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Opinión: evidencia y obstinación

Marcel Fürstenau12 de junio de 2016

El juicio por la serie de asesinatos cometidos por la célula Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU) avanza lento. Pero no hay falta de voluntad para resolver el caso, dice Marcel Fürstenau.

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A la derecha, el Fiscal Superior Jochen Weingarten
A la derecha, el Fiscal Superior Jochen WeingartenImagen: picture-alliance/dpa/P. Kneffel

El fiscal superior Jochen Weingarten se dirige tres veces a la semana a la sala de conferencias A 101 de la Audiencia Territorial de Baviera, con sede en Múnich. Ahí se lleva a cabo desde mayo de 2013 el juicio contra la célula terrorista “Clandestinidad nacionalsocialista” (NSU). Weingarten representa a la parte acusadora y está convencido de la culpabilidad de Beate Zschäpe: a la acusada principal se le atribuyen “diez casos de homicidio con alevosía y por motivo fútil”.

Los muchos querellantes –familiares de las víctimas y sobrevivientes de ataques con bombas- comparten la opinión de Weingarten. Pero a pesar de ello, le reprochan a él y a la Fiscalía Federal obstaculizar el proceso. El señalamiento no se refiere a la inminente sentencia contra Zschäpe, ni a la de los otros cuatro acusados. Se refiere al entorno amplio de la presunta terrorista de derechas y de sus correligionarios Uwe Böhnhardt y Uwe Mundlos, ambos ya muertos.

Un entorno amplio

Por “entorno” se entiende en este caso a extremistas de derecha que presuntamente ayudaron al trío de la NSU a vivir en la clandestinidad desde 1998 y hasta su disolución, 13 años más tarde. El papel de estas personas es visto de manera diametralmente opuesta a la de Weingarten por la mayoría de los querellantes y por muchos otros observadores profesionales. Cuán grande es esta diferencia, quedó en claro recientemente. El Fiscal Superior debió declarar él mismo como testigo en la segunda Comisión del Bundestag para Investigar los Crímenes del NSU, en relación con Ralf Marschner, neonazi y antiguo informante encubierto de las autoridades de protección a la Constitución.

Éste, en calidad de dueño de una firma constructora en Zwickau, le dio empleo a principios del milenio a Mundlos, el presunto asesino de la célula neonazi. Algunos informes de prensa en este sentido causaron revuelo hace unas semanas. Por eso es comprensible que los querellantes exijan la comparecencia de Marschner como testigo en el juicio contra el NSU. Pero la Sala Penal a cargo del juez Manfred Götzl negó la petición, lo cual refuerza la posición de Weingarten en el sentido de que no aparecerá evidencia nueva en la investigación. Tal posición puede ser criticada con argumentos plausibles, cosa que los querellantes han hecho. Se refieren, por ejemplo, al doble papel de Marschner como convencido y conocido neonazi, y al mismo tiempo, como informante del Estado.

Apoyo en la evidencia

Pero también la fundamentación de Weingarten tiene sus puntos plausibles y justificables. Para él, Marschner es una de muchas figuras ambivalentes en el entorno del NSU. Del mismo modo, parece legítimo el que él atribuya menos importancia que los demás querellantes a los informes de prensa sobre el empleo de Mundlos en la empresa de Marschner. Weingarten señala de modo convincente que el riesgo de ser descubierto en esa circunstancia era enorme para un informante encubierto. Uno podría suponer que Marschner gozaba de protección del Estado, pero esto son solo especulaciones. Y las suposiciones no son prueba de nada.

Es verdad que hay muchos aspectos truculentos en el entorno general del NSU. Pero mientras instancias estatales mantengan las restricciones al acceso de los expedientes, alegando la necesidad de proteger a las fuentes, hay mucho lugar a la especulación. Del mismo modo, no puede reprocharse falta de voluntad al investigar el entorno de los presuntos criminales. Innumerables testigos han declarado en cerca de 300 audiencias. El resultado ha sido modesto, porque es poco o nada lo que los declarantes pueden o quieren recordar acerca de lo sucedido. En este entorno, la disputa acerca de si llamar o no a declarar a más testigos parece tratarse menos de encontrar evidencia, y más mantener una obstinada posición. Son los efectos secundarios e inevitables de un proceso penal de esta dimensión.

Para aprender alemán: aquí puede usted leer la versión original de este artículo