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Opinión: Lucha por el estado de derecho en Rumania

Robert Schwartz
27 de noviembre de 2017

Alrededor de 50.000 rumanos protestaron el domingo en todo el país contra el plan de reforma del poder judicial. Solo una sociedad civil fuerte puede salvar la independencia de la justicia, opina Robert Schwartz.

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Bukarest Protest gegen Justizreform in Rumänien
Imagen: DW/Cristian Ștefănescu

"La polenta no explota". Esta antigua cábala sobre la supuesta tolerancia de los rumanos debe ser revisada una vez más. Porque la gente ya no se calla. Decenas de miles de rumanos volvieron a las calles para defender el estado de derecho ante las amenazas del gobierno. Los eventos hacen recordar las protestas masivas que condujeron al derrocamiento del dictador comunista Ceausescu en diciembre de 1989. Hoy, 28 años después, tras una década de la adhesión del país a la UE, la sociedad civil se resiste a los intentos de los socialdemócratas (PSD) post-comunistas gobernantes de controlar el Poder Judicial y diluir la muy exitosa lucha contra la corrupción.

Las protestas siguen siendo pacificas, pero los lideres del partido PSD ya anuncian represalias. Planean organizar una manifestación de sus seguidores para que se escuche su mensaje, que debe ser audible "no solo en Bruselas, sino hasta Marte". También Ceausescu perdió al final el sentido de la realidad. Él también convocó a una manifestación en diciembre del 1989 pensando que el pueblo lo apoyaría en eterna gratitud. Al final tuvo que huir de la multitud en helicóptero desde el techo de la sede de su partido. 

El PSD es un desastre

¿Hasta qué punto un partido que se autodenomina socialdemócrata puede hundirse bajo el dominio de los grupos de interés corruptos? Grupos que, desde que asumieron el gobierno hace un año, no conocen otro propósito que el de controlar la justicia para poder salvarse a sí mismos.

Robert Schwartz, jefe de la redacción rumana
Robert Schwartz, jefe de la redacción rumana

El PSD es un partido profundamente dividido. Su líder Liviu Dragnea sigue controlando el partido, pero muchos antiguos seguidores ya se alejan e intentan salvar el partido de su declive total. Si es necesario derrocarían al su jefe. No sería la primera vez en la historia de este partido.

La sociedad civil como última salvación

Pero la sociedad civil ya no se deja impresionar con estos juegos. Se dio cuenta de que su victoria parcial a comienzos del año fue efímera. El decreto de emergencia, con el que el gobierno liderado por el PSD quería acabar con la independencia de la justicia, tuvo que ser retirado en febrero por las protestas en las calles. Pero Dragnea inmediatamente cambió de estrategia y trata de aprobar la ley mediante el Parlamento. Con la gran mayoría de mandatos de los que dispone el PSD, eso no debería ser un gran problema.

La esperanza de los defensores del Estado de derecho recae en el presidente liberal, Klaus Iohannis. Ya se había unido a los manifestantes en febrero y varias veces anunció que usaría todos los medios constitucionales a su disposición para detener el proyecto. En su consecuencia esto significaría un referéndum; es decir, una decisión por parte de la ciudadanía. ¿Tendrá Iohannis el coraje para esto?

El pasado domingo, los manifestantes recibieron apoyo lleno de celebridad en Rumania. El gran señor de los intelectuales rumanos, Mihai Sora, filosofo, ensayista y político liberal también salió a la calle, y eso a pesar de su alta edad. Sora cumplió 101 años a principios de noviembre. "Sin una justicia independiente, nuestro país sería gobernado por ladrones y malvados", dijo Sora. La mayoría de loa rumanos comparte esta opinión y esta dispuesta a seguir con las protestas.

Autor: Robert Schwartz (GG/EL)

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