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Opinión: Facebook y los 15 minutos de fama

Konstantin Klein
26 de abril de 2017

En abril conmocionó a los usuarios de Facebook un video que mostraba en vivo el asesinato de una niña en Tailandia, y otro de un asesinato en EE. UU. Se espantaron, pero cliquearon y miraron, apunta Konstatin Klein.

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Symbolbild - Facebook Live
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Stein

El asesinato es un crimen capital. No hay duda. ¿Se vuelve peor por ser difundido en Facebook? Difícilmente, aunque la conmoción pública haga presumir otra cosa. Pero el hecho de que esos contenidos encuentren un público en la red y sirvan así de miserable ejemplo a miserables imitadores, dice algo –nada bueno– sobre nuestra sociedad.

Facebook retiró los videos después de que decenas de miles los habían visto. Y el jefe de la empresa, Mark Zuckerberg, reconoció: "Tenemos mucho trabajo por hacer”.

La teoría de la radio de Bertolt Brecht

En las postrimerías de la República de Weimar, el dramaturgo Bertolt Brecht, fascinado por el nuevo medio que era la radio, formuló una teoría en varios escritos. Abogaba porque, a diferencia de los periódicos, la radio convirtiera el intercambio de ideas en una vía de dos direcciones. Brecht escribió: "La radio sería el más maravilloso aparato de comunicación imaginable en la vida pública, un fabuloso sistema de canal, si no se limitara a emitir y también recibiera, es decir, si no solo hiciera escuchar al auditor, sino también lo hiciera hablar”.

En ese entonces no estaban los tiempos como para que quienes detentaban el poder en Alemania y otros sitios tuvieran el más mínimo interés en "hacer hablar a los auditores”. Pero casi 80 años más tarde, empresas como Facebook pusieron manos a la obra para hacer realidad la idea de Brecht del "más maravilloso aparato de comunicación imaginable en la vida pública”, a través de un "fabuloso sistema de canal”: internet. Y así dieron razón a Andy Warhol y a Marshall McLuhan, que profetizaron que en el fututo cada cual tendría la posibilidad de disfrutar de al menos 15 minutos de fama.

Instigación y repugnancia en la nueva era

Konstantin Klein
Konstantin KleinImagen: DW

Ya en años pasados había foros y blogs en los que, con unos pocos clics, cualquiera podía divulgar contenidos para un potencial público mundial. Los ciudadanos de la red de los primeros años, que la llamaban "web 2.0”, veían despuntar una nueva era democrática.

Desde entonces, sin embargo, en el camino hacia la democracia de la red, el nuevo medio tomó una inesperada bifurcación hacia el populismo, la instigación y lo repugnante.

Ya antes de internet había textos instigadores, al igual que videos en los que se podía ver hechos de violencia, reales o escenificados. La red solo facilitó la difusión de tales contenidos; y en los últimos años estos han llegado inexorablemente allí donde encuentran la mayor cantidad de espectadores y lectores: las páginas de Facebook y demases.

¿Indignarse ante lo inevitable?

No sirve de nada sorprenderse por hasta dónde han llegado las cosas. Tampoco sirve indignarse por asesinos que consiguen sus 15 minutos de fama a través de una transmisión en vivo de sus crímenes. Finalmente, no sirve indignarse por empresas que ganan dinero con la publicidad, también gracias a la popularidad de tan execrables hechos. En su entusiasmo por el nuevo medio de comunicación, la gente de Facebook y compañía creó plataformas apenas controlables estructural, cualitativa y cuantitativamente; algo que los antiguos visionarios no habrían podido o querido prever.

Lo único que sirve es utilizar en casos específicos las informaciones conocidas por esta vía, para combatir de manera efectiva el crimen; y, en términos generales, emplear la experiencia para manejar el ulterior desarrollo de la sociedad de la información de un modo mejor y más consciente. Prohibiciones, controles y bloqueos son solo un camino, y no el mejor. También los asesinatos están prohibidos desde hace mucho y, sin embargo, se cometen.

Autor: Konstantin Klein (ERS/DZC)