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Opinión: Lo que va a quedar de Opel

Henrik Böhme
6 de marzo de 2017

Para Opel comienzan nuevos tiempos. Luego de ser comprada por PSA, muchos ven en la nueva empresa un nuevo campeón europeo. Pero el camino hasta esa meta puede ser muy doloroso.

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Imagen: Reuters/C. Hartmann

Para Opel comienzan nuevos tiempos. Luego de ser comprada por PSA, muchos ven en la nueva empresa un nuevo campeón europeo. Pero el camino hasta esa meta puede ser muy doloroso.

Naturalmente, todos los actores intentan "vender” la fusión con optimismo. Mary Barra, presidenta de General Motors (GM), por ejemplo, dice que Opel se halla ahora en una "posición más fuerte”. En realidad, probablemente se alegre de haber vendido una filial que solo le daba dolores de cabeza: 15.000 millones de dólares de pérdidas en los últimos 16 años. Además, GM ya había coqueteado varias veces en los últimos años con la posibilidad de vender Opel. Este fin de semana se informó incluso de negociaciones secretas con Volkswagen en 2012. Después de 88 años (GM compró Opel en 1929), los estadounidenses parecen haber cerrado ahora este capítulo.

Nuevo capítulo

Para Opel, por el contrario, comienza un nuevo capítulo. Ahora se habla de un "verdadero campeón europeo de la industria del automóvil”: una afirmación que se oye tanto de boca de Carlos Tavares, presidente de la PSA, la nueva casa matriz de Opel, como de Karl-Thomas Neumann, CEO de Opel. Este último se enteró de las negociaciones entre norteamericanos y franceses prácticamente solo por la prensa. Lo no que no es precisamente muy elegante.

El optimismo está basado en una simple aritmética: PSA, con sus marcas Peugeot, Citröen y DS, vendió el año pasado algo más de tres millones de coches. Opel y la marca hermana Vauxhall, 1,2 millones. La suma da 4,3 millones, lo que supone una cuota de mercado en Europa del 17 por ciento. Y el segundo lugar en el continente, después de Volkswagen. Pero allí está precisamente el gran problema de la fusión: PSA es un fabricante de coches europeo, que vende sus autos prácticamente solo en Europa. A nivel internacional, su papel es mucho menor que el de sus competidores Volkswagen, Toyota y Hyundai.

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Preocupación por los puestos de trabajo

Naturalmente, el personal de Opel y Vauxhall teme por sus puestos de trabajo. PSA se comprometió a mantener las actuales plantas, pero por corto tiempo. El nuevo grupo tiene ahora 20 plantas en Europa. Ese número de lugares de fabricación es redituable solo si las plantas son altamente eficientes. En eficiencia es Carlos Tavares, portugués, de 58 años, un especialista: ya saneó, por ejemplo, a PSA, que en 2011 se hallaba en una profunda crisis, eliminando 30.000 puestos de trabajo. Para Opel se teme que pueden ser eliminados 8.000 empleos. La empresa tiene en toda Europa 38.000 operarios; de ello, 19.000 en Alemania. 8.000 son muchos, proporcionalmente.

¿Campeón eléctrico europeo?

Con las medidas de ahorro, Tavares aspira a ahorrar 1.700 millones de euros por año. También dijo que no quiere "entrometerse” en Opel, que deberá sanearse básicamente a sí misma. Agregó que confía en los seres humanos "y su capacidad para superarse”.

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Henrik Böhme

El personal de Opel ha reaccionado hasta ahora con calma. Que los estadounidenses hayan abandonado el barco, no les pesa. Peor que hasta ahora no va a ser, piensan muchos. Pero, ¿va a ser mejor? Quizás, el nuevo grupo se pueda transformar en campeón europeo en coches eléctricos. Así, el gran plan podría transformarse efectivamente en realidad.