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Opinión: La cautela no es debilidad

Sabine Kinkartz 18 de noviembre de 2015

Una señal de solidaridad y libertad se quería transmitir en Hannover. Resulta amargo que se haya tenido que cancelar el partido de Alemania con Holanda. Pero también hay aspectos positivos, opina Sabine Kinkartz.

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Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Sohn

¿Han ganado los terroristas? ¿Han podido sembrar tanto temor y desconfianza que ya nos tienen en su poder? ¿Es una humillación haber tenido que cancelar en el último momento un evento de tanta carga simbólica como el que estaba planeado en Hannover? ¿O que todos los que se proponían entrar al estadio con la cabeza en alto, incluyendo a la canciller alemana y sus ministros, tuvieran que dar media vuelta y ponerse a salvo?

La sensación que ahora se propaga es amarga y corroe. No pocos hinchas se preguntan si la cancelación del partido era realmente necesaria. El ministro alemán del Interior, Thomas de Maiziere, afirmó anoche que sí, pero quedó debiendo una razón concreta. En cambio, pidió a la opinión pública que confiara en él. Dijo que no quería propagar inseguridad, ni tampoco poner en peligro las investigaciones. Eso es lo que podría ocurrir si se entregan detalles prematuramente.

Declaraciones convincentes

Se dice que hubo buenas razones para cancelar el partido. Los indicios se volvieron tan fuertes por la tarde, que se hizo imprescindible suspenderlo. A mí, lo que dijo De Maiziere me sonó convincente. No obstante, algunos refunfuñarán y dirán: seguro que los ministros y los organismos de seguridad creyeron un rumor o una falsa alarma difundida de forma intencionada, o bien simplemente se equivocaron. Así ocurrió en la localidad de Alsdorf donde, tras un dato proveniente de la población, fueron detenidos siete sospechosos y todo el día imperó la sensación de que se había producido un éxito importante en las pesquisas. Diez horas más tarde no quedaba nada de eso y todos los detenidos fueron dejados en libertad.

Sabine Kinkartz.
Sabine Kinkartz.Imagen: DW/S. Eichberg

Sí, todos somos generales después de la batalla. Pero, en la duda, debe primar la cautela. Así como ocurrió anoche cuando, de seguro tras exhaustivas evaluaciones, se canceló el partido amistoso de Alemania con Holanda. Seguramente eso no le resultó fácil a Thomas de Maizere. Pero él tenía la responsabilidad y debía garantizar la seguridad de muchos miles de personas. Y eso es más importante que un símbolo. ¿Qué habría pasado si realmente hubiera estallado una bomba?

Ser cauteloso no es rendirse

Y algo bueno tuvo el asunto al fin y al cabo: en Hannover se demostró que la policía tiene realmente la situación bajo control. La gente fue enviada de regreso a casa con serenidad, sin caos ni pánico. Todo funcionó como debe y saberlo da una buena sensación. Porque este no será el último operativo policial en la lucha contra el terrorismo. Tendremos que vivir por mucho tiempo con ese peligro y aprender a lidiar con él, con cautela y prudencia. Pero también eso puede ser una señal de fortaleza y no significa tener que esconder la cabeza.