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Obama y Merkel: abrazo intencionado

Richard Fuchs25 de abril de 2016

Barack Obama se muestra cercano con Angela Merkel. En Hannover reina la armonía, una muestra de simpatía pero también un acto calculado del presidente, opina Richard Fuchs.

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Imagen: picture-alliance/Zuma Press/Xinhua/Luo Huanhuan

Aunque Barack Obama haya prometido a Angela Merkel enseñarle a jugar al golf, en realidad el presidente saliente estadounidense espera que no lo tome al pie de la letra durante muchos años. El motivo es tan simple como lógico: varios meses antes de cesar de su cargo, Obama ve su legado en peligro: El orden mundial, que se firmó tras la Segunda Guerra Mundial entre Estados Unidos y Europa, parecer ser más frágil que nunca al final de sus dos mandatos.

Obama organiza el cambio de guardia entre los poderosos

El hombre más poderoso del mundo parece con todo estos asuntos un tanto vulnerable, sí, aparentemente impotente. El presidente número 44 de los Estados Unidos lo tiene muy claro y empezó por ello en Alemania la ofensiva de gestionar su herencia administrativa. En Hannover demostró con palabras, imágenes y gestos que el papel de Angela Merkel sería comprometerse, en su lugar, con el libre comercio transatlántico y la cooperación en vez de usar la confrontación y la rigidez democrática. Abrazos por aquí, alabanzas por allá: Obama está orgulloso de poder llamar amiga a Angela Merkel. La admira por su “mano firme”, “lealtad a sus principios” y sus “deseos férreos hacia la unidad de Europa”. Merkel lucha por los valores universales, incluso en las situaciones difíciles. Y en la crisis de los refugiados, Merkel está en el lado correcto de la historia, según el presidente estadounidense. Obama no cesaba de elogiarla.

Es en principio una expresión de verdadera estimación personal hacia una relación humana con Angela Merkel que no siempre fue fácil. Los Servicios Secretos de Obama pincharon el celular de la canciller, lo que le costó a Obama la confianza de Merkel, más de lo que él se había percatado. Sin embargo, el pragmatismo los volvió a unir así como la idea de que un mundo “en desorden” necesita urgentemente líderes pragmáticos y racionales. De esta manera han aprendido a apreciarse y a confiar.

Richard Fuchs, corresponsal de DW.
Richard Fuchs, corresponsal de DW.

Sin embargo, la cercanía hacia Merkel tiene también algo de premeditación. Cuando el presidente estadounidense ceda en enero el cargo a su sucesor, este necesitará de personas que sigan promoviendo sus visiones sobre política mundial. En su propio país, muchos dudan de que un posible ganador de la elecciones, Trump, pueda acreditar fiabilidad. La perspectiva de que la fuerza centrífuga de los conflictos internos europeos, debidos a la crisis de los refugiados, pudiese también hacer desaparecer a la referente de estabilidad (Angela Merkel) del mapa político, sería una auténtica pesadilla geopolítica para Obama. Solo así se puede entenderse que Obama haga valer su restante peso político para llevar el tema a buen puerto. Para ello incluso asume la confrontación con los numerosos detractores de Merkel por la política de refugiados.

Si finaliza la Europa unida, termina el mundo libre

Los proyectos en conjunto deben ayudar a crear más espacio para temas nuevos, es decir, discusiones que vayan más allá del debate sobre los refugiados y que unan otra vez al continente. Para Obama el Tratado de Comercio e Inversiones (TTIP) es justo un lazo de unión, con el que pretende impulsar el debate transatlántico y quiere que Merkel se posicione como la organizadora de dicho nuevo orden transatlántico económico: Merkel como garante de la unidad europea adopta otro papel que le otorga el presidente estadounidense.

Obama intuye que en Europa se ha originado un vacío político, una erosión en la fe de un proyecto común de la Europa unida. Y Obama cree que esta unidad no es solo necesaria para Europa, sino para el resto del mundo libre. Su preocupación por instituciones, como la Unión Europea, las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el FMI está fundada. Sin una alianza transatlántica potente, dichas instituciones de la posguerra no sobrevivirán por mucho tiempo en la política mundial del siglo XXI. Para Obama, Angela Merkel es indispensable, porque para ella ese orden mundial liberal es importante. Esto también forma parte del abrazo con premeditación del presidente Obama a Merkel y, por lo que, el apoyo a Merkel es un componente importante de la herencia política de Obama.


Para aprender alemán: lea aquí la versión original del artículo