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Se alza el puente levadizo

Bernd Riegert20 de marzo de 2016

Pronto, los refugiados sirios no podrán llegar a la UE. Un inhumano éxito de la UE, opina Bernd Riegert.

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Desde esta medianoche, los refugiados que lleguen a Grecia serán devueltos a Turquía tras un suficientemente dudoso proceso acelerado.
Desde esta medianoche, los refugiados que lleguen a Grecia serán devueltos a Turquía.Imagen: Getty Images/A. Koerner

La Fortaleza Europa está en pie. Desde esta medianoche, los refugiados que lleguen a Grecia serán devueltos a Turquía tras un proceso dudoso y acelerado. Turquía se convierte en un tercer Estado seguro de la noche a la mañana, algo impensable hasta ahora. Con la táctica de intimidación y encierro, la Unión Europea (UE) viola flagrantemente el espíritu y la letra de la Convención de la ONU sobre el Estatuto de los Refugiados y los tan recurridos valores europeos.

Si el plan resulta, la cifra de refugiados y migrantes que llegan a través del Egeo se reducirá a cero. Y como hace años que la frontera terrestre entre la UE y Turquía permanece cerrada a refugiados y migrantes, será de hecho imposible alcanzar la UE por esa ruta. El derecho a asilo sigue vigente sobre el papel. Pero ya no existe la posibilidad de acogerse a él.

Los partidarios de la mentalidad de fortaleza encerrada en sí misma se impusieron sin piedad en los últimos meses. Angela Merkel, la canciller alemana, los siguió en un giro radical del curso de su política de refugiados. La UE solo ha logrado ponerse de acuerdo para rechazar a los refugiados, no para acogerlos y distribuirlos. Esta es la verdadera “solución europea” conseguida por Merkel. Y como la UE fue incapaz de solucionar la crisis por sí misma, tuvo que llegar a un dudoso acuerdo con Turquía, en el que de lo menos que se trata es de la suerte de los refugiados y migrantes. La canciller alemana y sus colegas europeos deberían parar de disfrazar de humanitario su frío cálculo político. Eso es pura hipocresía.

Queda una última y aún más peligrosa ruta

Bernd Riegert, DW Bruselas
Bernd Riegert, DW Bruselas

Para los refugiados y solicitantes de asilo nunca hubo una ruta legal para ingresar en la UE. El último camino “irregular” que queda es la peligrosa ruta a través del Norte de África hasta Italia. Esta ruta había perdido importancia en el último año. Pese a todos los esfuerzos por impedir la huída, con tropas marinas de la UE frente a las costas de Libia, solo en los primeros meses de este año llegaron a Italia, por esta vía, unas 10.000 personas.

A los estrategas de la UE les encantaría declarar también a Libia como tercer Estado seguro, para establecer un modelo de deportaciones similar al que han pactado con Turquía. Pero, por el momento, Libia no es ni siquiera un Estado con un Gobierno, con el que se pueda negociar. Era mejor cuando el dictador Gadafi aún gobernaba Libia, opinan muchos de estos señores de la UE. Gadafi recluía a los refugiados a cambio de dinero de la UE e impedía el viaje a través del Mediterráneo.

Ese es el pérfido modelo de éxito que España practica desde hace años con Marruecos, el Sáhara Occidental y Senegal. Refugiados y migrantes del norte de África son interceptados por patrullas fronterizas conjuntas y directamente devueltos a las costas norafricanas. Solo unos cientos logran actualmente llegar a España por esta vía cada año. Para prevenir situaciones de este tipo, Bulgaria habla ya de devolver a los refugiados que pudieran llegar desde Turquía directamente por el Mar Negro.

La UE lo pone fácil

Desde medianoche, la frontera exterior de la UE por el sureste está asegurada. El flujo de refugiados se reducirá drásticamente. La acogida directa de refugiados procedentes de Turquía tendrá un tope de 72.000 personas. Con ello, quedan cubiertas las exigencias del bloque de línea dura dentro de la UE, de la Unión Cristianodemocráta bávara (el partido regional aliado de la Unión Cristianodemócrata de la canciller alemana) y de los estados fronterizos dentro de la llamada Ruta de los Balcanes. La UE no tiene que volver a preocuparse por la distribución de los refugiados. El problema ha sido traspasado a Turquía y el resto de los Estados que tienen frontera con Siria. Un éxito político, aunque, din duda, moralmente cuestionable. Ahora, a Angela Merkel le tocaría ser sincera y no permitir ni un selfie suyo más con migrantes, sino solo fotos de la ciudadana Angela, mientras ayuda a subir el puente levadizo de acceso a Europa.

Cómo le irá, en efecto, a los refugiados y migrantes devueltos a Turquía, es algo que en la UE probablemente nadie quiere saber con demasiada exactitud. Las promesas de Turquía son vagas. Y no se podrá saber a ciencia cierta, puesto que la libertad de prensa es limitada en Turquía. Los medios críticos son acallados. Los corresponsales alemanes han tenido ya que dejar ese país aspirante a integrar la UE. Así que es improbable que llegue a saberse mucho sobre las consecuencias de este acuerdo entre Turquía y la UE.

Para aprender: aquí puede Usted leer la versión original de este artículo en alemán.