a Putin por ganar lo que ampliamente fue visto como una elección ni justa ni libre.

Trump no cambia de parecer

Además, el comunicado de prensa oficial de la Casa Blanca sobre las expulsiones está redactado con mucho cuidado. No solo la frase final reafirma el deseo de Trump de "cooperar para construir una mejor relación con Rusia", sino que en el documento el nombre de Trump es mencionado solo una vez.

Asimismo, no se proporciona ninguna cita del propio Trump, y tampoco se menciona a Putin. Para un presidente que generalmente aprovecha y disfruta cada oportunidad para contarle al mundo de sus logros, su reticencia a hacerlo esta vez resulta reveladora.

Posición alemana sobre expulsión de diplomáticos rusos

Por lo tanto, no es razonable suponer que Trump repentinamente haya tenido un cambio de opinión sobre su visión de Rusia y de la alianza transatlántica. Es mucho más probable que algo más haya forzado la mano del presidente: la deliberada y continua presión nacional e internacional sobre Trump para que coopere y juegue en equipo.

Legisladores en el Congreso, aliados europeos de Washington y la OTAN, así como funcionarios de la Administración, estaban todos en la misma línea y defendían la idea de que Estados Unidos simplemente no podía permitirse quedarse de brazos cruzados. En cambio, insistieron en que el problema requería una muestra de solidaridad con el Reino Unido y sus socios europeos.

Y tenían razón. Hubiera sido impensable que Estados Unidos no actuara al unísono con Europa para castigar a Rusia por este acto agresivo en suelo británico. Sin embargo, si hay algo que hemos aprendido hasta ahora durante el mandato de Trump, es que este presidente ha demostrado repetidamente que es muy capaz de hacer cosas que antes se consideraban impensables. Y esa es una razón más para estar contento de que no lo haya hecho esta vez.

Autor: Michel Knigge (few/vt)

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